III

1.5K 198 11
                                    

Las incursiones se habían convertido en algo muy común los fines de semana, Sotaru se quedaba con mayor frecuencia en casa junto a Hotaru para compartir y divertirse entre hermanos, se volvieron casi inseparables como hermanos gemelos. 

Esa misma noche después de la exploración en medio del bosque, Yuuji baño y acostó a los dos en la habitación compartida una que solo usaban cuando Sotaru venía de visita. Era casi de madrugada cuando un ruido lo alerto mientras bebía una tasa de té en la cocina, se acercó a la ventana mas cercana al ruido y pudo notar a uno de los guardias en el suelo, inconsciente. Su primer instinto fue tomar su teléfono y correr hacia donde los niños, puso el seguro en la puerta y coloco además una silla bajo la manilla. El escándalo que hizo despertó a los dos pequeños dejándolos confundidos y asustados.

- ¿Mamá?

- Cariño, no hagas ruido -dijo con una cálida sonrisa sin querer asustarlos.

De inmediato hizo una llamada a Yuuta quien justo aquel día no se hallaba por asuntos que atender junto a Satoru en la compañía, y eso lo hizo pensar que tal vez el ataque ocurría porque el más fiel servidor de los guardias de seguridad no se encontraba en la cabaña. 

Yuuji miro a Sotaru de reojo quien estaba seguro que era el blanco de los intrusos. 

Su teléfono no tenia recepción ya que la llamada a Yuuta no marcó en ningún momento, y a pesar del lugar donde se encontraban eso jamás ocurría, tampoco marcaba el número de emergencia que era aún más extraño, en pocas palabras su celular estaba extrañamente muerto.

- ¿Mami?

- Mami, esta aquí, bebé -dijo tocando su mejilla-. Quiero que levantes a Sotaru le pongas los zapatos y me ayudes con un juego, ¿sí? ¿Harías eso por mami?

Él asintió, asustado.

Volvió a usar el teléfono mientras vigilaba por las dos ventanas que habían en el cuarto y trataba de escuchar algún paso por la casa. Al no sentir nada, tomo a los dos niños y los escondió dentro del armario.

- Quiero que se queden aquí hasta que yo les diga -ordenó más firme

Las dos pequeñas cabecitas asintieron a punto de llorar.

Armándose de valor y cerrando el armario, Yuuji volvió a la puerta y quito la silla, vio a través de una rendija y al salir, no sin antes tomar una figurita de metal de su hijo, camino con cautela por el pasillo hacia su habitación que se encontraba vacía, de igual forma la cocina. En la sala de estar fue otra historia, Toge un guardia beta muy callado se encontraba desmayado debido al golpe que recibió en su mejilla al verla tan hinchada y ensangrentada. Se acercó con la intención de ayudarlo, pero por la puerta principal aparece un hombre vestido de negro con el rostro cubierto posando sus ojos en él.

Los dos se sorprendieron, por lo que la reacción fue tardía para ambos, pelearon hasta que el primer golpe fue del hombre justo en su quijada. No cayó al suelo, pero si dio unos cuantos pasos hacia atrás, mareado.

Había dejado su entrenamiento desde que Hotaru comenzó a caminar, la memoria muscular estaba lo que le hacia falta era a fuerza que disminuyo con los años. Que torpe de su parte.

Se recompuso como pudo decidido a no perder, la vida de sus dos hijos estaba en grave peligro y no se quedaría de brazos cruzados. Dio golpe tras golpe hasta que logró noquearlo, estuvo a punto de celebrar su victoria cuando otras pisadas se escucharon alertándolo. Corrió por el pasillo hasta la habitación, cerrando la puerta para hacer salir a los niños del armario.

- ¿Mami? ¡Tienes sangre!

Yuuji se limpio la comisura de los labios con una sonrisa tranquilizadora.

ENLAZADOS - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora