Recuerdos de alguien que ya no está

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Por mucho tiempo ignoré algo que batía muchos recuerdos y afloraba muchos sentimientos, esta vez, es alguien diferente, alguien de quien realmente rara vez hablaba.

Recuerdo que me gustaban mucho sus ojos, esas largas y oscuras pestañas que tenía, esa personalidad brusca, pero que al mismo tiempo era tierna y protectora.

Recuerdo que estaba en primaria cuando él me empezó a gustar, recuerdo cómo me gustaba salir a jugar fútbol por las tardes solo para ir a verlo y poder convivir durante una parte de mi día; él era más grande que yo y constantemente se veía envuelto en peleas y problemas algo fuertes, su familia sanguínea lo hacía a un lado la mayor parte del tiempo, tenía malas notas en la escuela, pero era muy curioso y le gustaba aprender, todo el tiempo hacía preguntas y a mí me gustaba responder sus preguntas.

Había veces en las que no toleraba que se mofara de mí, pero era divertido perseguirlo intentando devolverle lo que me había hecho.

Recuerdo las veces que estuvo para mí, las veces que se sentó y me escucho hablar, las veces en las que me abrazó cuando ya no pude contener el llanto y cómo me coqueteaba cada que lo tenía enfrente.

Recuerdo su cabello negro y rizado, recuerdo todas esas veces en las que él intentó acercarse a mí y entablar una relación conmigo, pero por razones que casi nunca entendí, no se pudo, todo quedó en un casi algo que jamás se consumó...

Era un buen chico, sí, estaba herido, en aquel entonces él no tenía muchos recursos a su alcance y tampoco sabía cómo salir de donde estaba, tuvo una vida difícil y a pesar de que todo mundo lo juzgaba y lo trataba mal, siempre busqué ver ese lado humano de él que la mayor parte del tiempo estaba oculta.

Recuerdo como cada vez que me lo encontraba en la calle, él buscaba la manera de cuidarme, de protegerme y llegué a pensar que en el fondo aún me quería cerca. Recuerdo ese día en el que ya era algo tarde, estaba oscuro y yo venía de regreso a mi casa, él me encontró y me ofreció traerme a mi casa, acepté, pero después de dejarme en mi casa, no se fue, se sentó enfrente de mí y conversamos...

Comenzó a hacer frío y lo invité a pasar a mi casa, se recostó en mi cama y siguió haciéndome preguntas sobre mi carrera, el trabajo y muchas cosas más, pero hubo un momento en el que lo percibí tan cómodo y seguro que se abrió conmigo y comenzó a contarme tantas cosas sobre él... que me sentí fascinada y me sentí igual de cómoda que él.

Fue un rato grato, algo lindo; tiempo después me enteré de que él se iría del país con el afán de mejorar su estilo de vida, poco intercambié palabras con él, poco volvimos a conversar, pero era lindo enterarme de que parecía estarle yendo bien.

Mañana el regresa del extranjero... pero no regresa de la forma en la que esperaba volverlo a ver... la noticia, me impactó, me siento incrédula y lo que creí que ya no dolía, empezó a doler. Por mucho tiempo creí que realmente había dejado de sentir algo por él, incluso se lo dije cuando me lo pregunto, le dije que ya no me sentía enamorada de él, pero creo que nunca le pude decir que lo quería.

Hoy empiezo a sentir la realidad golpear mi frente, sin embargo, sigo sin creer que el día de mañana que lo vuelva a ver, será detrás del cristal de una caja de madera que será testigo de cómo su cuerpo poco a poco se descompone, tenía expectativas muy altas de lo que llegaría a ser, de todo lo que estaba logrando, pero creo que la vida tenía deparado otro futuro para él...


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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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