La idea de ver a su madre nuevamente le generaba un malestar, nunca logró comprender a esa mujer y realmente no quería hacerlo.La odia.
—¿Podemos ir a esa casa? Es enorme.
Rindou lo tomó de la manga, llamando su atención y repitiendo nuevamente sus palabras pero más lento para que Haruchiyo lo entendiera.
Halloween había llegado, y realmente prefirió ir a pedir dulces con los Haitani y Muto que ver a esa mujer.
La calle estaba tenuemente iluminada por las decoraciones y luz de luna, la gente estaba disfrazada con cosas “terroríficas”, uno que otro de policía y demasiadas chicas usaban trajes sexys.
Muto era un vampiro, Rindou un fantasma y Ran un hombre lobo, Haruchiyo no se tomó la molestia de maquillarse para “esas ridiculeces”.
—Bien, pero esa es la última— hablo Muto, quien estaba ansioso por dejar a sus primos en casa para asistir de una vez a la fiesta que tanto anhelaba.
Los pequeños salieron corrieron hacia la casa, siendo observados por ambos adolescentes que solo suspiraron algo agotados de pedir dulces.
《¿Estás cansado?》 Preguntó Muto en lengua de señas, había practicado durante unos días en secreto creyendo que eso facilitaría su comunicación con Haruchiyo y al notar el tenue sonrojo del menor supuso que tenía razón.
—No es necesario que hagas eso, puedo leer tus labios— se quejó apenado Haruchiyo.
—《Pero así es más fácil》— contestó alegre Muto, en lengua de señas y con su propia voz —《Aunque aún me falta aprender un poco más》— confesó.
Haruchiyo rió suavemente y asintió.
—Capitán, ¿puedo dormir en tu casa? No tengo muchas ganas de ir con Takeomi— confesó, pero en lugar de mirar a Muto para ver su respuesta se limitó a agachar la mirada avergonzado de sus propias palabras.
No podía darle una explicación clara a Muto, se sentía avergonzado de sí mismo y atrapado en una mentira. Una mentira justificada, porque era más fácil decir que su madre estaba muerta a explicar que era una bipolar alcohólica y adicta que volvía a casa cada que necesitaba dinero.
Era más fácil matarla en su imaginación que llorar por ella cada que se sentía poco amado por su propia madre.
Muto suspiro y toco suavemente el hombro de Haruchiyo, asistiendo rápidamente en respuesta a la anterior pregunta. No indagó en el motivo del porque su amigo no quería ir a casa, había aprendido que Haruchiyo contaba las cosas cuando se sentía cómodo y no cuando le pedían explicación así que debía ser paciente.
—¡Yasuhiro, mira, nos dieron muchos dulces y dinero!— anunció Ran con entusiasmos mientras ambos hermanos corrían hacia su primo y Haruchiyo para enseñarles su botín.
Muto los halagó y Haruchiyo recibió varios de los dulces como regalo haciéndolo sonrojar.
《Deberías maquillarte para la fiesta》 sugirió Muto, ganándose las miradas curiosas de los Haitani.
Haruchiyo observó como los pequeños parecían hacer un puchero al no saber qué decía su primo y quiso jugarle una pequeña broma.
《No quiero hacer algo tan tonto》contesto con una sonrisa.
Y el puchero de los pequeños pronto aumentó y se transformó en un chillido berrinchudo.
—No es justo, ¿qué es eso? Yo también quiero hacer eso— se quejó Rindou, moviendo sus manos sin sentido alguno pensando que estaba diciendo algo.
Haruchiyo rió enternecido, siempre le parecía adorable como los Haitani buscaban la forma de tener toda su atención, siempre compitiendo con Muto por ello.
—Es lengua de señas— explicó Yasuhiro divertido —Así es más fácil para Haru comunicarse.
Ambos hermanos abrieron la boca sorprendidos, hace un buen rato sabían que Haruchiyo era sordo y habían empezado a hablar más lento para que pudiera leer sus labios pero no sabían que existía algo como el lenguaje de señas.
—Muto, Muto, ¿cómo se dice “quiero ir por más dulces contigo” en lengua de señas?— preguntó entusiasmado Rindou.
Muto rió nerviosos, apenas estaba empezando en todo eso y no sabía muy bien cómo hacer cada gesto.
—Aún no se eso— confesó apenado —Pero quedamos que está sería la última casa— le recordó al pequeño.
Tanto Rindou como Ran hicieron un puchero molestos, querían pasar más tiempo con Haruchiyo pero Muto siempre parecía interferir en sus planes.
—Está bien— contestaron al unísono de mala gana, caminando hacia la casa de mala manera.
Durante el camino Muto y Haruchiyo platicaron un poco, a veces normal y otras en lengua de señas, Haruchiyo se sentía cómodo cuando Muto usaba el lenguaje de señas y al mismo tiempo se sonroja un poco por ello, se sentía especial en la vida de su amigo, ¿quién se tomaría la molestia de aprender algo tan trivial sólo por él? Ni siquiera su padre lo hacía, pero Muto siempre tenía ese tipo de detalles.
Muto siempre tenía cigarros pese a no fumar, ligas en las muñecas pese a no tener el pelo largo, dulces en la mochila que ni siquiera comía, todo con tal de hacer sentir cómodo a Haruchiyo.
—Bien, sean buenos niños y vean la televisión— pidió Muto una vez llegaron a casa.
Los Haitani obedecieron, dejando que ambos adolescentes fueran solos a la habitación.
—Se que dijiste que no querías disfraz— mencionó Yasuhiro con una sonrisa traviesa —Pero es Halloween y una fiesta de disfraces no es divertida si no vas con uno.
Haruchiyo arqueo su ceja, sentía curiosidad por ver que disfraz había elegido Muto para él.
—Ni de broma— se quejó Haruchiyo al ver con detenimiento el disfraz.
Era un simple body rojo de cuello alto y mangas largas, junto a una corta falda negra.
—Vamos, es solo un disfraz— suplicó Muto, pues la curiosidad de ver a Haruchiyo en algo así era enorme —Sólo por hoy.
—No quiero, úsalo tú— se quejó —No soy una chica, creí que ya lo sabías— agregó molesto.
Pero la sonrisa de Muto lo hizo sentir un ligero sonrojo en sus mejilla.
《Por favor》 pidió Muto nuevamente, con una suave sonrisa en sus labios y esos ojos miel observando como cachorro a Haruchiyo.
El Akashi suspiró resignado y tomó las prendas, odiándose a sí mismo por ceder a tal humillación. Con algo de pena se desvistió bajo la fija mirada de Muto, se colocó el body incómodo y sintió como la tela se pegaba y moldeaba a su cuerpo delgado.
Era incómodo, pero al mismo tiempo le gustaba, podía sentir como su entrepierna estaba apretada y era evidente el bulto que tenía ahí abajo, pero Muto no parecía incómodo ni mucho menos asqueado.
—Esa falda es muy corta— protesto Haruchiyo, pero aún así se la colocó lentamente.
Su cabello suelto, su delgada figura y su bello rostro, cualquiera se enamoraría de alguien tan lindo como él, cualquiera incluyendo a Muto.
—Te queda lindo— aseguró el adolescente, quien hace un par de semanas venía dudando sobre qué sentía por su amigo.
Quizás no era nada o quizás era todo, no estaba seguro, solo sabía que sentía paz al estar junto a Haruchiyo, una inmensa paz que nadie más le lograba transmitir.
—Cállate, eres molesto.
☆☆☆☆☆
Hola buena noches
Lamento la demora, ya casi 1 mes sin actualizar (puede que más) pero he tenido otras cosas en mente que no había podido pensar en que hacer con este fic
La verdad es un fic corto, y aún no he decidido su habra +18, eso lo dejo que su criterio.
En fin, espero les guste.
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Morirò da Re
ФанфикHaruchiyo Akashi es la persona más intrigante que Muto hubiera visto y desde que lo encontró en la biblioteca aquel día solo deseó conocer más al chico. Pero jamás pensó que eso implicará llantos y reclamos.