Episodio 29 : Cicatrices Segunda parte .

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Tras esto el juicio fue pausado y yo fui puesto de nuevo en esa celda, seguí tiendo discusiones con mi otro yo hasta que escuche como la puerta de mi celda se abría, levanté la cabeza y vi a un grupo de doctores liderados por un señor de 51 años, de tez blanca, ojos color café oscuro, estos empezaron a hacerme preguntas sobre mi experiencia en Afganistán y todo los que los talibanes me hicieron, ellos con eso me hicieron un examen psicológico y fue ahí que me dijeron que tenía trastorno de identidad disociativo y que...

"Tu mente creó esta doble personalidad para protegerse, en tu caso, para protegerse de las experiencias traumáticas que viviste... Debió ser muy duro para ti " dijo el señor de 51 años con compasión, una lágrima solitaria recorrió mi mejilla.

El señor de 51 años me miró con compasión y notó la lágrima solitaria que recorría mi mejilla. Su voz denotaba empatía mientras pronunciaba esas palabras. Sentí que finalmente alguien entendía el peso de mis experiencias. Asentí con tristeza, sabiendo que había sido realmente duro lidiar con todo eso. Pero también sentí un rayo de esperanza al saber que había gente dispuesta a ayudarme a superarlo. Me sequé la lágrima y decidí que era el momento de comenzar mi proceso de sanación.

El informe psicológico fue entregado al consejo mágico informándoles sobre mi condición, esto hizo que ellos no decretan que no era apto para tener un juicio y ellos dictaron que lo mejor era que fuese internado en un centro psiquiátrico, aunque gracias ala intervención de Jahel lograron hacer que fuese trasladado al hospital Santa Cecilia, en Fairyland por lo que regresaría a casa, me sentí aliviado al saber que estaría en un entorno más familiar, donde podría recibir el apoyo que necesitaba para sanar.

Tras el juicio finalmente me sacaron de esa celda y me llevaron a otro avión el cual me llevo de vuelva a Fairyland, bueno... A la ciudad más cercana, ya que solo se puede acceder a Fairyland por tierra, por medio de un tren aunque están en planes de construir un aeropuerto para que a los integrantes y turistas que vengan a visitarnos no les sea tan dificil el trayecto.

En cuanto llegamos, todos los habitantes de Fairyland empezaron a susurrar y hablar a mis espaldas. Era de esperar, después de todo, mi situación había sido de conocimiento público, y no todos entenderían completamente lo que había pasado. Traté de no prestar demasiada atención a los comentarios y me enfoqué en la compañía de mis seres queridos. Sabía que a medida que el tiempo pasara, las habladurías se calmarían y la verdadera historia sería conocida. Por ahora, prefería disfrutar de la compañía de mis seres queridos y dejar que los rumores se desvanecieran por sí solos.

Y en ese momento, una voz conocida me llamo, volteo y... Era ... El vendedor de pescados que siempre le compraba antes de que toda esta pesadilla comenzará.

"Me alegro tanto de que hayas vuelto" me dijo el vendedor mientras me abraza, esto alertó a los guardias quienes le pidieron al vendedor que se alejará." te traje algo para celebrar tu regreso... toma" me dijo mientras me entregaba un paquete de papel gris, lo abrí y ... "Es tu orden normal de pescados" mencionó, esto hizo que las lágrimas recorrieran mis mejillas... Que me entregara esto, era un recordatorio de lo que YO era antes,  me sentí abrumado por la emoción y la nostalgia, pero al mismo tiempo, sentí una chispa de esperanza. Sabía que esta experiencia había cambiado mi vida, pero también me recordó que no podía olvidar mis raíces y lo que me hizo ser quien soy. Agradecí al vendedor por este gesto significativo y me prometí a mí mismo que no dejaría que la adversidad me alejara de mi verdadero ser.

Abrace al vendedor de pescados y llore en su hombro, esto sorprendió a todos pero el simplemente me consoló, acarició suavemente mi espalda y me susurró palabras reconfortantes al oído, en ese momento, sentí que todo el peso de mis emociones se aliviaba un poco. Me di cuenta de que no importa cuánto haya cambiado o cuánto haya pasado por esta pesadilla, todavía había personas dispuestas a brindarme apoyo y consuelo. Sentí la fuerza renovada dentro de mí mientras me separaba del abrazo y le agradecía al vendedor por su amabilidad. Sabía que, con amigos como él a mi lado, sería capaz de enfrentar cualquier desafío que se presentara en el camino.

Continuamos nuestro trayecto hasta que llegamos al hospital Santa Cecilia, fundado por el Reino de la luz 2 años después de la fundación del propio gremio, todo con el objetivo de brindar atención médica a todos los habitantes en Fairyland, el cual tiene varias secciones para brindar la mejor atención médica, incluyendo en mascotas, ya que debido a la fundación de la unidad canina, también se abrió está sección para brindar atención, me sentía orgulloso de ser parte del Reino, un gremio que se preocupaban tanto por el bienestar de todos los seres vivos en Fairyland y del mundo.

"Hola Gato, bienvenido de regreso" me saludo el médico que me atendió una vez pasada, los médicos , enfermeros, enfermeras y administrativos conocían a la perfección a todos los integrantes del Reino pues este hospital se encarga de darles atención media en caso de ser heridos en cumplimiento de su deber, la última vez que había ido, fue por un chequeo médico que exigía el gremio.

Los caballeros de la runa (soldados del Consejo) explicaron todo al médico y les entrego una carta firmada por el consejo mágico describiendo todo.

"No puedo creerlo, Gato... ¿Eso es cierto?" Me preguntó incrédulo el médico.

"Si es cierto... Por eso estuve desaparecido tanto tiempo..." Respondí una voz temblorosa.

El médico intento tomarme de la mano pero en ese momento tuve un flashback del trauma y....

"¡NO ME TOQUES!!"Grite asustado, aterrado, esto puso alerta a los caballeros de la runa y sorprendió al médico, en ese momento aparecieron 4 enfermeros rodeandome.

"Tranquilo... Estamos aquí para ayudarte, no vamos a hacerte daño, Gato eres un chico fuerte, alegre... Se que puedes superar esto, déjanos ayudarte... Por favor" dijo el doctor en un tono suave y tranquilizador. Aunque me cuesta, decidí confiar en ellos y aceptar su ayuda, sin embargo, me aseguro de aferrarme a los pescados que el vendedor me había dado y al peluche de unicornio que mi hija Mosita me dio, como una forma de sentirme seguro y protegido.

Dejo que los enfermeros me escolten y me llevan a la sección psiquiátrica, aunque noto que está situada en lo más profundo del edificio. Siento cierta aprensión ante lo desconocido, pero también sé que estoy en buenas manos.

Continuara.

Créditos a Hi.Ai por la ayuda de la elaboración de este episodio, disponible en Play Store.

Crónicas de Afganistán. (SR GATO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora