A la mañana siguiente Kajol llamó por teléfono a Shah Rukh para decirle que, según el centro de fertilidad, la mejor fecha para la inseminación era, efectivamente, la semana siguiente, si es que pretendían hacerlo cuanto antes. Shah Rukh colgó el teléfono aliviado de comprobar que ella no se había echado atrás. Tenía miedo de que lo hubiera pensado mejor y hubiera decidido que prefería un donante anónimo. Para él, cuanto más rápido, mejor. Sin embargo tenía miedo de que Kajol se asustara, si corría demasiado. No dejaba de preguntarse qué sentiría ella ante la idea de casarse con él. ¿Se daba cuenta de que era algo permanente, de que se trataba de un matrimonio de verdad? Ni siquiera habían hablado sobre dónde vivirían, cuántos hijos tendrían o si ella continuaría trabajando. Ni sobre sexo.
Shah Rukh estaba seguro de que Kajol no había pensado en el sexo, en relación con él. En la época del instituto, él había sido simplemente su compañero, su vecino. Ella había comenzado enseguida a salir con aquel chico, y desde entonces cada vez se habían visto menos. Pero Kajol ni siquiera se había dado cuenta de ello.
No, él era el único que había sufrido. A finales del curso siguiente Shah Rukh se había marchado a la Universidad. En las escasas visitas a casa, siempre rogaba por que ella estuviera libre. Mirando atrás en el tiempo, Shah Rukh no estaba seguro de que hubiera tenido el coraje de pedirle que salieran juntos, de haber sido así. De todos modos habría sido inútil, porque dos años después, tras terminar el instituto, Kajol se había marchado a Alabama. Y entonces había sido cuando él había comenzado a aceptar la realidad, olvidando el sueño de que fuera suya algún día. Justo por esa época apareció Gyan. De haber seguido viva, Shah Rukh jamás le habría sido infiel.
Sus sentimientos hacia Kajol habían permanecido ocultos, en lo más profundo de su corazón. Pero Gyan había muerto, y Kajol se había aproximado de nuevo a él con una proposición que cualquier hombre en su sano juicio habría rechazado. Cualquiera, excepto Shah Rukh . No, cuando se trataba de Kajol.
¿Qué sentía Kajol por él? ¿Tenía alguna posibilidad de que lo deseara tanto como la deseaba él? La euforia de Shah Rukh por su compromiso se desvaneció rápidamente al pensarlo. Por primera vez sopesó claramente la situación en la que se hallaba. Durante años, Kajol había estado fuera de su alcance. Ya Shah Rukh se había resignado. De pronto surgía la posibilidad de compartir el resto de su vida con ella. A pesar de todo, por atrayente que resultara, no le bastaba. Era frustrante, para un hombre acostumbrado al éxito.
Aún seguía recordando la reacción horrorizada de Kajol al hablarle de matrimonio por primera vez. Y la noche anterior, ella había comenzado a respirar muy agitadamente, al aludir él indirectamente el sexo. Shah Rukh habría jurado que, en ciertos momentos, había entre ellos cierta atracción.
Pero quizá fuera solo el deseo, lo que lo hacía creerlo. Pero no, Kajol sentía algo, lo sabía. La noche anterior, al tomar su mano en el restaurante, ella se había mostrado muy afectada.., excitada, incluso. Igual que momentos antes, al besarla. Los labios de Kajol se habían derretido en los suyos, hasta acabar por aferrarse a ellos. Y la otra noche, en su apartamento, al estrecharla en sus brazos, a punto de besarla, Kajol se había estremecido, había luchado contra sí misma para dominarse. Sí, Kajol lo deseaba. Había sentido el deseo de alzar la cabeza y dejarse llevar por la atracción que los unía. ¿Por qué había alegado entonces que eso no habría estado bien?, ¿Qué ocultaba?, ¿O acaso era a sí misma, a quien pretendía ocultar algo?
Después de comer, Shah Rukh se dejó llevar por un impulso y descolgó el teléfono de su oficina para llamarla.
—Mukherjee Gallery, ¿En qué puedo ayudarlo?
—Es inútil, no tengo solución —bromeó Shah Rukh .
—Hola —rió Kajol.
—Hola, ¿Estás muy ocupada esta tarde?
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Un hijo tuyo.
FanfictionSi alguien le hubiera dicho a Shah Rukh Khan que acabaría casándose con Kajol Mukherjee, su mejor amiga y la mujer de sus sueños más secretos, y que estarían esperando gemelos, jamás lo habría creído. Pero ni siquiera en sus sueños más salvajes se l...