Guerra de tronos |BTS//STRAY KIDS|

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Capitulo dos: ¿Poderes, de verdad?

Narra Anastasia Aleskey.

En Nethloc había amanecido un nuevo día, bastante soleado y fresco, y los preparativos para el gran evento del próximo día ya habían comenzado. 

Me encontraba en la biblioteca, leyendo un libro sobre plantas medicinales. A mis cortos dieciocho años, considero que la lectura es un arte, ya que estoy obsesionada con ella.

Sin embargo, me distraje al escuchar un estruendo proveniente de la habitación de al lado. Me asusté aún más al oír el grito desgarrador que salió de la boca de Audrey. 

Dejando mi libro de lado, corrí hacia el salón de prácticas y la encontré en el suelo.

—¡Audrey, ¿estás bien?!—pregunté acercándome a ella, quien no podía hablar por el dolor.

—¡Me duele, me duele mucho el tobillo!—Audrey lloriqueaba sin cesar, y yo me desesperaba más—. Me caí haciendo un movimiento—trató de explicar, pero sus sollozos no la dejaban.

Me fijé en los tobillos de mi hermana mientras veía cómo uno de ellos sobresalía de su piel, pareciendo hinchado.

Sin pensarlo, pasé mi mano por el lugar hinchado, y de repente, Audrey dejó de sentir dolor.

—¿Qué tienes?—pregunté preocupada—, ¿Te hice daño?

—No siento dolor—miró sorprendida a su hermana y luego examinó su tobillo, que estaba como nuevo—. ¿Cómo lo has hecho?—preguntó, abriendo los ojos más de lo normal e inspeccionando mis manos.

—¿De qué hablas?—pregunté, levantándome del suelo mientras sacudía mi vestido—. Apenas rozé mi mano con tu tobillo.

—¿Las pociones funcionaron?—preguntó Audrey para si misma.

Dándome cuenta de lo que había dicho mi hermana, rápidamente la levanté del suelo llevándola fuera del salón.

—Debemos contarle esto a Jimin—dije apresurada.

Salimos del castillo a toda prisa y corrimos hacia el jardín, donde sabíamos que lo encontraríamos. Jimin estaba allí, ocupado cuidando las plantas y las flores del jardín.

Seguramente nos había sentido acercarnos, ya que se dio la vuelta y nos miró con una expresión de sorpresa.

—Buenos días, mis princesas—nos saludó con una reverencia, a lo que respondimos con otra reverencia apresurada.

El elfo nos señaló con curiosidad, claramente intrigado por nuestra urgencia, y comenzó a preguntar:

—Qué...

—¿Estás ocupado?—pregunté, interrumpiéndolo—. Debemos contarte algo importante.

—Estaba a punto de ir a buscarte para tu clase de latín—respondió Jimin, dejando la regadera en el suelo—. Suced...

—Da igual, te lo vamos a contar—Audrey tomó de mi muñeca y se acercó al elfo quién abrió sus ojos con curiosidad— Cómo te lo explico.

—Empezando por el principio tal vez—respondió de brazos cruzados esperando una respuesta— Al grano, niñas. Tengo muchas cosas qué hacer el día de hoy.

—Yo se lo explico—di un paso al frente y aclaré mi garganta— Hace rato estaba en la biblioteca leyendo...

—¡Al grano Ana!—exclamó Audrey interrumpiendome a lo que yo respiré profundo y la miré desesperada.

—Si es otra de sus bromas ya no voy a caer—suspiró cansado tomando nuevamente la regadera— Sé cómo empieza esto y...

—Jimin, querido. Son las pociones—dijo Audrey explicando lo que había pasado en la sala de prácticas a lo que yo asentí.