Mineta

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Puro amor hetero y bonito aquí.

Viva el todomomo


Mineta odiaba tanto a Bakugo, y Todoroki.

También a Kirishima, Midoriya, Sero y, hasta su compañero de "observar" a las chicas de la escuela, Kaminari.

Pero más a Bakugo y Todoroki.

Vale, había abrazado y llorado cuando Bakugo despertó del hospital porque era su compañero y le tenía aprecio.

No los odiaba odiaba.

Odiaba que fueran tan guapos, y talentosos, y de un carácter atractivo para la mayoría de chicas.

Justo ahora veía a ambos suspirar mientras se agachaban a recoger las cartas de declaraciones de chiquillas que llegaban a sus casilleros todas las mañanas.

Todas. Las. Mañanas.

Y como eran unos malditos caballeros las guardaban todas en una pila y se aseguraban de leer cada una.

Porque se habían tomado la molestia, decía Todoroki.

Por respeto, decía Bakugo.

Los veía leerlas y luego, a la salida, ambos iban al cerezo del patio trasero y rechazaban cortésmente a las chicas, que sonreían sonrojadas y les decían que no pasaba nada.

Había visto a Todoroki recibir tantos besos en la mejilla como despedida. Bakugo, por su parte, mantenía una distancia prudente y se despedía luego de hacerles una reverencia formal por no corresponderles.

Todas las chicas salían sonrientes, sonrojada y hasta con los ojos llorosos diciendo que eran caballeros y que no podían molestarse con ellos porque estaban enfocados en su camino de héroes.

—Todoroki.

—¿Uh?

—¿Puedo ver una? —Señaló una carta de su pila que el chico estaba guardando en su mochila que tenía un pequeño dibujo de un gato.

¡Hasta era tierno!

—No. Creo que estas cosas son privadas.

Maldita sea, lo sacaron de un cuento donde era un príncipe gallardo en su caballo blanco.

Camino hasta Bakugo.

—¿Puedo ver un—?

—Pierdete. No es de tu incumbencia.

Bakugo no era un príncipe gallardo, pero tampoco era el ladrón del pueblo. Tal vez un noble de carácter fuerte pero con suficientes modales para no ser un idiota...

Como sea, él está vez hiria a ver como eran elogiado esta vez en la ciudad, tenían una misión de rescate y captura. Ahora, Midoriya también los acompañaria.

Él iba porque Aizawa creía que su quirk era perfecto para esta ocasión.

Todo fue como lo planeado, rescataron a todo el mundo, Bakugo y Midoriya derrotaron al villano y él había evitado que el edificio cayera. Todoroki estaba rodeando todo el campo evitando fuga de secuaces.

Shoto salió de atrás del edificio para recibir un coro de gritos femeninos.

Apenas salieron Bakugo y Midoriya se escucho un coro de gritos femeninos, seguido de exclamaciones de ternura.

Maldito Bakugo, si era un príncipe gallardo al final.

Tenía a una niña en brazos que no soltó mientras recibía atención médica.

Entrevistaron a Todoroki, Midoriya y él mientras el rubio mantenía a la niña alejada de la prensa. Ella se negaba a soltarlo.

—¡Un excelente trabajo a pesar de ser novatos! —Otro coro de gritos. —¿Hay algún daño que deban reportar?.

—Bu-Bueno en realidad gracias a Mineta la estructura está estable, hubo una captura del villano y ningún ayudante escapó.

—Todo salió de acuerdo al plan. —Agregó Todoroki.

—Perfecto. —Mineta sería más bajo que ellos pero noto claramente como la entrevistadora se apego más de lo necesario a esos dos idiotas. Midoriya apartó la mirada del escote y Shoto ni se había inmutado, miraba el rostro de la mujer. —Supongo que firmarán algunos autógrafos.

—Si nuestro supervisor nos lo permite claro que si.

Un coro de ¡Shotooooo! Seguido de chillidos agudos solo por una declaración simple.

Mineta se quedó tras ellos, y solo se acercaba cuando las chicas le llamaban, firmó unos cuantos autógrafos y se ganó algunas frases de que era tierno.

—¡Dynamight! ¡Dynamight! ¡Dynamight!

Bakugo se acercó serio-luego de dejar a la niña con las autoridades-y firmó lo que pudo, debían volver a la academia.






















—Maldición.

Bakugo iba restregando su mejilla desde que subieron al auto. Shoto también, Midoriya iba rojo como una fresa.

—Cada vez más difíciles de quitar ¿Eh, Kacchan?

Estaba en medio de esos tres, viéndolos quejarse de que tenían marcas de labiales por todo el rostro.

—Callate nerd.

—Ah, vi un tiktok de eso.—Menciono Shoto tapando su botella de agua. —Hay labiales que duran mucho tiempo, también hay tintas que con un toque dejan el color.

—Yo vi unos labiales intransferibles. —Aportó Deku animado.

—Maldición, la bruja quiso enviarme desmaquillate pero dije que no...

¿En serio estos idiotas estaban hablando de maquillaje cuando un mínimo de diez chicas habían besado su rostro?

Cuando llegaron a la academia Bakugo fue directo donde Mina, pidiendo algún desmaquillante. Shoto fue donde Yaoyorozu, porque tenía una piel sensible y ella tenía productos más especiales, si, estaban saliendo pero a la chica no le molestaba la atención que recibía Shoto. Midoriya se sentó al lado de Uraraka, que algo molesta limpiaba su mejilla.

—Bakugo-chan debería ser más cuidadoso-kero.

—Eran demasiadas.

—Pobrecitos. —Dijo Mina con fingidon pesar.

Todoroki estaba apoyado en el hombro de Yaoyorozu mientras ella limpiaba el último rastro de su mejilla con suavidad.

—¿Todoroki-san quieres que compre uno para ti? Así podrías limpiarte cuando gustes.

Shoto negó mientras ponía una mano sobre la delicada mano de la chica.

—Me gusta que lo hagas tú.

Yaoyorozu sonrió mientras dejaba un beso en su mejilla que lograba hacer sonreír al serio chico. Si, ella no tenía nada que temer, Shoto la adoraba.

—Deku-kun también deberías tener cuidado.

—Lo siento. Me paralizó ante la multitud. —Midoriya por su lado ya no tenía miedo en demostrar cuánto quería a Uraraka.

Le llenaba la cara de besos mientras ella fingía estar molesta un rato más y luego se abrazaban un rato más.

—Si siquen así me vomito. —Dijo Bakugo, que era el único soltero de esos tres, aunque Mineta creía que tenía una novia de su escuela secundaria antigua.

Todos los fines de semana desaparecía toda la tarde.

Bakugo grito cuando Mina le dio un beso en la mejilla a modo de juego, la empujó logrando que riera y luego volviera a seguir limpiandole el rostro.

Malditos, ni siquiera se daban cuenta de lo que tenían.













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