CAPÍTULO I: Soledad

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¿Quién diría que la soledad era tan devastadora?

Desde que Marte y Venus dejaron de hablar conmigo, a pasar a juntarse entre ellos e ignorarme, he sufrido como jamás antes lo había hecho, era tan grande el dolor que ni la muerte de mis dinosaurios puedo comparárseles. 

Agradecía que Luna y Mercurio estuvieran ahí para mí en estos momentos de ¿depresión? No sé si usar ese término para lo que siento. Ha pasado un tiempo desde que intente tirarme al sol, fracasando en el intento, como todo lo que hago en mi existencia. Luna y Mercurio han estado ahí, tratando de levantarme el ánimo y sobre todo vigilando que no vuelva hacer ninguna estupidez, sobre todo Luna, entiendo que se sienta angustiado, creo que soy un vínculo importante para él, no sé ni como teniendo en cuenta como lo he tratado durante todos estos millones de años.

Suspire tratando de dejar los pensamientos negativos de un lado y pensar en algo diferente, Mercurio le había dicho que era una buena forma de dejar de estar triste, o al menos eso hacia él, cuando Venus lo hacía sentir mal con sus insultos. 

Mire hacia los lados y no había nadie, me hacía sentir tan vacío, no pude evitar mirar hacia el sol recordando cada uno de mis pensamientos y palabras cuando intente suicidarme, ¿estaba haciendo lo correcto o Luna tenía razón y no era una solución?

—Ey, Tierra—Me sobresalté al escuchar a Luna, creí que estaba solo—¿Sabes que mirar fijamente el sol puede provocar una perdida permanente de la visión, verdad?—Parecía realmente preocupado, seguramente cree que aún quiero tirarme al sol, y no se equivoca.

—E-eh, sí—Mire a otro lado tratando de cambiar si semblante triste—Espera, ¿eso también aplica para los planetas?—Sé que mis terribolas podrían perder la vista al ver al sol directamente, ¿pero eso también aplicaba para mí?

—Mejor no lo averigüemos—Sonreí un poco por su actitud—De todos modos creo que Mercurio está preparando algo...

¿Mercurio? La verdad veia a Luna y Mercurio muy preocupados por la Revolución Lunar, yo creo que me lo merezco, los menosprecie, es obvio que las Lunas se sentirían enojados por la situación, pero ellos dos no estaban dispuestos a que le pasara algo a él.

—¿Y tú?...

 —Sí, estoy... Estoy bien—Trate de ser fuerte para Luna, aunque sé que él sabe que no lo estoy—Hagámoslo—Comencé a alejarme decidido, pero un gran estruendo sonó a lo lejos, venía del cinturón de asteroides, parecía ser un bombardeo... era cerca de la órbita de Marte.

—Tierra, quédate aquí—Escuche a Luna decirme mientras se colocaba enfrente mío, como si temiese que una Luna de Júpiter saliera de la nada y me lanzara un asteroide.

—Luna, debemos ir, ese bombardeo viene de la órbita de Marte—Lo miré suplicante, no quería que mis amigos salieran heridos por mis estupideces—Por favor, no nos demoraremos, todo va a estar bien... por favor.

Él me miró con duda, no quería que algo me pasara, pero simplemente suspiro rendido—Bien, vamos.

Juntos nos fuimos acercando a la órbita de Marte.

En Busca del PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora