La señora en el podio llevaba al manos una hora hablando, pero yo sentía que habían pasado horas. Sus largas y desesperantes líneas del discurso de bienvenida estaban provocando que mis párpados pesaran, incluso más que cuando estaba sonando mi alarma. Era mi primer día de clases, en un sofisticado internado, sin embargo, sus costumbres, tradiciones, valores, y cuanta cosa más, es muy similar a mi anterior colegio.Estaba aquí, plantada en el húmedo ambiente de Londres, escuchando una hora más a la señora dándonos la bienvenida. Al menos, no estaba sola, mi prima, quien ya había estado aquí en los últimos semestres, estaba a mi lado, muerta del aburrimiento tanto como yo. Sus amigas, a un lado de ella, luciendo fasinadas por cada palabra que salía de la mujer, hasta que se acabó.
—¡Por fin! —Celebró Llum, mi prima, una vez estábamos instaladas en el patio del recinto.
—Siempre es el mismo discurso todos los malditos años —Gala se dirigió a mí con una mirada alzada. Sus profundos ojos verdes me dieron escalofríos—. Espero que no te haya abrumado, preciosa. Pero ya viste que nuestra rectora es un dolor de culo.
—Ovarios —Corrigió, Leonor, la amiga pelirroja y regordeta de Gala.
—Bien, tenemos el día libre antes de volver a las torturas, ¿Vienen a dar una vuelta? —Ofreció la chica de ojos verdes.
—Gala, tus vueltas nos terminan dejando en problemas. —Esta vez, mi prima la que intervino—. Es el primer día de Belle, no quiero estresarla.
—Va a ser tranquilo... Pero, no prometo nada.
Nuestra salida fue tranquila, pero quien sabe que fuera permitida por las reglas del internado. Fuimos hasta un bosque para nada habitado, pasando por unas vallas rotas y un riachuelo con un puente de piedras. Nos sentamos a platicar, mientras Gala, Leonor y Llum compartían un cigarrillo. Yo, por otro lado, no le ponía atención a su conversación sobre sus amores de verano, estaba muy entretenida leyendo por milésima vez como el Señor Darcy le confiesa a Elizabeth sus sentimientos por ella. Y la vena de la emoción se siente como la primera vez.
Antes de que el sol cayera, nos dirigimos a nuestros dormitorios, a cambiar nuestra ropa para la cena. Me plante en la puerta de mi habitación, pero antes de hacer girar la perilla, Leonor me tomo del brazo.
—Gala, mira esto.
La mencionada miró el número en mi habitación, hizo una cara de asco y me vio.
—Yo que tú, pido que me cambien de habitación —Habló, su voz con un desde de desagrado.
—¿Por qué? —El tono de su comentario me alarmó.
—Te vas a quedar con el fenómeno de Beast —respondió, otra vez su muestra de asco.
—Tampoco exageres, Gala —Llum, hizo que Leonor soltará mi brazo—. No les hagas caso, Belle.
—¿Que no exageré? La chica es un fenómeno, y todavía tiene el atrevimiento de tener un carácter de mierda.
—Pues a mí me parece normal, y no es tan grosera como la pintas. Quizás solo en seria.
—¡Chicas, a comer!
La supervisora de los cuartos nos habló, interrumpiendo la discusión de las dos chicas, por no fue de mucha ayuda. Sirviendo la cena y sentadas la mesa seguían hablando de la chica.
—Es una retraída social, lleva dos semestres aquí, y no hace amistad con nadie —Gala enrredo los fideos de pasta en su tenedor para llevarlos a su boca.
—Escuché que sus padres la educaron toda su vida en casa por su enfermedad —Le siguió Leonor.
—Lo hubieran dejado así, es tan horrible que la debieron encerrar en la torre más alta de este internado.
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Once upon a time in wattpad 🛒
Short StoryUna antología de cuentos para «La carrera Queer»