05. Mensaje

130 28 5
                                    

Yasuhiro sentía sus mejillas arder de pena, jamás había llevado a ningún amigo o amiga a la casa porque sabía cómo era su madre con esos temas.

—¿Naciste sordo?

Su madre era imprudente, había jalado a Haruchiyo hasta la sala para hablar con ambos adolescentes, creyendo erróneamente que mantenían una relación sentimental. Haruchiyo no parecía disgustado, realmente parecía divertirse con las tontas preguntas que la mujer le hacía.

—No, mi padre es un alcohólico que me golpeó de niño hasta dejarme sordo— contestó sin rodeos, quizás omitiendo la participación de su madre.

La mujer estaba asombrada, algo asustada, ¿qué clase de padre trataría tan cruel a su pequeño niño?

—Mamá, basta— pidió, casi suplicó, Yasuhiro —Haru solo se quedará esta noche, es tarde para llevarlo a casa y…

—¿Sólo está noche?— cuestionó con diversión la mujer, señalando a su hijo —Mientes, ya me contó Rindou que ayer se quedó a dormir alguien y estoy segura que era Haru, ¿no es así?

Yasuhiro fingió no oír la pregunta, no quería dar explicaciones pero sin duda hablaría con ese pequeño de lentes traidor.

—Bien, como sea— habló resignada la mujer mientras buscaba algo en su bolsa —Duerman temprano porque mañana deben ir a clases, espero que le avisaran al padre de Haruchiyo que se quedaría aquí hoy.

—Takeomi no suele mostrar interés en esas cosas, dice que mientras no lo llamen de la morgue todo está bien— contestó inocente el Akashi, con una linda sonrisa en sus labios.

La mujer suspiró.

—¿Puedo ver tus aparatos?

Haruchiyo asintió dudoso y sacó de su bolsillo los viejos aparatos auditivos que siempre llevaba consigo. Odiaba esas cosas, le hacían recordar aquella noche trágica donde lo último que escuchó antes de quedarse sordo fue su propio llanto.

—Vaya, son un modelo algo antiguo. Un poco obsoleto, ¿puedes oír adecuadamente con esto?— cuestionó incrédula la mujer, quizás solo era enfermera pero había estado con algunos pacientes sordos y sabía un poco del tema.

Haruchiyo vaciló.

—Puedo leer los labios, eso ayuda mucho— contestó un poco tímido —No los necesito en realidad, solo cuando estoy con mucha gente y no puedo estar al pendiente de todos los labios que parlotean sin parar, aunque realmente no es como que me junte con muchas personas.

La mujer sonrió, le regresó los aparatos al chico y con delicadeza acarició la cabeza del menor.

—Descansen— dijo sin más antes de levantarse, con discreción le entregó algo a su hijo en mano y sonrió —Y cuídense.

Sin decir nada más se dirigió a su cuarto.

Yasuhiro soltó un largo suspiro, aliviado de que su madre no quisiera seguir la platica o tocará temas incómodos, lentamente abrió su mano y su rostro enrojeció nuevamente.

—¿Qué es?— pregunto curioso Haruchiyo mientras se acercaba al más alto, una risita pícara se formó en sus labios y soltó una carcajada —¿Vas a salir con alguien?— agregó con burla.

Yasuhiro guardó en su bolsillo el condón y evitó la pregunta.

—V-ve a bañarte, yo buscaré algo que puedas usar para dormir.

Haruchiyo obedeció entre risas, le parecía divertido que la madre de Yasuhiro tuviera ese tipo de mentalidad. Y la verdad, por su cabeza jamás pasó que la mujer le había dado el condón para ambos, pensó que Yasuhiro tenía alguna amiga o algo así.

Morirò da ReDonde viven las historias. Descúbrelo ahora