VI

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Era demasiado pronto, las nauseas persistían al sentir feromonas que no fueran de Satoru. Yuuta tuvo que dejar de entrar al departamento junto a los demás guardias debido a su ligera esencia alfa, era muy probable que pensaran que exageraba, pero estuvo cinco años adhiriéndose a solo un aroma, se había acostumbrado al olor de Satoru y que de pronto aquella marca desapareciera había sido un shock para su nariz y estomago.

El medico que lo evaluó no tuvo una respuesta clara, todo debido a que lo que le inyectaron aún no salía al mercado y no había precedentes que lo ayudaran. Y al no saber nada, Yuuji prefirió quedarse encerrado en el departamento junto a su hijo, por temor a que algo sucediera. Gojo lo estuvo acompañando todos esos días.

- Necesitas salir, al menos al balcón. Estás pálido -lo regaño Satoru con una voz suave-. Además, bajaste de peso.

- Es por los vómitos -respondió acostado en el sofá de la sala, con el brazo cubriendo sus ojos-. Hotaru vuelve de la escuela bañado en distintas feromonas.

- Sobre eso -Yuuji quito el brazo para verlo a los ojos-, tenía pensado llevarlo con Sotaru. Podrán estar juntos y tú podrás descansar.

No le gustaba la idea de que su hijo congeniara con Maya, no conocía nada de ella, no sabría como lo trataría y mucho menos sabia si sentía odio hacia su persona y como venganza le hablara a su hijo de muy mala manera.

Su rostro debió mostrar sus pensamientos porque Gojo se sentó a un lado de su cuerpo, acercándose para quedar solo a unos centímetros alejados uno del otro.

- Maya esta de viaje, celoso -sonrió-. Los enanos estarán a cargo de Yuuta y Toge en mi mansión. El lugar más seguro que puede haber.

- Preferiría que estuvieran aquí.

- A mi igual, pero no quiero saber que sucederá si Sotaru entra en celo contigo al lado.

Yuuji apretó los labios sin otro argumento valido.

- Solo serán tres días -repitió.

- Bien.

Satoru beso los labios de Yuuji tan suavemente que él tuvo que tomar su cabello para volverlo más agresivo.

No quería admitirlo, pero desde que Ryomen apareció Satoru se negaba a irse de su lado y aquello le encantaba. Una noche había escuchado hablar a Gojo por teléfono con alguien que suponía era su esposa, inmediatamente se había sentido mal por retenerlo cuando no debía tener ningún derecho sobre él. Estaba por irse justo cuando escucho decir algo que lo sorprendió.

- No me manipules, Maya. Y no rompas el trato solo por un capricho tuyo.

¿De que trato estaban hablando?

- Sabes perfectamente porqué estoy aquí. No necesito darte explicaciones -prosiguió Satoru, irritado.

¿Maya estaba al tanto de su estadía junto a él?

Quería hacer un millón de preguntas por esa llamada tan especulativa, pero no podía. No cuando había escuchado detrás de la puerta una llamada privada.

- ¿Estás bien? ¿Tienes nauseas?

Yuuji vio los ojos preocupados de Gojo y quiso tirarse sobre él para besarlo y no soltarlo jamás, pero el ruido de la puerta principal abriéndose los alejó. Hotaru entraba despidiéndose de Yuuta antes de cerrar la puerta, tan efusivo como siempre.

- ¡Mamá, papá! -gritó al verlos juntos-. Hoy en la escuela...

Mientras su hijo hablaba Yuuji no pudo evitar dejar de respirar, tampoco quería dejar la estancia por unas simples nauseas y no ver lo feliz que era su hijo, ya que en el último tiempo no había estado a su lado el tiempo suficiente. Al menos no antes de bañarse.

ENLAZADOS - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora