C-2

251 24 4
                                    

Shah Rukh la llevó a cenar a L'Espalier, uno de los restaurantes más elegantes de Back Bay, recientemente inaugurado. Estaba solo a unas manzanas de la casa de Kajol, pero ella no lo conocía. Durante la exquisita cena Shah Rukh no dijo absolutamente nada sobre el motivo por el que la había invitado. Charlaron sobre temas sin importancia. Kajol se desanimó, pensando que quizá había cambiado de opinión. ¿Se atrevería ella a sugerírselo?

Shah Rukh pidió la cuenta. Antes de que Kajol pudiera darse cuenta caminaban por Marlborough Street, en dirección a su apartamento. Ambos en silencio, con las manos en los bolsillos. Kajol abrió la boca un par de veces, pero volvió a cerrarla sin pronunciar palabra. ¿Cómo sacar a relucir el tema? Quizá él se sintiera tan avergonzado como ella. Quizá, simplemente, debiera preguntarle, de sopetón. Pero no se atrevía. Era muy consciente de la silueta de Shah Rukh, alto y de anchos hombros, caminando junto a ella.

Kajol jamás lo había mirado más que como a un amigo, pero la idea de que pudiera ser su donante suscitaba en ella una atracción sexual, un deseo de intimidad y una fascinación que, por mucho que lo intentara, no podía borrar de su mente. Shah Rukh se había convertido en un hombre extremadamente atractivo. Sus cabellos eran morenos y espesos, y sus ojos, increíblemente obscuros, resultaban aún más vívidos con la tez morena.

De adolescente había sido alto, pero un poco escuchimizado. En la madurez, en cambio, se había hecho más fuerte, más musculoso. Debía entrenar a diario. Sí, era muy atractivo. Pero no debía alimentar ese tipo de sentimientos hacia su mejor amigo.

En pocos minutos llegaron al apartamento de Kajol. Al llegar a la puerta

ella se dio la vuelta, pero antes de que pudiera decir nada él se adelantó:

—¿Puedo subir? Te pedí que saliéramos a cenar por una razón muy concreta, y aunque lo he intentado, no he sido capaz de decírtelo en toda la noche —sonrió Shah Rukh —.Trataba de reunir coraje.

—Por supuesto —contestó Kajol aliviada—. Me estaba preguntando qué ocurría. ¿Quieres un café?

—Estupendo —contestó Shah Rukh siguiéndola hasta el vestíbulo.

Kajol colgó ambos abrigos y le señaló el salón, marchándose a la cocina a

hacer café. Estaba segura de que Shah Rukh lo tomaba solo. Preparó una bandeja y volvió, dejándola sobre la mesa, delante del sofá, y tomando asiento. Shah Rukh estaba de pie, delante de la ventana. Al oírla se volvió y se acercó a ella.

—Siéntate —invitó Kajol dando unas palmaditas en el sofá, junto a ella.

—Gracias. Tienes un apartamento muy bonito, no lo había visto.

—No suelo invitar a nadie, es demasiado pequeño, pero al precio que está el metro en Black Bay, tengo suerte de tenerlo.

Hubo un molesto y tenso silencio. Finalmente, Shah Rukh dio un sorbo de café y se volvió hacia ella.

—Kajol, somos amigos desde hace mucho tiempo. Yo sé que tú quieres tener hijos—continuó haciendo una pausa para tomar aliento—. Y yo también quiero tenerlos. ¿Quieres casarte conmigo?

Era imposible. Debía de haber oído mal. Sin embargo Kajol sabía que había oído bien. Su voz mostró toda su agitación y nerviosismo, al responder:

—¡No! Shah Rukh, eso no es lo que quiero... es decir, tú tampoco quieres casarte conmigo realmente. Cuando me llamaste, pensé que... pensé...

—¿Qué pensaste? —preguntó él con sencillez, con calma, mirando su taza.

—Bueno, pensé que ibas a ofrecerme... —Kajol se ruborizó—.., ser el donante.

—¿Pensaste qué? —volvió a preguntar Shah Rukh con la boca abierta igual que ella instantes antes.

Un hijo tuyo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora