12. Cuando todo se rompe.

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LENI

-¿Y bien? Sigo esperando tu respuesta. 

Miro a mi padre intentando por todos los medios trazar un plan coherente, pero mi mente se ha quedado en blanco, de todas las personas con las que he barajado cruzarme, él no estaba entre ellas y evidentemente decirle la verdad tampoco se encuentra en las posibilidades. 

-No me encontraba muy bien después de cenar y he estado vomitando.- Suspiro e intento enlazar esto con algo más creíble, porque la enfermería se encuentra hacia el otro lado del castillo y no puedo decirle que iba hacia allí.- Asique tan solo iba a la cocina a ver si encontraba algo de comer, puesto que ahora me ruge el estómago porque lo tengo vacío.

Mi padre se apoya en la pared y me mira de arriba abajo, doy gracias de no llevar el mapa encima, porque sé que está escrutándome para ver si algo en mi le dice a donde iba realmente. Yo no vuelvo a decir nada, está claro que está usando su truco del silencio incómodo, asique me limito a devolverle la mirada e intentar que el temblor de mis piernas no me delate. 

-Pongamos que te creo.-Me dice recomponiendo su postura.- ¿Por qué vas a oscuras y sin ningún tipo de compañía? No me creo que todos en tu sala común ya estén durmiendo un sábado tan temprano. 

-¿Qué hora es?- Lo dije inconscientemente y sin pensar, pero demasiado ansiosa por saber la respuesta.

-Las doce y media ¿Qué pasa es muy importante la hora para ir a la cocina?

Pongo los ojos en blanco e intento darme la vuelta, lo mejor es intentar volver a la sala común , Draco muy probablemente ya no se encuentre en el lago, ha pasado media hora desde que me ha citado, entre lograr salir de la habitación y esto, he perdido mucho tiempo.

-No tan deprisa señorita.-Mi padre me agarra por el hombro haciendo que me de la vuelta.- Voy a pasar por alto esta vez que me estás mintiendo.- Hace una pausa y me mira, demasiado serio para mi gusto.- Pero como me entere de que vuelves a salir sin ningún tipo de permiso a estas horas tendrá consecuencias, al igual que como te vuelva a ver fuera de clase con el señor Malfoy, directamente te irás derecha a casa, esta es la segunda vez que te advierto, espero que no haya una tercera. 

Debería callarme e irme derecha a mi habitación, debería no replicar para no complicar todavía más las cosas, pero es que de nuevo ahí está Remus Lupin  haciéndome creer que todo es normal, pero al mismo tiempo alejándome de todo lo que él cree que se sale de su control, de nuevo está tratándome como si fuera una cría indefensa. 

-¿Sabes que pasa papá? Que yo no soy como tú, no tengo la necesidad de juzgar a la gente por su pasado. Tu problema no es Draco Malfoy, tu problema es cualquier persona de fuera de esta familia que se acerque a mi lo más mínimo, porque todavía sigues pensando que no se hacer nada por mi misma y que siempre necesito que alguien cuide mis pasos, porque no sabría hacerlo sola, estoy harta de que siempre sea en los demás en quien pones la confianza, estoy harta de que siempre tenga que haber alguien vigilando cada paso que doy, quizá si que sea buena idea volver a casa, pero no para alejarme de Draco, sino para poder por fin estar lejos de ti, haces todo esto por proteger a Harry y que tus amigos estén orgullosos de ti, pero se como era Sirius y se que ahora mismo a el le daría tanta lástima como a mi lo cobarde que eres la mitad del tiempo.

Fue rápido, pero al mismo tiempo fue como si hubiese pasado a cámara lenta, la mano de mi padre se estampa con fuerza sobre mi mejilla y puedo ver antes de que se de la vuelta para marcharse que sus ojos estaban brillosos por las lágrimas. Me quedo quieta con la mano sosteniendo la mejilla que ha sufrido el impacto, quiero hacer lo mismo que él y darme la vuelta para marcharme, pero mis pies no son capaces de moverse del sitio. 

-Vete directa a tu habitación, mañana recogerás tus cosas. 

Es lo último que mi padre dice antes de doblar la esquina sin siquiera girarse para mirarme. Decido que es hora de volver a la habitación, mañana intentaré explicarle a Draco todo lo que ha pasado, de todos modos, creo que he cruzado el límite de mi padre y que más pronto que tarde estaré de vuelta a casa. Camino lentamente por el pasillo de vuelta a la sala común intentando calmar mis emociones. Siento una presión enorme oprimiéndome el pecho, pero no soy capaz de llorar, quito mi varita del bolsillo para dar luz al pasillo, ahora mismo me da exactamente igual cruzarme a Filch o a Snape, de todos modos, está claro que las cosas ya no pueden empeorar. 

Cuando llego al cuadro de la mujer gorda no soy capaz de entrar ¿Qué le voy a decir a los chicos? ¿Cómo he salido y por qué? Seguramente sigan enfrascados en el juego y no puedo entrar a la sala común  sin que se enteren, suspiro y me siento en las escaleras. Creo que mi cabeza va a estallar, venir a Hogwarts en teoría era lo más feliz del mundo y sinceramente llevamos aquí dos semanas y mi vida no hacer más que cambiar a cada segundo y no para bien precisamente. Me detengo un segundo a pensar en lo rápido que han pasado estas dos semanas, en mi enfado con Fred y como casi me cargo nuestra amistad y de repente él ocupa cada pensamiento, la manera de acariciarme la rodilla con tanta delicadeza mientras yo vaciaba todo lo que me hace daño, la forma en la que aunque solo sea unos segundos me permite ver que ahí dentro, detrás de esa coraza existe una persona con miedos, Malfoy... has puesto mi vida patas arriba y lo peor es que no entiendo como gestionar los sentimientos encontrados que me haces sentir, como mi pulso se acelera cada vez que te acercas más de la cuenta, la manera en que mi corazón se desboca cada vez que te veo cerca de la maldita Pansy, la rabia que siento cuando no soy capaz de controlar la situación contigo y la estúpida sensación de que yo esto ya lo he sentido antes, esa ridícula corazonada de que hay algo que nos une, no me doy cuenta, pero sonrío, a pesar de morirme de ganas de romper en llanto, por un segundo sonrío cuando esa mirada gris lo inunda todo. Ojala no te alejes mañana, ojalá comprendas que hoy si he intentado llegar, que quiero ver lo que escondes Draco Malfoy, sé que no todo puede ser oscuridad dentro de ti, aunque a día de hoy sea lo que domina dentro de ti, sé que eres más que la sombra de tu padre. 

Decido entrar por fin a la sala común, ya es hora de afrontar lo que sea que tenga que venir, no puedo quedarme eternamente sentada en estas escaleras, susurro la contraseña y tras las quejas de los cuadros contiguos por molestar a estas hora, la señora gorda termina por abrirme la puerta y para mi suerte en la zona común no hay nadie, pero escucho risas y estruendos en la habitación de los chicos, decido que prefiero irme a la cama e intentar descansar, tengo la sensación de que mañana va a ser un día demasiado intenso, aunque otra parte de mi me dice a gritos que aproveche la que probablemente va a ser la última noche con ellos. Me quedo en el limbo de mis pensamientos de nuevo cuando veo a Hermione salir a toda prisa por las escaleras que llevan a la habitación de los chicos, bajaba corriendo, pero en cuanto me ha visto ha frenado en seco. 

-¿Qué ha pasado? ¿Qué te ha hecho?

No entiendo por qué me hace esa pregunta, pero Hermione tiene un efecto en mí diferente a todos los demás, conoce cada paso que doy antes incluso de que llegue a darlo, con ella no puedo fingir, con ella no existen  muros, no existen secretos entre nosotras y quizá es por ello por lo que por fin rompo a llorar. Ella corre hacia mi y me abraza con fuerza, no vuelve a preguntar, simplemente como siempre, está.

DESTINYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora