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Me tomo unos segundos devolver el aire a mi pecho, abriendo mis ojos con rapidez y terror en la oscuridad de una habitación mientras tomaba bocanadas de aire como si hubiera salido del agua.
Tome pie mirando a mi alrededor confundida y alarmada, esto no era donde planeaba aparecer... Antes de moverme mucho, una figura se formó ante mí.
"Lumiére... que bueno ver... Lumiére, Lumiére que tienes en..." Se me cerró la garganta, sentí mi pecho contraerse en angustia y miedo, me acerqué a la mujer de cabellos claros y aspecto casi angelical, en su pecho yacía una estaca de hierro, atravesando su yugular hasta la punta de su columna. Mis labios se pegaron y temblaron dudando en dar más pasos, trague en seco y me acerque, sentí una incomodidad en todo mi cuerpo al verla con los ojos anteriormente de un claro azul, casi blanco, ahora completamente blancos, sin iris o pupilas; mis manos temblando se acercaron a su rostro y murmuré en el eco de la habitación.
"Por eso ya no aparecías..."
Dije sin palabras hasta que mi rostro se estrujó en frustración inexplicable, cerré mis manos en dos pequeños puños y allí me quede, parada, incapaz de hacer nada, inmovible e impotente, mientras intentaba detener las lágrimas y de quebrar en mi lugar.
Con pesar me moví, camine alrededor de ella analizando su estado en caso de encontrar algo útil para averiguar como ella había terminado así; al pasar los minutos me senté frente a ella con mis animales y me di el tiempo para dejarme llevar por mis emociones unos segundos, sin embargo, un sonido se hizo notar a mis espaldas, un sonido blanco, voltee confundida.
Trace una línea blanca que salió del suelo hasta unos metros cerca el techo, a la derecha, aba- una puerta, es una puerta y quien sea que este detrás le hizo esto a Lumiére...
"Mierda... mierda, mierda..."
Hable por lo bajo tomando pie y la canasta mientras buscaba una manera o de salir o defenderme; sin embargo, antes de que se abriera la puerta nuevamente un portal se abrió debajo de mi persona y elimino todo trazo de mi presencia en la habitación.
Nuevamente, en el medio de la nada, presioné mis ojos y sostuve la canasta contra mi pecho con fuerza, caí luego de unos segundos lentamente en el suelo, sorprendentemente de pie, mire a mi alrededor, una carretera, edificios, noche, una ciudad... Cuestión... ¿Cuál ciudad?
En mi estado de cuestionamiento el sonido de sirenas me tomo de sorpresa, a lo lejos por la carretera se acercaban unos autos de policías y algunos de, al parecer, el FBI, un sonido calmado, escapo mi garganta sin mucho interés, sin embargo, al ver que se detuvieron justo a unos metros de mí...
"¡De rodillas y las manos donde podamos verlas!"
Me espanté al ver que alguien me lo gritaba a mí, mi mano libre se levantó y me autoseñale confundida, al ver como más gente llegaba y este repitió su oración algo confundida, obedecí y deje la canasta a mi lado, me puse de rodillas y levante mis brazos mientras más gente llegaba. Uno de los oficiales se aseguró de que no tuviera ninguna arma y tomo la canasta.
