11. Calma antes de la tormenta

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Sacándose su abrigo, Seungcheol le dio un vistazo rápido a su sala; Kkima no estaba allí. Lo que explicaba que no hubiera corrido a su encuentro. Dejando el paraguas a un lado, se dirigió escaleras arriba. Su andar fue lento mientras desprendía de los primeros botones de su camisa y apenas cruzó la puerta de su dormitorio, fue atacado por un cachorro emocionado. El pequeño saltó en un intento por llamas su atención. Riéndose, de agacho para acariciarlo.

Fue breve pero eso bastó para contentar al can.

—¿Estuvo todo el tiempo a tu lado?— preguntó una vez se enderezó, con sus ojos fijándose en el pelinegro.

Jeonghan, sentado en su ventana abierta, asintió—. Desde que le di de comer. Te digo, es un interesado.

El moreno rodó sus ojos con fastidio fingido y se dirigió a su armario, en busca de prendas más cómodas. A sus espaldas escuchó el débil tarareó del más joven. Llevaba en su casa cuatro días, según las palabras textuales del mestizo, le daría una mano a falta de la suya. Y hasta el momento lo había hecho; al cambiar sus vendas, ayudar en la cocina o en la limpieza. Al principio le dijo que no era necesario, porque en verdad no lo era, su zurda limitaba su movilidad pero aún tenía su diestra y podía manejarse con ella bastante bien. Pero como anticipaba, fue ignorado de manera olímpica. Como si no hubiera dicho nada porque; está bien para mi, no lo pienses tanto.

Y allí están, dejándolo hacer lo que quiera porque no afectaba a ninguno y en realidad aquello les funcionaba.

—Estoy aburrido.

Con su nueva remera puesta, el vampiro mayor se giró sobre sus talones y se dispuso a pensar en una respuesta que pudiera brindarle. Fuera llovía y estaba nublado y a diferencia de los humanos que veían este tipo de climas como desventajas, para su especie era una bendición. No había sol que los dañara y podían andar por ahí con absoluta tranquilidad, sin tener que tomar un sin fin de precauciones.

Era magnífico y de alguna forma liberador.

Tomándolo en cuenta le dijo:

—Puedo llamar a Minghao para que salgan, le caes bien.

—¡Incorrecto!— anunció su amante, apuntándole con un dedo—. Respuesta equivocada.— agregó con calma y sacudió su cabeza a la par que se encaminaba hacia él—. ¿Qué haré contigo?— susurro en un lamento exagerado una vez estuvieron a escasos centímetros y Jeonghan apretó sus mejillas hasta hacerlo abultar sus labios—. A mi también me cae bien, no lo malentiendas. Parece menos hostil y es simpático, bastante carismático. Y no quiero decir que los otros no lo sean, sólo que ya sabes, no es como si en verdad yo les agrade y...

—Te estás desviando del tema.

—Cierto, pero no se lo digas a tus amigos. No quiero problemas.— Seungcheol se limitó a dar una afirmación gutural, impaciente por recibir una contestación a su interrogante no formulada; ¿qué estuvo mal con su respuesta?—. Eres listo pero no lo suficiente como para saber leer entre líneas.— indicó luego de un chasquido, procediendo a soltar sus mejillas—. Estoy aburrido, pero no quiero hacer algo con mis amigos y mucho menos con los tuyos.

—¿Quieres hacer algo conmigo?— preguntó, y el más joven dio aplausos al aire en celebración de su acierto—. Pudiste sólo decirlo, habría sido más práctico.

Su criatura resopló—. Le quitas lo entretenido a la vida.

—Tal vez, pero tengo razón.

—También tienes que soltarte un poco.

El noble decidió pasar de esa ligera provocación y en su lugar, se dispuso a considerar la sugerencia del mestizo. Eran alrededor de las siente y no se había traído mucho trabajo consigo así que, ¿por qué no?

Bloodiest - Jeongcheol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora