CAPITULO 9

60 5 1
                                    

«Mierda»

Bajé las escaleras rápidamente

—¡Beck!–grite furiosa

No estaba en la sala

—¡Beck!, ¿Dónde coño te metiste?

Fui a la cocina y me encontré a Teresa horneado un pastel de manzana

—¿Qué estás haciendo?

—Un pastel

—Pero yo no te pedí pastel

—Lo sé. El señorito Beck lo pidió.

—El “señorito” Beck–dije haciendo comillas con las manos–, no está en lugar de dar órdenes, así que tira esa mierda a la basura.

—Me parece que si estoy en lugar de dar órdenes–dijo Beck interrumpiendo la conversación

—¿Ah sí?, Y eso como ¿Por qué?–dije desafiante

—Por que no queremos que fotos como las que recibiste hace unos minutos lleguen a sus teléfonos, ¿o si?

Fotos, así es. Beck tenía fotos mía, fotos de mi borracha.

—Otra vez amenazando ¿Eh?–dije con la rabia clara en mi voz

—No me dejas otra opción, tengo que mantenerte bajo control–dijo acercándose demasiado. Tomo mi mentón y acercó su rostro al mío haciendo que mi respiración se agitará levemente–. Por cierto, no te agradecí por lo de victoria. Tenías razón, está loca. Ahora puedo fijarme en chicas más bonitas...como tú

Sin aire

A si quedé al escucharlo decir eso.

Quiero contestarle, quiero decirle algo pero las palabras se me traban en al garganta

—¿Qué?, ¿Deje a Jade, la chica más grosera y contestona del mundo sin palabras?

«si» pienso pero no lo digo

—Ya quisieras–bufo tratando de volver a mis casillas

Me solté de su agarré a mi mentón y subí las escaleras. Cerré la puerta y me dejé caer en la cama.

«¿Qué acaba de pasar?»

Mi teléfono sono en el suelo y me levanté para recogerlo y darme cuenta de que le había roto la pantalla. Apenas podía leer el mensaje de Nick

Nick

Nick: paso a la 3pm por ti preciosa

Nick, por Dios casi lo olvido. Corrí a alistarme y a tratar de bloquear esa conversación.

Entre a la ducha y me mire en el espejo, evalúe mi cuerpo de arriba a abajo y palpe esas partes que aunque no pareciera, estaban heridas.

No importa lo que hagas, o con quien estés, siempre serás mía

Esas palabras, horribles palabras que me dejaron marcada de tantas formas

Mire mi muñeca izquierda

—Vamos, si puedes–me dije a mi misma para darme valor—. Será rápido. Así todo acabará... Solo un último dolor, y todo acabará–dije cortando mi muñeca y chillando de dolor

Malditos recuerdos

Su risa

Esa sonrisa angelical. Esa forma tan inocente de ver la vida. El amor incondicional que desmotraba hacía mi. Eran pocas de las razones por las que la amaba tanto.

𝕄𝕖 𝕖𝕟𝕒𝕞𝕠𝕣é 𝕕𝕖 𝕞𝕚 𝕟𝕚ñ𝕖𝕣𝕠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora