El teléfono sonó de nuevo, esta vez en la soledad de mi habitación —Alejandra tenía que atender un asunto de su trabajo.— Temía que sea Emilia de nuevo pero me sorprendió cuando tomé el aparato en mis manos: número desconocido.
Mi instinto me decía que atendiera y mi cabeza decía que era algún tipo loco o en la cárcel, aburrido.De todas formas atendí.
—...Hola.—suspirando, cansada y atenta exclamé pero no obtuve respuesta, así que insistí.— ¿Hay alguien ahí?—era algo estúpido ya que obviamente alguien tendría que haber llamado a este número, sin embargo, oí una respiración que me heló la sangre y luego de esto...colgaron.
Tu...tu...tu...
—¿Pero qué...?—alejé el teléfono de mi oreja y lo observe confundida, el suspiro había sonado femenino. ¿Habrá sido ella...? O me estaría haciendo ideas, sea quien sea.
Marqué el número del consultorio, estaba ansiosa por quitarme los nervios de encima. No esperé mucho ya que atendieron casi al instante.
—Hola...—casi dejo caer el teléfono cuando oí la voz de la Dra.Woods, nunca atendía ella por su empleada y me sorprendió que esta vez lo hiciera. Su voz sonaba felina como siempre.
—Um, hola, Dra.Woods. ¿Tiene alguna sesión disponible?
—Esperaba que llames. Por supuesto que tengo un espacio para ti, ven mañana a la misma hora.—mi cerebro andaba más lento de lo normal y tardé unos segundos en responder.
—Muchas gracias, que tenga un bonito día.—solo esperaba no sonar tan nerviosa como lo estaba haciendo.
—Tú también, Eleonor.—podía escuchar la sonrisa en su voz, y sin más, colgó primero.
Sin reacción alguna, dejé el dispositivo sobre la cama y me dirigí al baño. Aún no entendía qué había pasado con aquella llamada, extrañada me lavé la cara intentando esfumar cualquier pensamiento relacionado a ello, no quería darle tantas vueltas pero...aquel suspiro, fue muy peculiar.
Di un respingo cuando golpearon la puerta del departamento y seguido de aquello, sonó la reconocida voz de Becky.
—¡Eli, déjanos pasar!—mis pies descalzos golpeaban el suelo en un frío reconfortante, abrí la puerta después de insertar una clave y las conocidas caras me recibieron con una sonrisa.
—Okey, ¿Qué pasa ahora?—Emilia me tomó del brazo y me obligó a sentarme en un sofá.
—Sabemos que después de un escándalo, es difícil conseguir trabajo...o muy fácil.—ya tengo una mala cara, odiaba cuando Emilia se ponía misteriosa, era algo que me irritaba y solo apagaba mi cerebro cuando lo hacía.
—¿A qué lleva eso?—pregunté, mirando el techo. De pronto, los patrones de aquella superficie me parecían más interesantes que la charla.
—A que tienes un nuevo papel en una película...y estará en cines.—mi vista baja a la velocidad de la luz hacia la mujer que acaba de decir eso, luego me senté y grité.
—¡¿Qué?!
—Como escuchaste, estoy segura de que te llegara la información de la obra a tu correo. Investiga como siempre lo haces.
—Es muy de la nada, no estoy comprendiendo...¿Al menos sabes quién es el director?
—Ganó tres Oscars, solo eso es importante.—pongo mis ojos en blanco y niego con la cabeza, en el movimiento me percato de la existencia de mis lentes y los agarro, Becky me ofreció mi laptop en donde enseguida abrí mi correo.
—¿No les parece sospechoso que me elijan a mi como su actriz tan de la nada?
—Dios, chica. No le des vuelta al asunto, con lo difícil que es conseguirte un papel.—ella murmuró la última parte, yo solo suspiré derrotada. Al fin y al cabo, ¿Quién era yo para juzgar la buena fe de un director?
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Abstinencia
RomanceEleonor Schmidt es una ídola de hollywood y del mundo buscando seguir su trayectoria, para beneficiar aún más el papel de una periodista en manos de vampiros deberá investigar cultos hasta toparse con uno en particular... Su manager le recomienda qu...