14; Deserves You

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Dejo las llaves de mi departamento en el recibidor de la entrada; mientras que camino me voy quitando todo lo que me estorba.

Leah sigue en casa pero me importa poco cuando me quedo en boxer y una camisa tres tallas mas grande que yo, aunque es blanca y todo de mi se ve.

La tarde cae sobre mi ventana y solo quiero tomar una ducha, comer algo delicioso que prepare mi hermana y leer un buen libro de medicina antes de caer en los brazos de Morfeo.

Checo mi celular por tercera vez en el día y veo que Max no me ha mandado ningún mensaje, así que todo lo demás pasa a segundo plano, porque yo solo quería que el apareciera en mis notificaciones.

—Louisse, llegué —el grito de mi hermana me hace subir la mirada de mi libreta. Ni siquiera me quito mis lentes por lo que salgo.

—¡Diablos, Leah!

Me tiro de nuevo a mi habitación cuando veo a Max, Charles y Lando entrando a la casa junto a mi hermana, quien traen varios platos de comida.

¿Qué hacen aquí? De Max me imaginaba que sí, pero Charles y Lando no estaban en mis planes.

—Louisse, ¿puedo pasar? —la voz de Charles suena detrás de mi puerta pero yo solo tomo con fuerza el picaporte. No quiero salir.

—Dame un segundo —canturreo, mientras busco un hoodie cualquiera para ponerme encima y un pantalón de cuero.

—Es que quiero hablar contigo a solas —puedo escuchar su voz baja y solo muerdo mi labio, antes de abrir la puerta—, ¿Quieres un helado?

—Quiero que todos se vayan, en realidad —murmuro—, estoy empezando mi semana y solo quiero dormir, el fin de semana Leah no me dejo en paz.

—Que grosera eres —se queja mi hermana que está detrás de la barra, con Lando quien trata de ayudarla—, Charles solo quiere disculparse.

—Sí...

Miro a Max por un momento, el parece tan tranquilo de la situación. Se que no sabe nada, porque si supiera que Charles puso sus intereses por encima de mi, en referencia a mi padre, se que no lo hubiera traído.

—No, no quiero un helado pero necesito un nuevo libro. Llévame —bramo, tomando mis cosas para salir. Se qué me veo desastrosa, pero no quiero arreglarme, el cansancio es muy grande pero mi corazón más—, Max ¿te quedas?

—En realidad todos vamos a quedarnos —Lando habla con la boca llena—, las vacaciones empezaron. Quizá podamos ir a la playa.

—No puedo, trabajo —comento simplemente, ya dispuesta a salir aunque puedo ver sus rostros de sorpresa exagerada—. No quemen la cocina, si van a quedarse.

—Le haría bien, a este lugar le hace falta una remodelación.

—Te voy a remodelar pero la nariz Leah. Ya les advertí a todos y espero no me hagan enojar porque mi período llegó hoy y tengo muchas ganas de hacerlos sentir miserable —miro a Charles—. Empezando por ti, vámonos.

—Que odiosas se ponen cuando no les dan sexo.

—Lando, deberías de correr antes de que te aviente las llaves —Max habla por fin y solo puedo darle la razón.

Cuando entramos a la librería que hay a dos cuadras, voy directo al estante de libros de medicina. Miro los títulos y me gusta la manera en que huelen cuando los abro para hojearlos.

—Lo siento —murmura aun lado Charles, mientras le voy pasando los libros, apilándolos en sus brazos—, solo no supe cómo reaccionar ante la atención del dueño de Ferrari.

STYLE - Max Verstappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora