03. La intriga de la familia Akashi

201 32 11
                                    

—Y entonces el perro corrió detrás de mí y me ladrón y me intento morder y casi me agarra y…

—Ran, hablas muy rápido.

Se suponía que solo irían a dormir un poco, los pequeños Haitani debían estar en cama y eso le habría facilitado a Yasuhiro meter a Haruchiyo.

Pero no.

Los Haitani estaban más despiertos que nunca y, en cuanto vieron como un lindo chico de cabello casi albino entraba por la ventana, no dudaron en preguntar mil cosas y hablar sin parar. Claro que el problema era que ambos hermanos hablaban rápido, dificultando a Haruchiyo la posibilidad de leer correctamente sus labios, y sin ayuda de sus aparatos auditivos era aún más difícil.

—No me molesta— aseguró Haruchiyo, aunque era una gran mentira.

A veces odiaba eso, odiaba no ser capaz de entender a la gente solo por no escuchar bien. Los aparatos no tenían pila y aunque la tuvieran no eran de mucha ayuda, solo le servían para distinguir algunos sonidos fuertes pero en sí no podía oír realmente con ellos.

—Ustedes deberían estar dormidos, ¿que carajo hacen despiertos a esta hora?— reclamó Muto, quien hacía algo de cenar para Haruchiyo y los pequeños —Mamá se enojara si los ve despiertos, y estarán atontados en clase, vayan a dormir ya.

Rindou negó con burla.

—Tía dice que no puedes traer novias a la casa…o novios— soltó con diversión el menor de los Haitani, riendo con descaro en cuanto vio las mejillas rojas de su primo.

Haruchiyo sólo se limitaba a sonreír, sin entender nada de lo que los pequeños decían. Solía hacer eso con frecuencia, sonreír y fingir que oía a la gente era algo cotidiano para él.

—No es mi novio, idiota— contestó con vergüenza Yasuhiro, señalando al pequeño Haitani —Tú eres el que esta de novio con Souya Kawata, ya me dijeron que le robaste un beso detrás de los contenedores de basura, mocoso precoz.

—¡No es mi novio!— se defendió el pequeño, inflando sus mejillas —Sousou dijo que no había dado su primer beso, que solo se lo daría a sí esposo y blablabla, yo solo lo bese para molestarlo.

—Y Nahoya lo golpeó por besar y hacer llorar a su hermanito— soltó con burla Ran —”No vuelvas a besar a mi hermano, maldito cuatro ojos”— agregó.

Rindou bufó molesto.

—Tú y Nahoya igual se besaron.

—Claro, porque Nahoya dijo que quería saber como es besarse con alguien, ¿Quién soy yo para negarle ese privilegio?

—Eres un asco, ¿Cómo te puedes besar con esa pelusa naranja? Es un odioso.

Ran se encogió de hombros, ignorando la pregunta de su hermano.

—Bien, suficiente preguntas por hoy— habló con fastidio Muto mientras dejaba un plato con Hot cakes en la mesa —Coman y vayan a dormir o no querrán levantarse para ir a clases.

Ran negó divertido.

—Tía dijo que no puedes hacer cosas obscenas en la casa, que vayas mejor a un motel y luego refieres bañado— bromeó el Haitani de trenzas, con una amplia sonrisa en sus labios y un hot café en su mano derecha —Aunque podemos guardar tu secreto, por un precio justo claro está…

Muto suspiró mientras que Rindou asintió.

—Sólo es un pequeñisimo precio— agregó el de lentes, imitando la acción de su hermano mayor.

Ambos hermanos sonrieron malignamente, su cara adorable era una simple fachada para aquellos idiotas que cayeran en sus rebuscados engaños para conseguir lo que querían.

Morirò da ReDonde viven las historias. Descúbrelo ahora