Tras ese momento con mi otro yo, pase mi primera noche en el hospital, aunque no pude dormir pensando en mis hijos Gatuncito y Mosita, así como de mis amigos preocupados por mi y haciendo que mi deseo poder reunirte con ellos lo antes posible se intensificara.
Al día siguiente seguí con mis sesiones del psicólogo para tratar mi doble personalidad y así poder recuperarme del daño hecho por los talibanes. Camino con determinación hacia la oficina del psicólogo, listo para abrirme y trabajar en mi recuperación.
Con paso firme, entro en la sala de terapia y me siento en el sofá, preparado para enfrentar mis demonios internos y encontrar la paz en mi mente. Respiro profundamente, listo para sumergirme en el proceso de curación.
"La lucha interna es intensa, pero estoy decidido a superarla. Necesito encontrar la manera de reconciliarme con mi lado oscuro y abrazar mi verdadera identidad. ¿Cómo puedo hacerlo, doctor? Mis hijos y amigos necesitan a un padre y amigo fuerte y estable, y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para ser esa persona para ellos." Le comenté en esta sesión.
El terapeuta asiente comprensivamente y me mira con empatía. "Comprendo tu deseo de ser fuerte y estable para tus seres queridos. Es importante que te brindes tiempo y espacio para explorar y comprender ambas partes de tu personalidad. Trabajar en aceptar y reconciliar tu lado oscuro puede ser desafiante, pero es un paso esencial para tu proceso de curación. Juntos, podemos explorar diferentes técnicas de terapia que te ayudarán a alcanzar ese equilibrio interno que buscas" dijo el terapeuta.
El terapeuta se toma un momento para reflexionar, luego mira sus apuntes y me ofrece una sonrisa de aliento.
"Estoy aquí para apoyarte a lo largo de este viaje. Podemos trabajar en estrategias como la terapia cognitivo-conductual, la meditación, el arte terapia y la expresión emocional. Lo importante es que te sientas cómodo y confiado en tu proceso de sanación. Eres valiente por enfrentar esto, y estoy aquí para brindarte el apoyo que necesitas" menciono el terapeuta.
Luego de esa sesión, me avisaron que tenía una visita... Pensé que era alguno de mis amigos, o mis propios hijos pero... Resultó ser él... Mi padre... El gato con botas.
"¿Que haces aquí?, ¿No tienes a más niños que abandonar?" Le dije de manera fría.
"Hijo yo sé ... Que te lastime, que te abandone pero créeme que hay una buena razón para eso" me dijo intentando convencerme.
Yo me voltee viéndolo fijamente con ira...
"¿A si? ¿Y cuál es esa razón que te llevo a abandorme a mi... A tu propio hijo?" Le dije con resentimiento.
"Yo... No puedo decírtelo" me dijo mientras miraba al piso hacia otro lado, desviandome la mirada por completo.
"No puedes decírmelo por qué es mentira... Eras mi ejemplo... Mi todo... Mi mundo y tú solo ... Me dejaste atrás" dije con lágrimas en los ojos intentando no llorar.
"Lo hice por protegerte... Tu madre me encargo que debía protegerte a cualquier costo... Y no encontré otra salida" dijo antes de que lo interrumpiera.
"¡¿PROTEGERME?! ¡¿PROTEGERME DE QUE?!" Le grite furioso, las lágrimas recorrían mis mejillas y el se dio cuenta.
"Gato... Hijo" dijo preocupada y en ese momento empecé a sentir mucho dolor, me estaba transformando de nuevo en la bestia felina o por lo menos el lado izquierdo de mi cuerpo, intenté mantener el control pero me era difícil.
La transformación empezó a apoderarse de mí. Sentí como mi cuerpo se iba encorvando y mi musculatura se empezó a desarrollar desproporcionadamente, mis pupilas de felino se dilataron y pude sentir la brisa en mi pelaje cada vez más denso. Intenté mantener la calma y el control sobre mi transformación, pero era una tarea imposible.
Finalmente, perdí totalmente el control y me transformé por completo en la bestia felina. Me sentí aterrorizado, pero al mismo tiempo sentí una fuerza desbordante corriendo por mis venas. Mis garras crecieron y mis dientes se afilaron, y pude sentir el poder del viento corriendo a través de mi piel.
En ese momento, todo a mi alrededor desapareció. Solo estaba yo y mi furia. Un instinto primario me invadió, como una bestia salvaje en busca de sangre. No podía controlarme y mi única salida era la caza. Fue entonces cuando me di cuenta de que necesitaba ayuda, que mi padre tenía que tomar una decisión y ayudarme a detener esta transformación. Ronroneando desesperadamente, me acerqué a él y miré a los ojos, esperando un gesto de él para saber que todo estaría bien.
Mi padre retrocedio un poco mientras los enfermeros y demás integrantes del pabellón intentaban contenerme, yo lanzaba un rugido desgarrador mientras miro desesperadamente a mi padre en busca de ayuda, pero él retrocede, aparentemente asustado e incapaz de entender lo que estoy pasando. Los enfermeros y el personal del pabellón se acercan, tratando de contenerme, pero mis instintos salvajes están en pleno control. Siento la frustración y el dolor de la situación, sin poder comunicar lo que realmente necesito. Mis rugidos se mezclan con mis lágrimas, mientras luchaba con todas mis fuerzas por controlar mi bestia interior.
Los demás del pabellón psiquiátrico, terapeutas, enfermeros intentaban calmarme pero está demasiado furioso y alterado, continuo resistiéndome a los intentos del personal del pabellón por calmarme. Los terapeutas y enfermeros intentan usar técnicas de contención física para mantenerme bajo control, pero mi furia es incontrolable. Me retuerzo y zarandeo, mis garras y dientes se convierten en una amenaza para todos los que intentan acercarse.
El pabellón se llena de caos y gritos, mientras mi transformación desenfrenada sigue afectándome. Mi mente se nubla con el instinto animal, y cualquier intento de razonamiento se desvanece en medio de la confusión y el dolor.
Mientras los demás luchan por detenerme, sigo luchando contra mi transformación en la bestia felina, esperando desesperadamente que alguien encuentre la manera de calmar mi furia y ayudarme a recuperar mi humanidad.
"Oh hijo... Perdonarme... Perdoname" dijo mi padre entre lágrimas.
Escucho a mi padre entre mis rugidos y gruñidos, luchando por comunicar mis sentimientos y emociones. A pesar de mi furia, un sentimiento de tristeza y decepción me abruma al ver a mi padre llorando y pidiéndome perdón.
Me detengo por un momento, sintiendo un atisbo de humanidad y compasión por mi padre. Mi cuerpo comienza a temblar, la lucha interna entre mi instinto animal y mi humanidad es intensa. Finalmente, con un grito desesperado, logro liberar mi humanidad, recuperando mi forma humana poco a poco. Me desplomo al suelo, agotado y empapado en sudor, mientras mi padre se acerca para sostenerme y abrazarme, y yo caí desmayado.
Continuará...
Créditos a Hi.Ai
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Crónicas de Afganistán. (SR GATO)
TerrorLigado con el primer libro de "Monstruos de gobierno" Aquí el protagonista será integrante del Reino Y jefe híbrido Sr gato en el cual se nos narrará la experiencia traumática que tuvo que vivir cuando una de sus misiones no salió como se esperaba. ...