Unexpected (Hyunlix)

Divorce

Divorcio.

Si alguien le hubiese dicho durante los inicios de su relación que su matrimonio terminaría así, Félix seguramente se habría reído en su cara. No es que fueran la pareja perfecta, en verdad estaban muy lejos de ello. Aun así, habría confiado en que funcionaban bastante bien. En que eran un buen equipo. Y en el mundo en el que ellos se movían, eso pesaba mucho más.

Pero debió haberlo esperado.

Debió haberlo imaginado.

Los cambios de su ahora exesposo habían sido bastante notorios desde la llegada a la corte de aquel noble aristócrata llamado Kim Seungmin algunos meses atrás.

Si era brutalmente honesto consigo mismo, Félix diría que se esperaba un desliz, quizá un romance a corto plazo, cosas que sabía de antemano eran comunes para la realeza y de las que fue puesto sobre aviso por la reina madre en el momento en el que puso el primer pie en aquel castillo como futuro rey consorte.

Pero ¿el divorcio? Eso sí que lo había tomado por sorpresa.

Quizá había estado tan concentrado en sus deberes reales que no notó las que seguramente fueron señales obvias a su alrededor. De todas formas, Félix no era una persona que obligara a nadie a permanecer a su lado si es que esto iba en contra de sus deseos. Jamás se atrevería a atentar contra la libertad de alguien más de aquella forma.

Por lo tanto, sin hacer espectáculo de ningún tipo, ni llamar la atención de alguna forma desagradable y haciendo uso de la tan admirada dignidad y orgullo que siempre lo había caracterizado, Félix ahora se encontraba firmando el acta que declararía el fin de su matrimonio con Su Majestad Seo Changbin y le extirparía todo derecho y beneficio como rey consorte del Reino del Este.

Los antiguos reyes, su exesposo y otros miembros de la corte le observaban con obvia aprehensión en sus rostros mientras terminaba de formar los documentos. No dudaba de que estuvieran esperando algún berrinche de su parte ante la inesperada situación. Después de todo, no era usual que te sirvieran las noticias de que volverías a ser un plebeyo incluso antes de tener tiempo de tomar el desayuno.

Bueno, podían ir tomando asiento y ponerse cómodos, porque les crecerían raíces antes de que Félix siquiera pensara en la posibilidad. Honestamente hablando, Félix no prestaba atención en lo absoluto a su entorno. Cualquier deseo de al menos conectar miradas con Changbin había muerto en el instante en el que fue avisado por sirvientes y no por él mismo de lo que sucedería a continuación. No dudaba de que si intentaba cualquier tipo de interacción entre ellos su exesposo no haría otra cosa más que rehuirle, avergonzado de su propia cobardía.

Félix solo quería terminar con aquello y encerrarse en su habitación para concederse a sí mismo algunos minutos de gracia y llorar cada rastro de debilidad antes de dedicarse a pensar en este nuevo capítulo inesperado de su vida.