9; Daddy Issues

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—Lando, deja de tirar mis rollos de sushi cada vez que me doy la vuelta —regañé, golpeando su mano pues lo he atrapado.

—Es que detesto el olor —se queja como niño pequeño y solo ruedo los ojos.

—Pues no se que haces aquí, deberías estar con tu equipo para checar tu monoplaza —frunzo el ceño y puedo verlo tirar un rollo tan rápido que ni me da tiempo de detenerlo.

Pero ambos estallamos en risa cuando vemos que le cae directo en el pecho de Max quien mira con desagrado a Lando, mientras se sacude su traje de Red Bull.

—Bueno, la pareja del año se ha juntado y yo debo irme —Lando se pone de pie pero yo solo lo miro entrecerrando los ojos pues lo hace a propósito—, los quiero, viva Maxouisse.

Aplaude y se aleja cuando estoy apunto de tomarlo de la camisa para que se calle, pero Max ocupa su lugar y termino tocando su pecho.

—Oh Dios mío, Loui —dramatiza mi amigo, quedándose parado—. Váyanse a un hotel... de nuevo.

—Largo.

—Para que vuelvan a decirle a los vecinos lo calientes que son.

—Largo.

—Y que vean en un restaurante lo muy ansiosos que estaban —se rie pero se calla cuando Max y yo lo vemos con cara de pocos amigos.

—Lárgate antes de que Louisse te aviente todo el plato encima —le advierte Max.

—Pero no antes que yo a ella —grita, antes de tirarme un rollo en la cabeza llenándome de arroz y salir corriendo como un niño y riéndose como desquiciado.

Max me ayuda a quitarme los restos de arroz que tengo en la cabeza y siento que la gente observa como estamos tan juntos, en espera de una demostración íntima al ojo de todos.

Pero no, Max sabe que eso podría ocasionarme problemas. Más que nada porque nuestra ruptura fue un escándalo que medio mundo estuvo enterado.

¿Louisse Agnelli, heredera de Ferrari, desaparece después de ruptura con el piloto de Red Bull, Max Verstappen?

Mis publicistas tuvieron que trabajar el doble cuando una mañana de diciembre baje de un tren hecha un desastre, donde alegaban que mis estudios estaban en peligro porque cada fin de semana me encontraban en algún pueblo de Italia, totalmente ebria.

—Venía a verte antes de las clasificaciones, me he enterado que tu padre esta por aquí —me mira con una ceja alzada, preguntándome indirectamente si estoy bien—, si necesitas algo sabes dónde encontrarme. Horner te adora.

—Nos adoptó a los dos —me burlo, antes de meter un rollo a mi boca—, pero estoy bien.

—De acuerdo, se que no lo estás porque comes como si no hubiera un mañana pero quiero que sepas que mi habitación siempre esta abierta para ti —me abraza por un momento y siento que mi corazón va a paralizarse cuando miro sus preciosos mares que tiene como ojos, tanto que paro de masticar—, deséame suerte.

—Tu no la necesitas, eres el maldito rey —apenas puedo pronunciar y se que me sonríe con la mirada. Aun no me suelta y siento que mis mejillas van a estallar cuando besa una de ellas con fuerza—, vete antes de que Horner deje de adorarme.

Asiente, poniéndose de pie y salir casi corriendo de las inmediaciones de Ferrari en el circuito.

Papá esta aquí por el simple hecho de interrogarme de que hacía en las playas de Bonifacio con Marià y luego con Max, que se había vuelto un escándalo total, así que para calmar las agua estaba aquí y desviar la atención de mi a él.

STYLE - Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora