capítulo 8

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Julio 1544

Ya han pasado 7 meses desde el embarazo de Alev Y muchas cosas acontecieron en tan poco tiempo. Primeramente oyó y convivió un poco con una Favorita llamada Nurbanu, ella pertenecía al harén del príncipe Selim y tenían una relación respetable.

Gran diferencia con la Sultana Hürrem, ella hacía muy notorio el favoritismo que tenía hacia Nurbanu y pues con la rubia se comportaba indiferente hasta algo molesta. Pero Alev lo entendía, esa relación que ella tenía con la pelirroja, Nurbanu la tenía con la Sultana Mihrimah, ellas dos no se llevaban del todo bien y la castaña tampoco ocultaba su favoritos hacia Alev.

Una vez que ella visito la provincia del príncipe Selim junto a Mehmet noto que Dilşah y Nurbanu discutían mucho, ellas dos compartían aposentos, nunca podía faltar el día en el que Nurbanu y la otra rubia discutieran.

Esos días Alev se la pasaba más con Nurbanu y ambas se tiraban más que alguna indirecta, ambas sabían que solo una podía llegar al poder absoluto y que la otra moriría.

Por eso es que había una pequeña rivalidad entre ellas, porque cada una quería llevar a su príncipe al trono.

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Un triste día sucedió lo que  marcaría a nuestra rubia consorte.

Aya pasaba de medicamentos a casi drogas, su cuerpo era adicto a tales medicinas y también estaba en un periodo de depresión y desespero.

Así que llegó el día. Un 19 de Julio ella se tomó otra medicina mala y cuando paseaba por los pasillos vio llegar a Alev.

Alev simplemente la iba a ignorar pero, cuando Aya vio su vientre y la ira ya no la dejaba pensar correctamente, ella llena de envidia jalo el brazo de la rubia haciendo que está intentará safarse pero no pudo. La llevo hacia unas escaleras y sin pensarlo la tiro.

Cennet noto esto y cuando Aya reacciono ya era demasiado trade. Vio como es que Cennet la llevaba y pedía ayuda, también vio a muchas mujeres del harén viendola y murmurando.

Estaba perdida, el hijo del príncipe estaba muerto, eso lo vio por la sangre derramada en el suelo. Ella estaba perdida, no había solución. Fue a esconderse en sus aposentos y empaco ropa y oro, ella no iba a morir, y si tenía que escapar entonces lo haría.

El principe fue informado y corrió hacia los aposentos de Alev, cuando llegó la doctora ya no estaba y le informaron que la joven ya había despertado.

El entro y vio a la rubia en su cama con las rodillas abrazadas mientras lloraba.

Ella sentía culpa y solo pudo agachar la cabeza cuando lo vio adentro.

El se sentó a su lado y levantó su cabeza, noto los moretones que tenía su cara y también sus ojos inchados de tanto llorar.

—Perdóneme... No pude mantener al niño a salvo

—No digas eso, lastimosamente lo que te paso fue terrible pero no fue tu culpa

—Pero aún así, perdón, además de eso mi rostro ya no es apropiado para usted

El sonrió y con una mirada de ternura el la besó, no solamente beso sus labios sino que también beso sus heridas y moretones.

—Tu rostro es el más bellos, nunca vi ni veré otro más hermoso que ese

Alev lo abrazo y este le correspondió.

Luego el le pregunto a Cennet que es lo que había pasado y con mucho nerviosismo Cennet le dijo todo al príncipe, le dijo que Aya fue quien la empujó.

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