17. Desacuerdos y tensiones

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Seungcheol no llevaba ni tres minutos sentado cuando la puerta de su oficina fue abierta y el trío de sus amigos ingresó sin antes pedir permiso. De ellos, Minghao fue quien invadió su espacio personal y se le tiró encima sin ninguna consideración, rodeándolo fuertemente por el cuello. Su humor era tal que no le importó y lo dejó ser. Un abrazo no lo mataría.

Incluso la mirada irritada y reprobatoria de Junhui le pareció insignificante. Era quien menos la merecía allí. Ambos lo sabían, pero ese era ya otro tema.

—¿Lo solucionaron?

Fue lo que éste mismo le preguntó, sin rodeos y con una evidente pizca de impaciencia. Por favor, si ni siquiera se pudieron esperar al descanso de la tarde.

—¿Eso parece?— preguntó en su lugar.

—Es obvio para nosotros qué hay un cambio, ¿entonces?

El pura sangre se permitió ladear una sonrisa indescriptible, claro que sería obvio para ellos, lo habían observado hasta el punto de desgastarlo. Si no se daban cuenta eran estúpidos. Él mismo noto como su cuerpo ya no estaba rígido, principalmente en la zona de su entrecejo. Ya no había tensión o un surco que le causara pesadez a su mirada. Aparte de que estaba concentrado en el trabajo como debía de ser, no sólo permanecía sentado, presente de manera física. Sino que cumplía con su función y era partícipe de sus reuniones. El contraste era grande.

—No lo solucionamos pero pudimos hablar.

Y Seungcheol no creía que hubieran mayores inconvenientes si era honesto con ellos, ¿qué podría pasar? Responder a sus preguntas era mejor que soportar sus quejidos y sus miradas agudas siguiéndolo en un intento desesperado por adivinar qué sucedía en su vida.

—¿No es lo mismo?— quiso saber Minghao todavía sobre sus hombros.

—No hay una resolución como tal, así que no, pero podríamos decir que es algo parcial.

—¿Y eso es bueno, no?

—Por supuesto, mejor que estar en un limbo.

El castaño se rió por lo bajo ante su comentario inofensivo, pero fue el único, delante de ellos, Joshua y Junhui cruzaron miradas por unos escasos segundos. Y de ese par, quien habló fue el primero.

—Entonces, si entiendo bien, ¿no rompieron?

—Sólo le di más tiempo para que pensará qué quería hacer.

—¿Así nada más?— cuestionó con incredulidad sincera—. Te ignoró por casi un mes, ¿recuerdas eso?

Al percatarse de lo rápido que la situación escalaba a una menos amistosa, Minghao suspiró y se alejó de él. Desentendiéndose como solía hacer cuando la tensión los engullía. Y esta vez decidió tomar asiento en su único sofá allí; apegado contra su rincón derecho.

—Lo recuerdo, ¿pero tú saber por qué lo hizo?

Su amigo vaciló el momento de responder y sus ojos cafés por un segundo se apartaron de los suyos. Evasivos. Junhui por otro lado le miró con mayor interés, quería saber tanto o más como el único convertido como ellos.

Tras respirar con profundidad, Seungcheol hizo su libreta y manuscrito a un lado. Si sus venas curiosas picaban con semejante desesperación por algo de información, se las daría. ¿Qué más daba? Oponerse nunca lo llevaba a ningún sitio.

—Cometí algunos descuidos con él y ante mi mala alimentación, lo ataqué.— confesó con simpleza, como si no fuera la gran cosa. Observándolos detenidamente—. La misma mierda que hiciste tú.— agregó de manera deliberada hacia Junhui—. Pero yo si estaba fuera de mis sentidos, y aunque fue sólo un momento, las cosas se salieron de control. Pensó que lo quería comer, ¿no es ridículo?

Bloodiest - Jeongcheol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora