Capitulo 1.

222 9 2
                                    


- ¡Vaya! Con que lentitud ha pasado este día. Llevo tres horas aquí y no he visto a nadie interesante pasar.

Decía en mi mente mientras tomaba café en uno de mis centros comerciales favoritos. Me dispuse un rato a charlar con la cajera sobre la vida, aunque ella tenia una manera extraña de verla, era compresible sus objetivos y metas a alcanzar. Mientras la conversación seguía, pude notar que mientras estábamos charlando, alguien estaba detrás de mí.

- Tal vez debería de moverme, creo que Verónica no ha notado a este cliente - Pensé en ese momento.

Mientras me quitaba, pude notar que la persona que a espaldas mías estaba, era una preciosa chica.

- ¡Que preciosa es! ¿Me pregunto que hará una chica tan hermosa rondado por estos lados? - Me pregunté mientras 'La veía discretamente.'

Ella era rubia y muy blanca, ¡Pero muy blanca! Diría que palidad en un termino racista. Tenía unos que otros tatuajes en sus brazos y piernas. Su manera de vestir era estilo ¡Hipster! Pero había algo, había algo en sus ojos que llamaba mucho la atención, pues la mayoría de las catiras/rubias tienen los ojos azules, verdes o grises, pero ella no. Los tenia oscuros, como negros.

- Jamas había visto a alguien así, me preguntó ¿Como se llamará?

- Un capuccino, por favor - pidió la chica mientras buscaba el dinero para pagar el café.
Mientras buscaba su dinero, no paraba de observar lo dulce que era su tierna cara, tan hermosa..

- ¡Hola! - exclamó la chica al darse cuenta de 'Mi disimulada mirada.'

- Ho..la - Respondí impresionado al ver aquella chica hablando me... ¡A mi!

- No eres muy bueno disimulando ¿Verdad? - Mencionó en un tono sarcástico - He notado tu mirada desde que te diste cuenta de mi presencia.

- Jaja, la verdad es que no - Dije riendo - Mira, no es por ser estilo Romeo pero eres muy hermosa, ¡Cuesta no mirarte!

- ¡Vaya! ¿No sabia que eras comediante? - Mencionó ella entre una combinación de risas y sarcasmo.

- ¿Sabés? Me resultas un poco interesante. Llevo aquí unas tres horas y no quiero perder mi tarde del sábado solo así que... ¿Quieres sentarte a charlar un rato conmigo?

Se quedo mirándome un rato. De arriba a bajo y de abajo arriba. Hasta que nuestros ojos se miraron fijamente, sentía como su mirada tierna y a la vez un poco graciosa me veía tan descomunalmente.

- No estoy haciendo nada, así que... ¡Acepto!

- ¡Capuccino listo y servido! - Gritó Verónica.

- ¿Me podrías dar uno a mi también? - le pregunté.

- Vale, dame un momento.

Buscó un vaso nuevo, preparo el cáfe y lo sirvió como a mi me gusta.

- ¡Sale un capuccino! - Me gritó con ánimos.

- Gracias - le dije con admiración.

- ¿Listo caballero? - Preguntó ella en un tono muy gracioso.

- Si, listo, señorita - Le respondí.

Y así fue. Nos sentamos y empezamos a conversar.

- Ahora dime, ¿Que viniste a hacer por estos lados? - Preguntó ella.

- Pues me gusta venir a este sitio, me es muy cómodo y el café que preparan es tan exquisito.

- Se nota que gustas mucho de un café - Dijo entre risas.

Nunca, pero siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora