Había abrazado a Huening Kai...Y no fue cualquier tipo de abrazo, sino que había sido particular, honesto, amable. No recordaba la última vez que había sido partícipe de esa clase de contacto físico. ¿Cuándo había sido la última vez que lo habían abrazado? Se empeñó en desempolvar memorias de la infancia, más, simplemente existían momentos donde sus progenitores preferían ser frívolos y de palabras afiladas para cualquier tipo de asunto. En una ocasión, se resbaló en las escaleras, por lo que acabó rodando hacia abajo unos cuantos peldaños; su madre quiso tomarlo entre sus brazos por el susto, por mero instinto, pero se abstuvo una vez que el señor Choi la miró con desdén. Por fortuna, no pasó de moretones y dolores musculares, aunque sí había dejado una marca permanente en Yeonjun.
Estuvo obsesionado durante días con el abrazo, su mente desataba idea tras idea cuando hallaba una nueva fijación, todo para que pudiera dar con la posible manera de ejercer control, y, a su vez, encontrar seguridad una vez que tuviera las cosas dominadas.
Entre sus varias inquietudes también estaba la gran revelación de Kai, la que decidió creer. Si bien podría estar siendo perfectamente engañado por un chico del cual sabía casi nada, se había dejado llevar ante sus instintos, ante una crédula corazonada. Pero no se trataba tan sólo de un salto de fe, era como si todo este tiempo estuviera perdido en un vasto océano, y, la brújula que siempre había estado averiada, por fin le estaba indicando la dirección a tomar. La aguja daba vueltas enloquecida, pero, en presencia del rubio, apuntaba hacia él sin falla.
Como fuera, ya no podía retractarse. De hecho, ni siquiera lo pensó dos veces cuando aceptó ir a la casa del joven. Kai le había propuesto reunirse para proseguir con la plática que habían dejado interrumpida. Había muchos cabos sueltos aún, por supuesto iba con la intención de obtener mayor información. Por supuesto que no se trataba de que necesitaba verlo de nuevo...
Yeonjun detestó lo lento que transcurrió la semana, estuvo de mal humor hasta que por fin el sábado llegó. Si hubiera seguido su rutina como de costumbre, recién despertado se prepararía la misma taza de café de siempre, de la misma marca de siempre, con los mismos procedimientos; y, apenas acabara, cumpliría con las tareas domésticas hasta que estuviera libre, así se echaría a la cama para mirar películas. Contrario a eso, desmanteló su armario con el objetivo de conseguir la mejor combinación de prendas que tuviera, y, luego de probar varios conjuntos, halló algo lo suficientemente decente pero sin ser demasiado ostentoso: unos jeans claros de corte regular con una playera lavanda de mangas largas; para protegerse del frío (y para estilizar) optó por un saco largo de cuero negro que hacía juego con el cinturón y botas del mismo material y color. Estuvo satisfecho con su aspecto al ver su reflejo en el espejo. Había olvidado que gozaba de un afinado sentido de la moda, ya que, al tener que utilizar diariamente su banal uniforme, era innecesario analizar qué ponerse. Acomodó su cabello con un poco de gel, tomó uno de los bolsos que usaba para ocasiones casuales, y salió.
Se dirigía a una cafetería que había descubierto en una de sus caminatas de regreso a casa, desde afuera lucía moderna y agradable, lo que le gustaba bastante. Cada vez que pasaba cerca, se prometía visitarla en alguna ocasión, pero el plan acababa olvidado al igual que las demás actividades que Yeonjun tenía en una lista titulada: "cosas que quiero hacer para romper con la rutina".
¿Qué más importaba? Recién se enteró de que existen personas con capacidades sobrenaturales, ir a un sitio nuevo a pedir un café en vez de repetir, como en bucle, lo mismo que cada día no lo iba a matar. También había sido una excelente excusa para arreglarse un poco, así, cuando llegara la hora de ir a casa de Kai, evitaría sentir que daba pena ajena por haber dedicado esfuerzo en su aspecto.
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Melody searchers |YeonKai|
Fiksi Penggemar¿Cómo era posible que Kai encontrara cualquier cosa perdida? ¿Cuál era su secreto? Yeonjun no se lo podía quitar de la cabeza, parecía como si hubiera estado esperando ese momento y a esa persona para así la vida diera un vuelco y dejara de ser tan...