𝐀𝐫𝐦𝐢𝐧 𝐀𝐫𝐥𝐞𝐫𝐭

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꧁Susurros en las murallas꧂

En las sombras del atardecer, Armin Arlert, el estratega reflexivo de la Legión de Reconocimiento, se encontraba solo en la cima de una muralla, observando el horizonte. El ruido de las olas lejanas y el viento suave creaban una sinfonía tranquila en medio del caos constante.

—Armin, ¿te encuentras bien?

La voz de Brise Jason, una joven de cabellos oscuros y ojos profundos, rompió el silencio. Armin se giró hacia ella, sorprendido por su presencia.

—¡Ah, Brise! No te vi venir. Sí, estoy bien, solo estaba pensando en algunas cosas.

Brise se acercó, envolviéndose en la capa para protegerse del frío viento. —Te conozco lo suficiente como para saber que "pensar en algunas cosas" significa que hay algo más en tu mente.

Armin sonrió, agradecido por la atención de Brise. —Supongo que no puedo ocultarte nada. He estado reflexionando sobre lo lejos que hemos llegado y las decisiones que hemos tomado para llegar aquí.

—Es normal reflexionar, Armin. Todos lo hacemos. —Brise colocó una mano en su hombro, transmitiendo apoyo.

—Lo sé, pero hay algo más. Algo que ha estado creciendo en mi corazón, pero no sé cómo expresarlo.

—Si necesitas hablar, estoy aquí para escucharte. —Brise le dedicó una sonrisa alentadora.

Armin inhaló profundamente antes de continuar. —Brise, desde que te conocí, mi vida ha cambiado. Tu valentía, tu compasión... me inspiras de formas que ni siquiera puedo describir.

Brise lo miró con ternura. —Y tú, Armin, eres una de las personas más increíbles que he conocido. Tu inteligencia, tu dedicación... siempre me has dejado asombrada.

Un momento de silencio pasó entre ellos antes de que Armin tomara una decisión.

—Brise, no quiero que lo veas como una carga, pero... creo que me he enamorado de ti.

El corazón de Brise latía con fuerza mientras absorbía las palabras de Armin. —Armin, yo...

Antes de que pudiera responder, el sonido de la alarma resonó, interrumpiendo el momento. Ambos giraron hacia el horizonte, donde una horda de titanes se acercaba rápidamente.

—¡Maldición! —exclamó Armin, sacando su hoja de maniobra. —Brise, ¡necesitamos volver al frente de batalla!

—Entendido. —Brise asintió, apretando su arma con determinación.

Juntos, descendieron de la muralla y se dirigieron hacia la amenaza titánica. La batalla fue intensa, con la vida y la muerte bailando en un fino hilo. En medio del caos, Armin y Brise se protegían mutuamente, cada uno impulsado por la certeza de que, incluso en la oscuridad, encontraban fuerza en su conexión.

Finalmente, después de horas de combate, la victoria se hizo evidente. Los titanes fueron repelidos, y la calma descendió una vez más sobre las murallas.

Armin, agotado pero lleno de gratitud, se acercó a Brise, quien también mostraba signos de fatiga.

—Gracias por estar a mi lado, Brise. Tu valentía me inspira más de lo que puedo expresar.

Brise sonrió, sus ojos reflejando la misma gratitud. —Y tú, Armin, me has demostrado que incluso en medio de la adversidad, podemos encontrar algo hermoso.

Ambos se quedaron allí, en las sombras de las murallas, abrazados por la conexión que habían forjado. Las palabras de amor, suspendidas durante la batalla, se convirtieron en susurros que el viento llevó lejos. En ese momento, no importaban las dificultades ni las incertidumbres; solo existía el amor que crecía entre ellos, tan fuerte como las murallas que protegían la última esperanza de la humanidad.

𝐎𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭-𝐬𝐧𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora