Prejuicios y aliados

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Elian

- ¿Y bien? ¿En serio piensas ignorarla toda la noche?

Miré a Melany un tanto ofendido por sus palabras. Está bien, admito que he intentado mantenerme lo más alejado posible de Camile en lo que va de la fiesta y mi lobo, Apolo, también insiste en que vaya a siquiera presentarnos de forma correcta. Sin embargo, tengo mis motivos para esta decisión; en primer lugar, ella no se ha despegado de Cristal, y si realmente tienen un vínculo tan cercano como el que los alfas de Yaiza describieron, no hay forma de que ella sea una buena persona; y en segundo lugar, no quiero que el resto de los presentes dé por hecho que la he aceptado.

Sobre ese punto no queda mucho al respecto, no después del espectáculo que hice al encontrarnos por primera vez. No puedo negarla como mi compañera destinada, pero si como luna de esta manada.

Si, ordené que se le diera un mínimo trato preferencial porque di mi palabra de tratarla como una invitada, y estoy de acuerdo porque eso mismo le ofrezco a todos los que visitan Oldiver. Ahora, no seré yo quien tome la iniciativa de acercarnos. Lo lamento por Apolo y por el resto de mi pueblo, pero no me da buena espina. Hay algo que está mal en esta historia, y no bajaré la guardia hasta descubrirlo.

-Estoy bien aquí. Y hace tiempo que no veo a Yue, quiero disfrutarla.

Respondí quitándole importancia. Y tampoco es que haya mentido. Extrañé mucho de mi sobrina y hermana jurada. Ambas me dabas paz en toda esta locura, y verlas a mi lado me permite distraer mi mente del instinto que quiere ir junto a la castaña.

-No deberías usarnos de excusa. -Melany alzó la ceja y negó suavemente con la cabeza. Luego tomó de la mano a Yue y juntas fueron al centro de la pista de baile.

El mensaje no pudo ser más claro. Ella, al igual que Ema (que está ocupada presentando al pequeño Bosco y que todavía usa cada pequeña brecha libre que tiene para mirarme con reproche), y el resto de mis seres cercanos esperan más de mí. Más de lo que creo ser capaz de dar.

- Ir a la guerra es sencillo a comparación.

Apolo habló por primera vez en horas y comparto el sentimiento de mi lobo. No es que no queramos, es que debemos ser cautelosos. Y nadie nos preparó para enfrentar una situación similar en el pasado.

-Si te sirve de algo, cuando la escolté me pareció una chica muy agradable.

Miré a Harry, mi cuñado. El rubio sonreía con amabilidad y me pasaba un trago. Al parecer, una década viviendo como licántropo, teniendo un hijo y siendo un representante de mi manada no es tiempo suficiente para que el chico deje de lado esa actitud pasiva de mantenerse al margen y dejarle a Ema encargarse de los asuntos sociales.

-A ti todos te agradan. -respondí.

-Y a ti hay que casi rogarte para que saludes.

Tomé un sorbo del trago y dejé pasar su comentario. Me alegra que ya no me tema y se sienta en confianza para hablarme como un amigo, y admito que tiene razón. Mi hermana y amigos constantemente hacen comentarios o bromas sobre mis nulas habilidades para relacionarme con otros. En si, si no fuera por Mel seguro mi circulo seguiría limitado a Ema y estaba bien con ello. Ahora en cambio tengo un pabellón creado exclusivamente para mi grupo de amigos a los que considero mi familia y con quienes espero poder hablar apenas termine el baile. No sé qué voy a decirles, solo que necesito apoyo.

-¿No te has puesto a pensar que solo se relaciona con Cristal porque no tiene alternativa? -Harry me trajo a la realidad- Iré con ella si no te molesta. No me siento cómodo en estos eventos, y de paso te puedo conseguir información.

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