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El día siguiente fue peor que el anterior.

Se sentía totalmente incómodo, tanto con sus amigos, como en clase, en casa y en todo sitio a donde iba.

No sabía qué hacer, no sabía cómo dejar de sentir eso. Desde aquel descanso de cuatro días, no podía ver las cosas de otra manera, no podía dejar de verse como un intruso, era lo peor que podía haberle sucedido.

Pero también le había ido bien.

Era contradictorio, pero le había ido bien, ese tiempo con él mismo le había venido muy bien.

Durante sus primeras semanas estando en aquel lugar fue maravilloso, fue el sueño americano de los 2000 que todo adolescente quería tener, participar en un deporte como jugador titular, ir a partidos de futbol, hacer muchos amigos, taquillas en los pasillos, romance americano... Todo aquello estaba muy bien, pero lo que no estaba bien era estar lejos de casa, sentirte mal, echar de menos tu vida anterior.

Quería volver a casa. Claro que quería hacerlo.

Pero también estaba bien allí, con sus amigos, feliz practicando el deporte que le gustaba, riendo en la mayoría de clases en vez de escuchar y el nivel académico era mil veces más bajo a comparación de Corea.

Es un mundo ideal.

Sí, desde luego que era un mundo ideal, pero la misma palabra se repetía en su cabeza.

Intruso.

Eso era él en esa época.

¿Por qué no podía simplemente haber viajado a América pero en su misma época de la historia y no dos siglos atrás?

A demás de querer saber cómo demonios había viajado y llegado hasta allí, también quería saber el porqué, por qué el universo le había enviado a esa época y lugar. Quizás el destino quería enviarlo por alguna razón. No sabía aquella razón, pero tampoco estaba interesado en averiguarla, solo quería volver a casa y que se acabase ese sueño sin fin.

— ¿Taehyung? Ha sonado el timbre, vamos a casa. — Su amigo tocó el hombro del chico. —

— Sí, sí, lo siento. —

Se levantó para recoger sus cosas e irse junto a Yoongi.

— ¿Tienes entreno? — Preguntó al ver al peli menta agarrar una mochila deportiva de su taquilla. —

— Sí, ¿tú tienes? —

— Por la tarde, ahora iré a comer a casa. —

— Nos vemos, entonces. — Se alejó despidiéndose con la mano. —

Se quedó solo en el pasillo, así que caminó en dirección a la salida para irse a casa, pero chocó con alguien.

— ¡Qué haces! ¡Tienes todo el maldito pasillo y decides ir por donde voy yo! — Gritó frustrado. —

No estuvo pendiente de la persona a la que estaba hablando, pero cuando se percató, se calló.

Era Jungkook Taylor.

— Yo también me alegro de verte, Taehyung. — Sonrió falsamente. —

El pelinegro iba con la ropa de entrenamiento, suponía que iba en dirección al campo. Llevaba una bolsa deportiva negra en la mano y la mochila del instituto en la espalda.

— Lo siento... —

Los dos chicos se miraron, los ojos negros no expresaban ningún tipo de emoción como habitualmente.

— Da igual, llego tarde. — Lo apartó y se fue. —

El rubio giró sobre sí mismo, mirando como el mayor se iba caminando deprisa. Ninguno estaba de muy buen humor.

Endless DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora