"Historias cortas: Radiodust"

"Gitanos"

Capitulo 1: Dios y su voluntad en la tierra

Por casualidad había salido a las calles, un gran festival se llevaba a cabo en las calles y los clérigos, por una vez, les habían dado libertad de acción, diciéndoles que disfrutarán del ambiente pero siempre teniendo presente a Dios en sus pensamientos. Él se acercó por mera curiosidad, jamás había mirando de cerca alguno de aquellos festivales, siempre estaba con un libro en sus manos y la mirada a Dios, su corazón solo pensaba en su vocación, jamás nada le había llamado la atención, solo vivía y moría por sus estudios ¿Qué era diferente aquella vez? Estaba aburrido, no encontraba las respuestas de la vida en los libros ¿Sería que más allá, podría hacerlo?, esperaba encontrar ese algo que le faltaba y parecía que en aquel momento algo cerca estaba, de hallar sus respuestas. Lo que vio le hizo sonreír. La gente vendía su mercadería, los músicos itinerantes tocaban una pegajosa melodía, los títeres y teatros realizaban sus funciones entre risas. Dio gracias al cielo por tener un día despejado y a la gente contenta. De pronto, todo se hizo un silencio. Un presentador se paró al medio de un improvisado escenario y hablo fuerte y claro.

-Buenos días compatriotas, espero que la estén pasando bien en el festival de primavera—aplausos varios se escucharon—pero ya llegó el tiempo de realizan magia, de ver algo de fuera de este mundo—sonrió bajo la mirada de incredulidad de los niños y del padre mismo ¿Magia? ¿Algo más allá de este mundo?, debía admitir que estaba totalmente intrigado por lo que podría pasar, se quedó aún sabiendo que aquello le podría traer un sinfín de problemas, u pocos se fueron ofendidos, creyendo que era un acto blasfemo y los demás miraron expectantes con la mirada brillante —Con ustedes Angel, nuestro mejor bailarín—empezó a sonar la música, primero calmada. Allí delante apareció una figura etérea envuelta de telas y monedas que sonaban al movimiento. Su cabello rubio se destacaba entre aquel vaporoso traje, sus ojos azules eran hipnóticos y coquetos. Su sonrisa con labios rojos invitaban a ser besados. Empezo a mover sus caderas y muñecas al son de la melodía, todo en aquella persona era curioso por lo bajo. Alastor quedó hipnótico, jamás había visto una figura de ese estilo. En la iglesia, en la academia, no había nadie con así ¿Gitano? Parece que se les llamaba. Pronto el rubio tiro un polvo al piso y desapareció ante los ojos de todos. Aplausos se llevó el joven quien apareció entre el público, llevando un gorro, pasándolo por los puestos para recoger un par de monedas. La música volvió a cambiar, se hizo mas candente, el de ojos azules se subió al escenario y empezó a mover sus caderas de manera rítmica, sin despegar la fría mirada al público. El castaño no podía dejar de verle y sus miradas se encontraron. Quizás un segundo, quizás una hora, no lo sabía a ciencia cierta, lo único que sabía era que el sintió unos latidos en su pecho. Terminó el scto y la policía intento atrapar a los gitanos que estaban mostrando su acto de vulgar de magia.

-Atrápenlos, no pueden ir contra dios—gritaba uno de ellos mientras terminaban abruptamente el festival y el animo de la gente. Todos se dispersaron y Alastor hizo lo suyo. Intento pasar desapercibido ,pero su maestro lo reprendió por aquello. Regresaron a la catedral de la iglesia y se le impuso un castigo de ayuno y rezos a la amanecer por aquello. Pero dentro del castaño, algo había despertado. Sonrió cumpliendo su castigo, el no se arrepentía, lo único que pensaba era en la mirada del gitano, de su sonrisa, su cuerpo contorneándose. Todo en el gritaba prohibido y el quería más, aquello era todo lo que había anhelado.

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Angel reía junto a su amiga Cherry (dos nombres artísticos) se fueron por las catacumbas de la ciudad,  cuidando sus pasos y los ojos que los observaba.

-¿Viste todo el dinero que recolectamos?—hablaban en su lengua, en romaní—nos haremos ricos en poco tiempo si seguimos con los show—

-Los dejaste perplejos. Tienes talento—su amiga reía. Creían que iban a salir de la pobreza en un santiamén.