20. ¿Qué Rayos esta sucediendo?

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Llamé a Dylan a su celular el cuál atendió al tercer tono. Ya era casi medianoche. Cuándo creí que no iba a contestar, escuché su gruesa y ronca voz adormilada y gangosa. Simplemente le dije que estaba en Hallworth Smack y que tenía problemas, ni siquiera me dejó explicarle cuándo me contestó con un breve "Llego enseguida" y cortó la llamada. Hallworth Smack no era un lugar con muy buena reputación. Varios hombres habían muerto a causa del exceso de drogas y alcohol que consumían en este lugar, otros habían sido asesinados a causa de deudas y se habían escuchado rumores de que prostituyen mujeres.


Creo que Dylan se lo tomó muy a pecho cuándo en menos de 15 minutos estaba aquí.

Divisé su inconfundible anatomía en medio de la multitud danzante, cruzó la pista apartando cuerpos que se interpusieran en su camino, pues él ya me había visto. Traía una playera negra puesta, jeans rotos y zapatillas.

Me levanté del piso y corrí hacia él para rodearlo con mis delgados brazos. Después de un día tan horrible cómo hoy, necesitaba su contacto. Él me devolvió el abrazo aún más fuerte y acaricio mi corto cabello con sus dedos. Luego tomó mi rostro entre sus manos y me besó. De inmediato sentí cómo todo mi cuerpo se relajaba, mis músculos se aflojaban y mi pulso se reducía al mínimo. Cuánto había extrañado sus labios, tal vez haya sido sólo un día, pero yo lo sentía cómo una eternidad. Al separarnos recordé a Connor y un leve golpe de tensión volvió a mí.

—¿Cómo llegaste tan rápido? —indagué ya que Hallworth no estaba muy cerca que digamos.

—Le pedí tu auto a Maizon— sacó las llaves del bolsillo y las balanceó en el aire. Luego me las entregó en la mano y me observó —¿Te encuentras bien? Estás pálida ¿Qué te sucedió? ¿Cuál es el problema? —explotó.

—Pues...—tomé su mano y lo guié hasta donde estaba el cuerpo inerte de Connor. Su rostro estaba relajado, pero un hilo de saliva goteaba por su mejilla.

—¿Y qué rayos le sucedió? —exclamó Dylan junto a mí, mientras observaba a Connor con el ceño fruncido.

—El Barman dice que se tomó más de 15 botellas. Esto es mi culpa por lo de esta mañana, él está así por mí—aseguré con temor.

—Claro que no Kryss—dijo sin apartar la mirada de Connor.

—¿Y que hacemos? —pregunté ya que había pedido su ayuda para esto.

—Podemos dejarlo aquí, he irnos tu y yo solitos a casa, ver una peli...

—Dylan—dije con tono amenazante.

—De acuerdo, de acuerdo—alzó las manos al aire en rendición y puso los ojos en blanco—Ve toma su cabeza, yo lo llevaré por los pies. Hay que sacar a este imbécil de aquí—dijo mientras se ubicaba en la parte baja del cuerpo de Connor y tomaba sus piernas.

Yo fui a la parte superior y tomarlo por la cabeza no me pareció una buena idea así que me fui por la opción de tomarlo por las axilas. Escurrí mis manos debajo de sus hombros y me apoyé en esa zona. Traté de alzarlo hasta que me di cuenta de algo.

Sus axilas.

Estaban húmedas.

Iugh.

Lo solté sin dudarlo y su cuerpo cayó al piso. Restregué mis manos contra los jeans cómo si eso fuera a quitar la asquerosa transpiración axial de las axilas de Connor.

—Te advertí que la cabeza era lo mejor—dijo Dylan al otro lado con una sonrisa burlona, mientras sostenía los pies de Connor, ya preparado para sacarlo de ahí.

Él En New York.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora