Invocación

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Hola gente, ¿Cómo les va?

Espero que bien, si se preguntan que está pasando, simplemente he decidido hacer un remake a la historia.

Sinceramente hubo cosas que no me terminaron de convencer, espero que les guste.

También, perdon por la inactividad, he tenido tantas complicaciones que simplemente no fue posible actualizar pronto.

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No soy el creador de Fate series ni de Percy Jackson. Todos los derechos a sus respectivos creadores.

Lo único de mi pertenencia es la historia.

Espero que disfruten el capítulo.

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Kiritsugu Emiya avanzaba por los oscuros pasillos de la mansión de los Einzbern, con el cabello alborotado y los ojos fijos en el camino. El trayecto hacia Achtel, el jefe de la familia Einzbern, le provocaba una inquietud creciente. No era solo la presencia del hombre lo que le perturbaba, sino el peso de lo que se avecinaba: la inminente guerra por el Santo Grial.

"¿Te sientes bien, Kiri?" La voz suave y reconfortante de Irisviel lo sacó de sus pensamientos. Ella, con su cabello plateado como la nieve y una tez pálida, lo miraba con ojos rojos llenos de afecto.

Cualquiera que no conociera el mundo oculto como Kiritsugu habría pensado que Irisviel sufría albinismo, pero él sabía la verdad: era un homúnculo creado por los Einzbern.

"Es por la guerra, ¿verdad?" preguntó Irisviel, leyendo la preocupación en los ojos de Kiritsugu. Él asintió en silencio, incapaz de negarlo.

Irisviel tomó la mano de Kiritsugu con delicadeza, ofreciéndole un consuelo silencioso pero reconfortante. En ese gesto, Kiritsugu encontró un refugio momentáneo de la ansiedad que lo embargaba.

Aunque Kiritsugu nunca lo admitiría abiertamente, valoraba profundamente esos momentos de conexión con Irisviel en medio de la incertidumbre que traía consigo la inminente batalla por el Santo Grial.

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Kiritsugu y Irisviel entraron en el majestuoso salón de ceremonias del castillo Einzbern. Desde lejos, se podía sentir la atmósfera cargada de un lugar destinado no a la devoción divina ni a la paz espiritual, sino a la magia en su forma más oscura y ritualística.

El viejo magus, Jubstacheit von Einzbern, conocido como ‘Acht’ tras convertirse en el octavo líder de la familia Einzbern y prolongar su vida hasta aproximadamente los doscientos años, aguardaba junto al altar de sacrificios. Había dirigido la familia desde que cambiaron su enfoque hacia la guerra del Grial.

Kiritsugu, ajeno a la era de Justizia, había presenciado el sufrimiento del viejo Acht durante el segundo Heaven’s Feel. Las derrotas habían dejado una huella profunda en él, exacerbando su ansiedad ante una nueva oportunidad. Hace nueve años, Acht había recibido a Kiritsugu, conocido como ‘El magus asesino’, en la familia Einzbern, atraído únicamente por las habilidades extraordinarias del joven.

"La reliquia que se encontró en el templo de Cabo Sunion ha llegado por fin", anunció Acht mientras acomodaba su barba blanca, que recordaba a una cascada congelada. Miró a Kiritsugu con astucia, ocultando su senilidad detrás de sus profundos ojos. A lo largo de los años, Kiritsugu había sentido el peso crítico de esa mirada cada vez que se encontraban.

Siguiendo la dirección indicada por Acht, Kiritsugu observó un gran cofre color carbón sobre el altar, atado de manera ridícula.

"Usando esto como catalizador, probablemente sea posible invocar al espíritu heroico de la espada más poderoso", continuó Acht. "Considera esto como la mayor contribución de la familia Einzbern."

Fate/Zero: Espada Del MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora