00. Prólogo.

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Sus piernas dolían por el enorme esfuerzo que había hecho al correr y tratar de llegar a tiempo a su primera clase pero por más que corrió y empujó a los demás alumnos con la esperanza de alcanzar a entrar al aula antes que la campana sonará, fue ...

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Sus piernas dolían por el enorme esfuerzo que había hecho al correr y tratar de llegar a tiempo a su primera clase pero por más que corrió y empujó a los demás alumnos con la esperanza de alcanzar a entrar al aula antes que la campana sonará, fue en vano.

La puerta estaba cerrada, solo habían sido diez minutos de retraso pero por supuesto que al profesor no le importaba eso.

Se preparó mentalmente para oír el sermón de su profesor de Historia por llegar tarde, otra vez, tocó la puerta y esperó a que el hombre abriera.

Los ojos violetas estaban sobre él, como si lo estuviera examinando, el hombre tenía un traje negro formal y habia una gasa en un costado de su frente, lo cual era nuevo.

—Muto— su voz era ronca a causa de los cigarros que fumaba durante el almuerzo en lugar de comer, la cicatriz que adornaba su ojo derecho era inquietante y su pelo negro caía hasta sus hombros, era más alta que Muto por catorce centímetros y sus ojos parecían carecer de emoción alguna dándole un aspecto aún más intimidante.

—Llegué tarde— habló con torpeza Yasuhiro, deseando abofetearse a sí mismo por decir algo tan obvió.

—¿Murió algún familiar?— preguntó con seriedad el adulto a lo que Muto negó —¿Tú mascota se enfermó?, ¿Los aliens te secuestraron?, ¿Hubo una explosión en tu casa?— las preguntas eran estúpidas pero su tono era serio.

—No— contestó de manera firme, empezando a sentir ansias al no poder entrar al salón y ya, ¿Por qué el profesor debía hacer preguntas tan estúpidas? —¿Puedo pasar?

—No.

—Pero…

—Diez minutos tarde, sin una excusa, no tienes permitido pasar a mi clase…a menos que me digas porque llegaste tarde— mencionó, cruzándose de brazos en espera de una respuesta.

Muto abrió su boca, pero realmente no tenía una excusa, decir que se quedó dormido por haberse desvelado la noche anterior viendo una serie no era buena idea.

—Mi hermano se enfermó— soltó de la nada, pues era la excusa que más usaban los Haitani cuando querían faltar a clases.

—Eres hijo único, y tus primos están en clases— recordó el profesor, soltando un suspiró decepcionado —Para la próxima lave su cara después de levantarse, aún puedo ver las marcas de su almohada en su mejilla— agregó antes de meterse de nuevo al aula y cerró la puerta en la cara del adolecente.

Muto suspiró, ¿Qué más daba? Solo era la estúpida clase de Historia, podía buscar las cosas en Internet.

Camino por los vacíos pasillos pensando en que haría esas tres horas libres, su siguiente clase era Literatura y estaba en el segundo piso del edificio pero le daba pereza subir las escaleras tan temprano. Decidió ir a la biblioteca, realmente nadie iba a ese lugar así que era un buen lugar para dormir una siesta, no había ruido ni gente.

Morirò da ReDonde viven las historias. Descúbrelo ahora