1 de octubre del 2030
Agustina.
—¿Cómo así, Ki?
Bonito día he tenido hoy.
Pasar desde las diez de la noche de ayer hasta ahorita que salí y es medio día en el hospital, no es lo que me tiene así... o quizás solo un poco, pero de cansancio. No emocionalmente. Está tarde en definitiva no es como las demás.
Ninguno de mis últimos 3 días ha sido como los demás, nada es igual desde que volví a ver a Arturo.
Mi cabeza anda en otra sintonía o en otro mundo, no sabría descifrarlo, pero no estoy concentrada en MI mundo, en mi realidad y eso me preocupa, me asusta bastante sentirme tan... ¿Cómo decirlo? ¿Enbrutada? Esa palabra no existe, claramente, pero no hay mejor manera de decir que me siento bruta por no concentrarme en lo relevante.
Ni siquiera sé a qué se refiere Kiara con su "¿Si vas a poder con Ian, también?", yo me perdí. Le estaba contando de lo estresada que estoy porque ando metida en un gran tráfico de la chingada madre y Sandra me sito en su casa a la 1. Y son las 12:50, lo que significa que probablemente voy a llegar tarde.
¿De dónde bestias madre salió el tema del nene?
—¿Cómo que cómo así, Agustina? ¿En qué planeta andas?
Me reí, acordándome lo que decían cuando aún era novia de Arturo. El apodo con el que todo mundo lo conocía era "Leches" el tono tan blanco de su piel le había atribuido a que lo llamarán así. Y entre mis amigas empezó a existir el término "Lechelandia" y razón tenía, porque la mayoría del tiempo siempre pensaba en él.
Justo como lo he estado haciendo estos últimos tres días.
Carajiño.
Me rasque la cabeza, viendo hacia la pantalla digital de mi auto. Mi celular está conectado al bluetooth y recibo la llamada desde ahí. —En mi mundo, Ki.
Puedo jurar que está viendo con los ojos entrecerrados el celular, como si fuera yo. —Te decía que si vas a poder cuidar a Ian, también. Vas a estar cuidando a Willy y a Fallon. ¿Podes con los 3?
Ah, es verdad que tengo que cuidar a los mini Callejas y ahora a Ian, también. Para eso me quiere Sandra en su casa, para que vaya a cuidar de su muchachito. Pero si, obviamente si puedo cuidarlos a los tres.
Willy es el Callejas más tranquilo que conozco, a él le gusta jugar, pero es tranquilito, todo lo contrario, a Guian, su papá. Ian es un poquito travieso, pero hace caso cuando uno se lo pide, es un amor, se parece mucho a Ki en aspecto, pero tiene la personalidad de Nico, estilo Golden retriever. Y mi Fallon, es el más terremotito de los tres, pero, aun así, es controlable.
—Bien, si puedo cuidarlo, también.
—¿Segura? Mira que, si no podes, se queda Nico en la casa cuidándolo.
—Nah, solo vayan a dejarlo a la casa de Bri, ahí voy a cuidarlos a los 3.
—¿Agus?
—¿Qué?
—¿Y por qué no te quedas a la fiesta también?
—Prefiero quedarme cuidando a los engendritos.
—Pero Agustina...
—Ay, Kiara. Sabes que me encantan los niños. ¿O no?
—Sí, lo sé perfectamente. Por algo vas a ser pediatra.
Sonreí, ella me conoce. —Sip. Y por eso prefiero quedarme encerradita haciendo una tarde de pelis con mis engendritos favoritos.
Escuché su risa al otro lado del auricular. —Bueno, Agus, entonces nos miramos en la casa de Bri.
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Rumbos Perdidos
Teen FictionSigo esperando a que llegué el día. ¿Debería esperar más? Arturo... el amor de mi vida, al que dejé ir una vez, se va, se va de nuevo. ¿Y qué hago yo con tantas responsabilidades? No puedo simplemente correr tras de él y dejar tirado todo, ¿O sí? N...