Al día siguiente Alejandra fue llevada ante la presencia de la Sultana Mihrimah.
—Sultana -dijo Sümbül-
—¿Que sucede?
—La señorita Alejandra ya está aquí
—Bien.. ¿Sabes si la Sultana Hatice sabe de esto?
—No, ella no está enterada pero ya sabe que nadie ha visto a la muchacha
—Bien, ahora déjala pasár
—Claro que sí Sultana -hace una reverencia- Adelante
La rubia entra a los aposentos y como Cennet o bueno como Alejandra prefería llamarla “bruja” le repitió mucho ella hizo una reverencia y mantuvo la cabeza baja hasta que ella le diera permiso.
—Sultana -hace una reverencia-
—Alejandra, ven te explicaré lo que harás a partir de ahora
La Sultana le explicó que a partir de ahora ella estaría a su servicio, por lo que ya no pertenecía al haren del Sultán, y si ella quería podía enviarla al harén de uno de sus hermanos. Pero primero debía educarla. Lo que Alejandra haría sería acompañar a la Sultana todo el tiempo y ayudarla en lo que ella le pida.
Al principio era difícil para Alejandra, apenas llegaba y devia hacerse la idea de que ya no volvería a ver a sus padres. Estaba destinada a la desgracia y tristeza, su única opción era hacer caso.
Pero mientras los días pasaban la relación entre ella y la Sultana crecía y se acostumbra a eso. Aprendía rápido y era muy inteligente, eso le agradaba a su tutora.
Pero un día presenció una discusión en dónde comprendió el interés en ella.
—Sultana, la Sultana Hatice desea verla -dijo una criada-
—Bien, déjala pasár
En la habitación estaban las dos mujeres y Alejandra se iba a ir pero la detuvo la castaña. La Sultana entro y al ver a la muchacha se notó en su mirada su desagrado.
—Sultana -dijo Mihrimah-
—Mihrimah ¿Que haces con el regalo del Sultán?
—¿Perdón?
—Yo mandé a traer a esta joven para el Sultán
—Sultana disculpe pero, usted nunca tuvo un permiso por lo que yo podía tomar a cualquier esclava y hacerla mi dama
—No necesito ningún permiso para traer a nuevas esclavas
—Usted no es la directora del harén, y debe seguir sus reglas
—¿Me hablas de reglas cuando tú difunta madre rompió todas y cada unas? -dijo con sarcasmo-
—Sultana mida sus palabras, mi madre no está muerta, y mejor reze para que así sea, porque si ella muere no dudarán en que fue usted y la podrían castigar severamente
—¡Pero que insolencia! ¿cómo te atreves a acusarme de algo así?
—Usted revaso todos los límites, Sultana
la Sultana Hatice rodo los ojos para luego desviar su mirada hacia la rubia y luego la to o del brazo bruscamente.
—No puedes quedarte con ella, así que búscate otra dama
—Se equivoca -tambien toma del brazo a la muchacha- ella ahora es mi dama y yo soy la que tono las decisiones sobre ella
La pobrecita estaba asustada, ambas mujeres la sostenían con fuerza y temía que una de esas le llegará a romper sus delgados brazos. Aunque también sintió curiosidad sobre la madre de su tutora. ¿Quien era ella? ¿Regalo? Eran muchas dudas y quería saber que sucedía realmente y cuando la Sultana Hatice se fue ella le pregunto a la Sultana Mihrimah.
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Una Sultana Especial
RomanceUna muchacha que fue especialmente traída por la Sultana Hatice para el sultán Süleyman llega al imperio otomano, pero la Sultana Mihrimah no permita esto, haciendo que la joven termine en el harén del shezade Mehmet. (Mehmet x oc) algunos personaj...