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Capítulo dieciséis: Ángeles caídos. 

Narra Audrey Aleskey.

Caminabamos tranquilamente, algunos reían, otros hablaban y otros sólo se ignoraban. Seguía observando el campo por el que estábamos pasando hasta que choqué con la espalda de Taehyung.

—¿Por qué te detienes? ¿Te picó un mosco?

Todos volteamos a ver curioso a Taehyung quien se encontraba más nervioso de lo normal.

—¿P-por qué no mejor vamos por otro lado?—cuestionó mirando hacía otro lado.

—Es que esta es nuestra siguiente parada—agregó Namjoon tomandondolo de su antebrazo.

—Por ahí nos estaríamos desviando, Nam y...

—No seas ridículo, Taehyung. Conozco muy bien en dónde estámos—comentó Seokjin caminando a mi lado.

—¿Eso quiere decir que estamos en las tierras de Taehyung?—susurré a lo que Jin asintió.

—Sólo les pediré que no crean lo que digan de mi por allá—pidió la voz de Taehyung mirándome— Los ángeles caídos pueden ser muy mentirosos y serían capaces de confundirlo.

—¿Y así hablas de tus ex compañeros?—preguntó Jin con una mueca de desagrado— Aunque estoy tan contento de que hayas salido de este lugar—dijo abrazándolo por los hombros y dándole ánimo mientras esté solo tragó en seco.

Era la primera vez que iba a ese lugar que nada más había visto en libros y sentía muchos nervios de lo que podría suceder.

El lugar parecía sombrío y estaba ubicado en un lugar bastante apartado de la mayoría de los reinos vecinos. El cielo estaba perpetuamente nublado o lleno de tormentas, lo que aumentaba la sensación de opresión y misterio en el ambiente.

Los paisajes estaban dominados por colinas escarpadas, cuevas oscuras y bosques densos y tenebrosos. La arquitectura era decadente, con estructuras en ruinas construidas en piedra oscura y cubiertas de enredaderas retorcidas y espinosas.

Al cruzar la entrada del reino, notamos las miradas de los habitantes locales, "personas normales" que nos observaban con extrañeza. Sus ojos recorrían con curiosidad a las chicas del grupo, a los gráciles elfos y al inquietante demonio que caminaba a nuestro lado. 

Pero era evidente que sus miradas se detenían, cargadas de reconocimiento y quizás cierto temor, en el ángel que nos acompañaba.

Era un ángel que todos en el reino conocían, y su presencia destacaba entre la multitud. Pude sentir cómo la atención de las personas se centraba en nosotros, y la atmósfera se volvía más tensa. 

Era como si el ángel fuera un imán para la curiosidad y la incertidumbre de aquellos que habitaban en este reino sombrío de los ángeles caídos.

Caminamos por entre las miradas furtivas y los susurros, conscientes de que éramos forasteros en un lugar donde la desconfianza reinaba.

El grupo del norte se encontraba en medio de un inesperado reencuentro entre Seokjin y los chicos Gadreel y Sariel. La escena se desarrollaba de la siguiente manera:

—¡Seokjin!—exclamó un chico a lo lejos, llamando la atención de todos nosotros.

—¡Gadreel!—respondió Seokjin emocionado, abriendo sus brazos para recibir un abrazo lleno de fuerza de su viejo amigo— ¡Cuánto tiempo!

El abrazo entre los dos amigos parecía sincero y emotivo. Pero la sorpresa no terminó ahí:

—¿No hay abrazo para mí?—preguntó otro chico, Sariel, que apareció más atrás.

Guerra de tronos |BTS//STRAY KIDS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora