Capítulo 4

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Toda la familia estaba ansiosa por su evento, vestían cada quien su respectivo esmoquin diseñado por el sastre real, con los colores específicos de su reino.

Taehyung llevaba una corona con pequeños rubíes incrustados en toda la extensión de la misma, las cuales hacían juego con su traje.

– Príncipe Taehyung, permítame por favor decirle que esta noche se ve espléndido. –Exclamó Eunwoo. –Eres toda una belleza, nadie sospecharía que el corsé que llevas dentro te hace ver todo estreñido. –Finalizó en un susurro y a modo de burla.

– Joven Cha. –Saludaba en reverencia a su mejor amigo pero por estrictas normas de etiqueta y formalidad, sino ya se le habría tirado encima por las burlas de lo último dicho. –Usted está muy elegante también esta noche, ese conjunto roba las miradas de todas las damas y las honorables aquí presentes.

Eunwoo estaba por agradecerle a su amigo con una sonrisa hasta que éste agregó en un susurro:

– ¿No había en talla para hombre?

– Definitivamente eres el jodido demonio encarnado. –Rieron a carcajadas algo discretas. Si, eran una hermosa amistad.

– Vamos a la entrada, Gummy no tarda en venir y quiero esperarlo cerca. –Eunwoo arqueó una ceja e hizo una mueca de asco ante el apodo, ¿a quién rayos se le ocurrió?

– Cha Eunwoo no me hagas esa cara, por favor solo por hoy. –Insistió Taehyung, haciendo ojos de cachorro (una vez más en la misma noche).

El pelinegro solamente inhaló aire profundamente por la nariz para luego soltarlo de ahí mismo.

– Está bien, no puedo contra ti, eres un arma destructiva y luego eres capaz de mandarme a matar y no queremos eso. –Claro que hubo un tono sarcástico en lo dicho. Acomodó su traje y pasó a la par de Taehyung para dirigirse a la entrada del palacio.

El salón principal estaba lleno de decoraciones navideñas -pues a cierto heredero le encanta esta época del año y todos los ayudantes del palacio tenían la orden (nada desagradable a decir verdad) de colocar cuantos adornos fueran posibles- apreciadas por cada unos de los invitados, quienes amaban las fiestas de la Familia Real, pues siempre se lucían con ellas.

La fiesta transcurría con calma y armonía, los invitados seguían apareciendo cada cierto tiempo, incluso hubo una pequeña conmoción con fotógrafos y periodistas queriendo acercarse a cierto invitado, llevándose una gran sorpresa al divisar que en la entrada estaba un muy elegante y sonriente príncipe saludándolos.

Se trataba de un elegante y reconocido monarca, el menor de la Familia Real de Otharia, Jeon Hoseok Príncipe de Kaelena, quien comúnmente representaba a la corona de los Jeon en tierras de Samera por la pequeña -gran- rivalidad entre ambas parejas de reyes.

Hoseok y su hermano mayor eran diferentes a sus padres, así que nunca han tenido que lidiar con rechazos o malas miradas, su gran labor y esfuerzo comunitario ha hecho que se ganen el favor de su gente, incluso de personas en el extranjero.

Vistiendo un elegante traje blanco a juego de un saco azul, franjas rojas en los codos de su saco y laterales de sus pantalones, acompañado de un moño en su cuello resaltando su elegancia. Definitivamente destacaba entre sus invitados.

Pese a robar varias miradas, hubo una en específico que quedó cautivada cuando iba caminando a la salida junto a otro príncipe, ya se acercaría a saludarle luego de acompañar a su mejor amigo.

– Bienvenido Príncipe Real Hoseok, es un placer tenerlo nuevamente como invitado. –Se acercaba a saludar Yoongi a su mejor amigo con una leve reverencia.

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