17. Viejas Vans.

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La verdad el día siguiente fue muy... Espera, no, no muy, demasiado raro. Desayunamos en un silencio terrorífico. Reaven y Maizon no discutían, simplemente se lanzaba miradas y una que otras veces se sonreían cosa que me desconcertaba cada vez más. En lo que se dice Dylan y yo pues simplemente no sabíamos que era lo que manteníamos realmente. No podíamos tener una relación pues yo estaba comprometida y pues eso sería burlarme de Connor mientras él solamente me había demostrado su cariño.

Esta mañana al despertarnos, mantuvimos una conversación bajo las sabanas de mi cama.

-Entonces dime Kryssten Johanna -con una mano rodeó mi cintura y me acercó aún más a él y con la otra me tomó de la barbilla y me obligó mirarlo, luego delicadamente apartó los mechones de mi rostro-Si tú me amas y yo te amo ¿Qué aremos con Connor?

Al escuchar su nombre fruncí los labios y un débil sentimiento de culpabilidad me golpeó el pecho. No había pensado en él hasta ahora, tampoco me había preocupado en que le diríamos y no me había tomado el tiempo para imaginarme cómo reaccionaría cuándo le dijera que no podría casarme con él porqué amaba a Dylan.

Sin contenerme suspiré-Decirle la verdad-me limité a contestar y encogerme de hombros.

Luego de eso tuvimos una sesión de besos, caricias, risas, cosquillas y palabras de felicidad departe de Dylan cómo "Me haces el chico más feliz del mundo" "No puedo creer que esto esté sucediendo" y la que no puede faltar "Te Amo"

La verdad siempre creí que las chicas eran las que más demostraban el afecto en una relación, pero Dylan es el chico más afectuoso que he conocido. Fui una total estúpida al dejarme llevar por el odio y el orgullo que se habían apoderado de mí durante casi más de 3 años y no darme cuenta del gran chico que es Dylan y de que había cometido un error como todo ser humano. Pero de algo estaba segura...

Jamás lo volvería a perder.

Siendo las 5:30 de la tarde ya habíamos empacado todo. Era hora de volver a casa, al trabajo, a la realidad... a Connor. Dylan y Maizon subieron las maletas a la minivan mientras Rea y yo nos asegurábamos de que la cabaña quedara cerrada. Ya en la carretera, Maizon había decido conducir esta vez pero para mi sorpresa Reaven aceptó ser su copiloto sin protestas o muecas de disgusto.

Algo huele mal entre estos dos.

Así que Dylan y yo nos fuimos en la parte trasera, entre ellos y las maletas. El viaje fue tranquilo y silencioso. Al caer el anochecer, un sueño incontenible se apoderó de mi cuerpo, bostecé más de tres veces en menos de un minuto y Dylan pudo notarlo.

-¿Sueño, amor? -preguntó dulcemente y yo asentí-Ven-me rodeó los hombros con su brazo y yo recosté mi cabeza en su hombro. Por el retrovisor pude ver cómo Maizon nos lanzaba una mirada con una sonrisa adjunta y nos guiñaba un ojo para luego devolver los ojos a la carretera. Vaya que esta raro.

Luego de un rato de estar divagando en la nada de mi mente, me dejé llevar por el sueño y el calor de los brazos de Dylan.

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Dylan P.O.V.

Llegamos a la ciudad rondando las 9 de la noche. Kryss estaba dormida sobre mis piernas con una expresión angelical. Esperemos que este soñando conmigo. La minivan se estacionó frente al Edificio Empire State.

Frente a mí pude ver cómo Maizon se acercaba a Reaven y le daba un beso que duró más tardar 5 segundos. Mis ojos se abrieron de par en par.

Carraspeé para hacerme notar-¿Qué rayos fue eso? ¿Me explican? -exigí ya que no tenía ni la más mínima idea de lo que estaba sucediendo.

Él En New York.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora