No me culpes.

148 10 0
                                    

Día 4: Formas de titán.

—Aparta de mi camino —amenazó Porco.—Déjala, se está recuperando; podrás verla cuando...—Reiner, quítate de en medio o lo haré yo —interrumpió Porco.


Perdió el control, como todos en la primera transformación; el único problema es que lastimó a Pieck en el proceso. Aunque ella intentó controlarlo en su forma de titán, aún así resultó herida. No recuerda nada; toda la información la obtuvo de Magath. Salió disparado hacia la habitación de Pieck para ver en qué estado se encontraba. Sin embargo, Reiner interpuso su camino.

—Perdiste el control —dijo Reiner.—Ahora perderé el control si no te apartas y me dejas verla. Hazte a un lado —repitió Porco.


Perdiendo toda la tranquilidad que había reunido desde que supo que le levantó la mano.¿Cómo pudo lastimar a la mujer que anhelaba?


—No —dijo Reiner poniendo una mano en su hombro y empujándolo hacia atrás.—No vas a impedir que esté ahí para ella. Apártate —amenazó Porco por última vez.


Antes de que el caos estallara entre ellos, una tercera voz interrumpió la conversación.


—Déjalo pasar, no necesitamos este tipo de dramas —habló Zeke.


Reiner se apartó, Porco se movió hacia la puerta y la abrió sin más, dejando a los demás afuera. Le importaba poco lo que pasara con ellos afuera. Pero en cuanto abrió la puerta, su corazón cayó al suelo.


Pieck tenía sangre en todo el cuerpo, incluso en las sábanas. El vapor nublaba su campo de visión, pero aún así vio que su pierna derecha estaba desgarrada, no tenía el brazo izquierdo y su cara estaba rasguñada.


—Pieck —susurró.


¿Cómo pudo lastimarla de esta manera?Con los ojos abiertos ampliamente, miró a Porco, ojos grises y espantados de que él estuviera viendo este desastre en ella.
—¿Qué haces aquí? Le dije a...—¿Cómo sucedió? —preguntó.


Pieck negó con la cabeza, giró su cuerpo sobre la cama y miró por la ventana. Pero su espalda tenía aún peores heridas que su cara. Profundas incisiones casi llegando al hueso, dejando mucho que ver a los ojos de Porco.Todas marcas de las garras del titán mandíbula.


—No es nada grave, va a sanar —dijo ella.—¿Qué no es grave? Pieck, te hice esto... Lo siento tanto, Pieck —murmuró, dando pasos débiles hacia ella.—Porco, sanaré —aseguró, volteando la mirada sobre su hombro.


La expresión más miserable estaba en su rostro, ojos vidriosos, labios fruncidos, casi suplicándole que se acercara, que hablara, que se disculpara.


—No es tu culpa, Porco. No me hiciste esto a propósito; no eras tú —aseguró ella.


Todo el tiempo usando la voz calmada, para no alterar a Porco o darle el mensaje equivocado. Ella misma se descontroló en su primera transformación en titán, no lastimó a ninguno de sus compañeros; no debía estar en ese lugar. Los compañeros cercanos al sujeto no deben estar cerca de la primera transformación, pero Pieck insistió en estar presente, en que ella sería capaz de controlarlo. Por lo que era su culpa, de nadie más. Solo suya, no de él.


—Déjame curarte... es lo mínimo que puedo hacer después de todo lo que te hice, por favor. Piku —murmuró él acercándose a ella.


Pieck asintió suavemente con la cabeza, dejó de cruzar los brazos y se quitó la camisa, dejando al descubierto su espalda ante los ojos verdes de Porco. Porco tomó el botiquín de primeros auxilios del escritorio abierto. Pieck se sentó con la pierna derecha extendida y la otra debajo de su cuerpo, de espaldas a Porco.


—Lo siento, Pieck... lo siento —susurró, dejando un beso contra su mejilla.


Pieck negó con la cabeza, mientras las manos masculinas en su espalda aplicaban alcohol limpiando la zona de la sangre excesiva, y luego procedía a intentar limpiar las incisiones en su piel pálida.


El silencio reinó en la habitación de repente. Sabía que esto significaba problemas para ambos. Theo Magath sospechaba mucho antes de este problema que entre ellos dos sucedía algo más que amistad. Si antes era una sospecha, ahora seguro él ya sabía lo que pasaba entre ellos; ahora serían reprendidos.


—¿Te dijo algo más, Magath? —preguntó ella volviendo la mirada sobre su hombro.


Porco negó con la cabeza, terminó el trabajo en su espalda y la volteó con cuidado, quedando cara a cara. Verla herida lo lastimó físicamente, algo que no estaba seguro de que pudiera pasar. ¿Cómo si era ella la que estaba herida, era él quien sentía el ardor y el dolor?


—¿Crees que sabe? ¿Sobre nosotros? —inquirió.


Porco se encogió de hombros.


—Estoy hablando en serio, Pock... si él sabe que tú y yo...—No lo sabrá —aseguró.


Sujetó el mentón de la mujer con dos dedos, levantando un poco su cabeza y la movió a un costado, aplicando directamente el alcohol en su cortada. Ella jadeó, frunció el ceño y apretó sus labios.


—Tenemos que convencerlo de que entre tú y yo no está pasando nada —habló.—¿Y cómo haremos eso? Acabamos de hacer toda una escena... dudo que no estén hablando ya de lo que harán con nosotros —murmuró ella.—Bueno, tampoco es que puedan reemplazarte, les eres útil y yo acabo de convertirme... No pueden, pero tranquila —susurró—. Los convenceremos de que somos amigos y nada más que eso...—¿Eso significa que vamos a terminar lo que estaba sucediendo entre nosotros? —preguntó desanimada.


Porco sonrió. Pieck no entendió muy bien por qué.


—No, solamente ahora tendremos que ser más cautelosos con lo que hacemos, dónde nos besamos o cómo nos escabullimos, lo siento... no es como se supone que debería ser, lo siento.


Sus manos dejaron en paz la incisión de su mejilla, soltó su rostro y sus ojos se conectaron con los de ella.


—Es curioso cómo pasaste de una preocupación a otra en menos de dos segundos solo porque creías que íbamos a terminar —lanzó una leve carcajada y Pieck lo golpeó con su único brazo, esbozando una sonrisa.—Idiota...—Sí, pero soy tuyo... ¿Estás de acuerdo con este plan, Piku?


Porco sujetó su mejilla sana con su palma, trazando su piel con la yema del pulgar, dejando que ella absorbiera energía de él como una esponja, como si él fuera más fuerte que ella. Ambos sabían que el pilar entre ellos es Pieck, pero de vez en cuando, él es la fuerza de ella.


—Es mejor que la alternativa... Perdóname tú a mí, de no ser por mí... no tendríamos que hacer esto... Lo siento —murmuró, intentando bajar la mirada al piso.Porco no la dejó, mantuvo su vista en él.—También me volví loco cuando te mandaron a esa isla y yo tuve que quedarme aquí... no te culpo.


Pieck sonrio, apoyo la frente contra la de él, sintio inmediatamente como su cuerpo comenzaba a regenerarse más rapido, todo gracias a él. Lo unico que pudo hacer era darle las gracias Porco dejo un beso contra su frente.

PokkoPiku Week 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora