18; Friends

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Max entra al consultorio cuando murmuro un "pase" me sonríe grande, mientras sostiene dos cafés fríos. Dejo de escribir en mis notas y me pongo de pie, porque lo veo luchar con todas las cosas que trae en la mano.

—¿Y esto? —murmuro al ver que de la bolsa de papel saca dos hamburguesas.

—Bueno, quería sorprenderte. Se cuanto amas las hamburguesas que prepara tu hermana, así que te las traje —su sonrisa es grande, al igual que la mía.

Me llega al corazón saber que aun recuerda esas pequeñas cosas que me gustan, como si el tiempo no hubiera pasado y aunque un año para algunos es poco tiempo, para mi fue un largo año.

—No te hubieras molestado, Maxie —beso su mejilla con agradecimiento—, justo es mi hora de comida. ¿Comemos aquí o quieres ir al comedor?

—Prefiero quedarme aquí, sabes que no me gustan los espacios llenos de gente —se sienta frente a mi— ¿Te he dicho lo muy sexy que te ves en bata?

—Max... —advierto con una sonrisa. Estoy apunto de decirle algo más, pero la puerta es tocada, por lo que me pongo de pie—. Hola, Pedro. ¿Puedo ayudarte en algo?

—Quería saber si quieres almorzar conmigo —agita una bolsa de papel de McDonalds, por lo que lo miro con pena—, si no quieres no pasa nada.

—Lo siento, es que mi... amigo vino a verme, lo siento —muerdo mi labio, ante la sensación de decepcionarlo por su rostro que se apagó—, ¿podemos comer mañana? yo invito.

—Me parece perfecto.

Agito mi mano pero tan pronto me giro para ver a Max su rostro esta mirándome con seriedad, como si muchas cosas pasaran por su cabeza y quisiera decírmelas pero esta reteniéndose.

—¿Amigo?

—Eso eres —respondo con burla, mientras me siento a su lado esta vez—, de los que se besan.

—Soy tu maldito novio —murmura con burla igual, acercándose a mi para jalar mi silla y estar más cerca. Sonrió por eso, porque lo veo pasar su mirada entre mis ojos y mis labios—, aunque no lo sepas.

—Nunca hemos acordado tal cosa, así que para mi, sigo siendo soltera —beso sus labios, pero tan pronto siento sus grandes manos tomarme del cuello para que no me aparte, profundizando el beso—, Max estamos en mi consultorio.

No dijo nada cuando se puso de pie y le puso el pestillo a la puerta. Con lujuria, esta vez me agarró de ambas piernas y me levantó para llevarme hasta la cama.

—Soltera no estás desde que me conociste, así que deja de llamarme amigo —su amenaza no sonó real, más bien sonó coqueta—, date la vuelta.

Hice lo que me dijo, esta vez poniéndome de espalda a él. De un solo tirón bajo mi pantalón.

—Max —gemí cuando sentí su lengua recorrer todo mi centro, poniéndome altamente caliente cuando empezó a estimular mi clitoris con su dedo.

—No hagas ruido, nena —su voz grave me puso más caliente aun—, estas tan mojada.

Quiero volver a gemir cuando siento como entra en mi, pero el rápido me tapa la boca con la mano. Me toma con fuerza de la cintura para enterrarse más en mi y puedo escucharlo gemir de placer.

Se escuchan mi gemidos ahogados y su dedo esta dentro de mi boca, por lo que lo chupo y cuando hago eso va más rápido.

—Mierda, Louisse —gruñe, por lo que muevo mis caderas para él y siento como sus apreton es más fuerte.

Se corre fuera de mi, tirandose todo en la mano y yo solo puedo recagarme en la cama, mirándolo.

Me encanta como se ve rojo, medio sudado y con el rostro satisfecho. Me gusta como su cabello se despeinada y la manera en que respira.

STYLE - Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora