V: ¿Dolor de estómago ó mariposas de amor?

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Capitulo Cinco:
¿Dolor de estómago ó mariposas de amor?

Capitulo Cinco:¿Dolor de estómago ó mariposas de amor?

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Armando.

Caminaba por la biblioteca buscando el estúpido libro sobre herbolaria que la clase de ciencias necesita para la tarea del próximo lunes. Estaria en una práctica de basquetbol ahora con mike pero resulta que los dos estamos aquí, y aunque eso me enoja de cierta manera no puedo hacer realmente nada así es la preparatoria.

—Aqui está el libro...— digo dejando el mismo sobre la mesa y extendiéndose hacia Mike.

—Gracias... Oye que no se te olvide que hay práctica en tres horas te veo...—

Dijo y salió de la biblioteca dejándome solo en el aburrido lugar, así que decidí también irme tome mis cosas y me dirigí hacia la puerta del lugar y al abrir la puerta choque de inmediato con alguien logrando que las cosas que está perosna tenía en manos cayeran al piso, me hagache para ayudarle a recoger sus cosas mientras le pedía perdón por no haberle visto.

—Lo siento de verdad...— cuando elevó mi mirada veo a... Eduardo... Sus ojos cafés topan con los míos, sus lentes lo hacen ver adorable junto al chaleco del uniforme que siempre lleva junto a esa camisa de manga larga. Mis ojos pauntan a sus labios rosados y después vuelven a sus ojos los cuales miran en diferentes direcciones antes de hablarme.

Armando... Armando...

—! ARMANDO ¡—

Abrí los ojos y note que estaba en mi habitación, maldita sea solo fue un sueño, suspiro procesando lo que acabo de ver y ala vez acostumbrandome a la luz, mis ojos enfocan a la causa de mi despierte es mi alterada hermana Liliana.

—Lili... ¿Que quieres?—

—Que te despiertes menso, llegaremos tarde... ¿Con qué o quién tanto sueñas armando?— afirma para preguntar.

—¿Por qué la pregunta?— es de tontos responder a una pregunta con otra, pero aveces suele funcionar para huir de la pregunta hecha antes.

Liliana se levantó dejando ver a su hermano mayor que su sabana parecía una carpa de circo, sin perder el tiempo armando tomo la almohada de a lado y la puso entre sus piernas escondiendo aquella reacción al mismo tiempo que se sentaba en su cama y mordía sus labios.

—Apurate y arregla eso, no tendré un retardo por culpa de tus hormonas.— dijo su hermana y salió de la habitación del susodicho.

—Demonios...— quito la almohada y miro con seriedad la erección entre sus piernas, no le quedó de otra más que meter su mano debajo de su ropa interior y "masacrar" aquella reacción fisiológica, la mano de armando subía y bajaba, se retorció unas cuantas veces por el placer a nivel de que su mano izquierda se agarraba firmemente de la cabecera de su cama.

Falsos sonrojos; falso corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora