13. Olvídame.

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DRACO

Siento que le frío comienza a calarme los huesos, llevo al rededor de una hora aquí sentado, en varias ocasiones he estado tentado a irme, pero hay una estúpida voz en mi cabeza que dice que espere un poco más, algo dentro de mi me dice que ella llegará, me abrazo con más fuerza a mis rodillas para intentar mantener el calor corporal, pero de pronto recuerdo la manera tan fría y cruel en la que me miro a los ojos y me dijo que todo lo que paso en la fiesta no ha significado absolutamente nada para ella y entonces es cuando decido ponerme en pie y volver a mi habitación, nadie se merece que llegue al punto de suplicar por su atención, me siento estúpidamente vulnerable, me siento ridículo por pensar que ella me recuerda y que sería capaz de ver más allá que los demás, no debería haberme abierto a ella y no debo darle el poder de entrar en mi y que pueda destruirme, esta situación lo único que me demuestra es que no puedo permitir que nadie conozca mis puntos débiles, el amor te hace débil y yo no debí darle ni un ápice de confianza a esa cría, me prometí a mi mismo que si hoy no venía no volvería a acercarme a ella, no volveré a dirigirle una mísera palabra.

Y de nuevo siento ese miedo que hace tantos años que no sentía, la soledad llama a mi puerta y las sombras que creía tener controladas amenazan con empañarlo todo, la ansiedad se apodera de mi y de nuevo puedo vislumbrar al Draco de cinco años acongojado en una esquina de su habitación mientras el mundo que había fuera alimentaba sus demonios, mientras las personas que debían protegerlo lo echaban a los lobos. Vuelvo a sentirme pequeño e insignificante, vuelvo a perder el control, me juré a mi mismo que sería fuerte, que nadie volvería a poder romper mis barreras y me prometo a mi mismo de nuevo que así será.

Desabrocho mi chaqueta y me arranco con fuerza ese estúpido collar con forma de luna que llevo desde el día que cumplí cinco años, ya no tiene ningún valor para mi.


LENI

Cuando por fin abro los ojos siento como si llevase una eternidad durmiendo, todavía tengo un dolor tremendo de cabeza, puede que tenga algo que ver con pasarme la mitad de la noche en el sofá de la sala común llorando en el hombro de Hermione. El vacío en el pecho sigue ahí instaurado, incluso me atrevería a decir que ha crecido, me incorporo y miro a mi alrededor, tanto la cama de Ginny como la de Hermione están perfectamente hechas y no hay rastro de ninguna de las dos, me desperezo y procedo a levantarme, me fijo en el gran reloj de pared y veo que ya son las doce del mediodía, fuera hay un silencio sepulcral, en la puerta hay una nota pegada.

''He ido con los chicos al campo de Quidditch, si te ves animada será grata tu compañía . Love u. Her.''

Probablemente hoy sea mi último día en la escuela, siento que ayer he sido muy dura con mi padre y a pesar de que sé que le debo una disculpa, sigo muy cabreada con él y con su manera de intentar alejarme del mundo, asique sé que no es el momento adecuado para arreglar la situación y que ir a hablar con él solo empeorará todo y pase lo que pase esta tarde estaré de regreso a casa. Asique decido vestirme e ir a pasar lo que queda de mañana con mis amigos al campo, no sé como le explicaré a los chicos como se ha dado esta situación de que mi padre haya perdido los papeles y me mande de vuelta, porque para que lo entiendan debo explicar muchas cosas y lo último que quiero es una bronca fraternal por relacionarme con Malfoy. Malfoy... debería buscarlo y hablar con él, en la nota me decía que si no acudía me dejaría en paz para siempre, pero tengo que explicarle porque nunca llegué al lago.

Estoy bajando la escalera para ir hacía el campo de Quidditch cuando escucho una voz que me saca completamente de mis absortos pensamientos.

-Yo quiero quedarme aquí mamá, me dijisteis que este sitio era aburrido y mola mucho.

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