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felix caminaba nervioso y a la vez emocionado hacia la preparatoria. la declaración de minho lo había tomado por sorpresa el día anterior, simplemente fue algo que no se esperaba. después el castaño se ofreció a acompañarlo hasta su casa y al dejarlo en la puerta le dió un suave beso que terminó por matar a felix.

cómo era posible que minho se diera cuenta de su existencia y lo más extraño, que pudiera enamorarse de él. el rubio comenzaba a atormentarse la cabeza con ese tipo de pensamientos hasta que sin darse cuenta ya estaba en la entrada de la preparatoria y un castaño sonriente lo esperaba.

-hola, bonito.

-minho, ¿pu...puedo preguntarte algo?-el rubio estaba cabizbajo.

-claro, dime.

-¿de ve...verdad te gusto?

-lix, ya te lo expliqué ayer, me gustas y mucho, incluso hoy quise traerte esto.

el castaño sacó el pequeño ramo de flores que tenía escondido en su espalda y se lo entregó a felix quién lo tomó aún cabizbajo. odiaba sentirse inseguro.

-por favor, ¿créeme sí? hablo enserio cuando digo que me gustas.

minho acarició las mejillas de felix con sus dos manos y acto seguido depositó un lindo beso en los labios del rubio quién le correspondió de inmediato.

-eres muy, muy, muy bonito.

-¿de verdad?

-sí, lixxie-el rubio sonrió ante el apodo.

-si yo soy lixxie, entonces tu serás minnie.

-seré todo lo que quieras, ahora vamos a clase.

el castaño extendió su mano para que felix la tomara y así fue, ambos sonrieron tímidos y luego se encaminaron a su respectiva aula para comenzar sus clases.

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