a tu modo

Alerta

Elian

Tres de las cuatro mujeres más importantes de mi vida de nuevo se paran frente a mí para reprenderme. En los cientos de años que llevo vivo (y con la reputación que me precede), nunca nadie cuerdo pensaría siquiera intentarlo; pero siendo ellas mi hermana, nana y compañera jurada, no me atrevo a contradecirles. En su lugar, permanezco sentado, prestando atención y escuchando sus palabras.

- ¿En qué vampiros estabas pensando para reaccionar así, Elian? ¿tienes idea de lo que podría haber pasado si Susy no hubiera entrado a tiempo?

Ema, con mi pequeño sobrino revolviéndose en sus brazos caminaba de un lado al otro mezclando suspiros y maldiciones. Odio verla así. Detesto que en su estado postparto además de lidiar con las hormonas y la falta de sueño por cuidar de su hijo, también yo sea motivo de malestar.

-No iba a lastimarla. -respondí.

-La violencia no es sólo física. Psicológicamente, te acercaste a ella con Apolo claramente al mando de tu cuerpo. Le gruñiste, le gritaste, la arrinconaste como si fuera culpable de un genocidio cuando bien sabías que yo le pediría de llevarte el desayuno, ¿cómo entonces pudiste caer en un estado tan salvaje? No te crié para que seas un imbécil impulsivo.

A medida que soltaba cada nueva frase en mi contra, Susy me apuntaba con una cuchara de madera que provocaba querer hacerme bajar la cabeza y las orejas como si fuera un cachorro. Me reprende con ese tono tan poco usual de escuchar y que sabe lo mucho que me afecta.

-Me pediste permiso para hacerla parte del servicio de mucamas como excusa para conocernos y lo permití porque pensé que sabrías manejarla. Sin embargo, la mandaste sola, sin ningún tipo de supervisión o escolta para controlar sus acciones.

-La mandé sola para que se sienta más tranquila y tengan un poco de privacidad, ¿eso te da el derecho para tratarla así?

-¿Cómo esperas que la trate? -cansado me puse de pie y alcé mi tono- Todos aquí tienen la cabeza en las nubes, celebrando e idealizando a una completa extraña por el simple hecho de que es mi mate. Pudo haberme envenenado, pudo haber espíado, pudo haber hecho muchas cosas que pusieran a Oldiver en peligro. -apreté mis puños- Cuando entré la vi nerviosa en el suelo analizando un libro que bien pudo ser documentos confidenciales. Y es cierto que pude calmarme al notar que "solo se trataba de un album", cuando todas aquí saben cuan importante es eso para mí. -miré a Melany- ¿Vas a fingir que los rumores sobre nosotros no volvieron a hacerse presentes en el baile? ¿qué ocurre si ella te toma como una amenaza? ¿si intenta dañar a Yue?

La pelinegra por fin cambió su actitud a una más consciente y preocupada. Sabe que mis palabras son reales y que no deben tomarse a la ligera. Agradezco mentalmente que reflexione y por lo mismo también intenté centrarme antes de volver con las otras dos.

-Susy, sé que me criaste para ser un caballero con las damas y hasta la fecha creo que cumplí bien con dicha expectativa. Es diferente ahora, se trata de ella, mi mate, que resulta provenir de la manada más embustera y traicionera que nunca antes haya existido. -caminé acercándome a la mayor y bajé mi tono- Ser mates no asegura nada, y por si lo olvidaste, mi madre fue prueba de ello.

Tal cual lo esperaba, revolver memorias pasadas y soltar un comentario de mi prácticamente innombrable progenitora provocaron que la señora se congelara en su lugar. Lo mismo fue para Ema, la rubia agachó su cabeza arrepentida por llegar a ese delicado punto.

-Espero ahora las tres comprendan lo complejo de la situación y sean más cautelosas.

Les abrí la puerta, dando a entender que la charla finalizó y que las quiero lejos por un rato. Tiempo que a juzgar por lo ocurrido también necesitan. Es mejor que cada uno vuelva a sus respectivas actividades y dejemos esto de lado por ahora.

Y una vez sólo, tomé asiento con mi preciado album en manos, aunque mi vista se centraba en el ya frío desayuno todavía colocado en el escritorio.

-No quiero desconfiar en vano, por favor, no me des motivos, Camile. Diosa luna, demuestra que me equivoco, que soy solo un imbécil sobrepensando y que mi mate, por la que tanto te he rogado, no es una traidora... no es como mi madre.

↔

Camile

-Llegaste tarde. -dejé de cepillar el cabello de Cristal al escuchar sus palabras- Puede que no lo parezca, pero como mi sirvienta principal conozco bien tu rutina. Tu pulso tiembla con cada movimiento, tus ojos están pegados al suelo y todo tu ser está más tenso de lo usual. -ella me observaba a través del reflejo del espejo- Estuviste con él, así que no te atrevas a mentirme y dime lo sucedido.

Su voz calmada era incluso más aterradora a cuando se enojaba. Muchos creen que la mujer delante de mí es sólo una malcriada insufrible, una buscapleitos obsesionada con la moda y el estatus, y si, esa última parte es cierta, pero en cuanto al resto, la realidad es diferente, y yo conozco su verdad. Mi ama se mantiene al pendiente de todo, sabe utilizar esa falsa y estúpida máscara para mover hilos sin levantar sospechas. Y es por eso que los líderes de Yaiza le encomendaron mi vigilancia.

-Se me ordenó llevarle el desayuno al alfa Oldiver, -comencé a explicar intentando mantener la compostura- pero no salió bien. En el proceso vi algo que no me incumbía y él llegó para frenarme.

- ¿Qué viste? -su mirada se afiló, decidida a llegar más a fondo.

-Un álbum de fotos de él junto a sus amistades.

Cristal perdió en parte el interés luego de ello y en su lugar suspiró y volteó para encararme y así escanearme más de cerca.

-Por tu estado es evidente que Oldiver no se tomó bien esa intrusión a su intimidad. Dime, ¿te hizo daño?

Negué con la cabeza. En realidad mi mate no llegó a ponerme un dedo encima porque Susy llegó a tiempo para impedirlo. Físicamente hablando no me hirió, pero psicológicamente, no puedo sacar de mi cabeza su escalofriante forma de hablar, su paso a la defensiva y aquellos ojos inyectados en sangre. Fui paralizada por un miedo nunca antes conocido que me helaba el alma y que hasta el momento continúa pasando factura.

-Que lástima, de haberte herido podríamos sacar ventaja. Ya sabes, por perjuicios y falta de respeto, mi tío no tardaría en sacar provecho. -volvió a acomodarse para que retome mi tarea- Sí vas a enfadarlo, mínimo hazlo bien.

Apreté el cepillo en mis manos conteniendo la ira. Lo que para mí resultó un evento traumático para mi manada sólo representa una oportunidad desperdiciada. Siempre supe que no les importo, que soy un mero peón de su juego, y por lo visto el ser "una luna" no modifica ese papel. Auris de nuevo está inquieta, queriendo hacerle frente a una situación perdida, y por eso debo suprimirla, controlarla. Forzar templanza y terminar el maldito peinado con delicadeza.

-Aun así, la persona que te encargó llevarle el desayuno tiene un buen punto, debes pasar más tiempo con tu mate.

No quiero, realmente no quiero hacerlo. Antes del encuentro de hoy la sola idea de estar en una misma habitación con él me provocaba ansiedad. Todavía recuerdo toda la lucha mental previa a ingresar a su despacho para "prepararme", siendo que hasta entonces nuestras pocas interacciones habían resultado neutras. Me aferraba pensando en que sin terceros de por medio la naturaleza de mates quizás nos permitiría entablar un buen inicio, un vínculo especial como el que siempre se menciona en los cuentos infantiles. Tuve fe, lo arruiné, y ya no se me ocurre manera de remediar la situación. Siento que de tenerlo cerca mi cuerpo olvidará cómo hablar, cómo moverse, cómo respirar.

-Camile, esta noche habrá una corrida en manada para celebrar al recién nacido y los invitados podemos participar. O mejor dicho, tu irás. Aprovecha el auge de la naturaleza, de la celebración. Puede que la parte humana de tu mate te rechace, pero su lobo seguramente caerá por el instinto apenas te sienta.

-Entiendo, mi señora. -le dije- "no tengo opción"-pensé.

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¿Qué creen que pase en el encuentro de Camile y Elian? ¿Quién fue la madre de Elian y qué hizo? ¿A quién apoyan? ¿Cuáles son sus teorías? 

-Raven Moonlight