19; bitter sweet symphony

586 33 1
                                    

Joss Verstappen me odia desde que tengo memoria. Lo conocí desde niña porque se llevaba con mi padre, cuando trato de convencerlo para que Max entrara a Ferrari y mi papá se negó diciendo que él no decidía esas cosas porque el dueño del equipo era alguien más, Verstappen dejo de visitarnos.

A Max no lo conocí, porque su padre decía que el era el de los negocios y su hijo no tenía porque estar distrayéndose en otras cosas que no fuera ser el mejor corredor del mundo.

Claro que lo veía, pero jamás nos hablamos por lo mismo. Su padre había influido mucho en su relación con Ferrari y yo siempre estaba muy pendiente de andar detrás de los demás, en especial de Charles porque ha sido mi mejor amigo desde los doce, el me presentó a Pierre y años mas tarde, a Carlos quien me presentó a Lando.

—Buenas noches, señor Verstappen —sonreí con educación mientras me sentaba junto a Lando aunque la mesa era redonda—, ¿ya ordenaron?

—Apenas acabamos de llegar —murmuro de mala gana—, ¿Qué clase de comida venden aquí?

—La hermana de Louisse, Leah, es la chef. Tiene un menu muy abierto, ¡Ahí viene! —Lando responde con sutiliza mientras Max y yo sólo compartimos una mirada.

Leah llega con varios meseros que nos ponen platos sobre la mesa. Todo se ve exquisito y huele tan bien, que mi estómago gruñe.

—Dios, Leah. Que linda cena —alaga Max, dándole un pequeño abrazo—, definitivamente eres la mejor chef.

—Lo sé, lo sé. Me lo dicen muy a menudo —ella sonríe—, señor Verstappen, ¿le sirvo yo o va hacerlo con sus propias manos?

—Hazlo, hazlo.

¿Por qué a ella si le sonrie con amabilidad?

—Sí mejor, hay que tener los tenedores lejos de usted.

Mi cuerpo quedo en shock, Max la miraba con los ojos bien abiertos y Lando se estaba ahogando con el agua.

La tensión se sintió en el aire pero a ella no parecía importarle pues seguía cortando el pollo para todos, de manera muy concentrada.

»Espero le guste.

Todos comimos en silencio y podía sentir leves patadas de Lando, donde nos comunicábamos con la mirada junto a Max. Pero dejamos de hacerlo cuando su padre aclaro su garganta.

—Esta si es una verdadera mujer, cocina delicioso —Joss se sobo la panza satisfecho y su sonrisa era grande—, Max ¿Kelly te cocina así?

—¿Por qué Kelly me cocinaría? —Max nos miro a todos como si nos incluyera a la platica—, debo de decir que no necesito que una mujer me cocine, puedo hacerlo yo mismo.

—Tengo la certeza de que la mujer que cocina, es una verdadera mujer.

Lando y Max me miran con miedo cuando la risa de Joss me hace eco en los oídos. Mi sangre hierve y mis labios sangran por la mordedura de mis propios dientes, tratando de no explotar.

»Y creo que Kelly es la indicada para ti, la otra vez nos cocinó y sabía delicioso.

—Me agradaría muchísimo que se calle —lo dije, mierda—, las mujeres son mujeres desde que nacen, no son definidas por maquillaje o por sus actos de servicio a un inútil que no puede prepararse un sándwich.

—Parece que alguien no supera a Max.

—Y usted no supera que a mi papá le importó poco su amistad —sonrió con falsedad—, permítame recordarle que si no le dió su lugar es por usted y su ambición, sino Max ya sería de Ferrari.

STYLE - Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora