Las nubes gigantes se acentaban en la inmensa montaña mientras dejaban caer heladas gotas de agua que empapaban a las personas que iban y venían de un lado a otro llevando cosas y cosas consigo.
El viento frío soplaba y mecía los árboles quienes susurraban al aire secretos que todos desconocían. Los tambores sonaban muy lejos y algunos cánticos bailaban en la misma dirección en la que el viento huía, unas voces melodiosas que levantaban aún más el animo de los habitantes.
En la cima de la enorme montaña se encontraba un castillo gigante, con picos que se alazaban amenazantes, la construcción era imponente y aún a lo lejos se podían observar enormes telones que se ondeaban en cada pico: rojas, azules y blancas.
El castillo era una construcción de mera piedra, como debe ser, tan rústica y aterradora sin embargo, tan imponente que daba la sensación de que el rey que vivía en ella era un tirano poderoso.
El viento en aquel castillo rugía como leones hambrientos, meciendo de un lado a otro las "banderas" en los picos, más el interior del castillo estaba en una calma absoluta.
Recostado en su enorme cama con vestiduras de seda fina y de colores cálidos; un hombre leía tranquilamente un libro.
La luz opaca del día entraba por su balcón e iluminaba parte de la habitación. El hombre se veía tan tranquilo mientras sostenía el libro con sus delgadas y fuertes manos adornadas con venas azules.
― Su Majestad, el baño está listo.―
Una chica entró mientras se inclinaba profundamente en la puerta, hablando lo suficientemente fuerte para que el rey recostado la escuche.
― Bien.―
Una voz profunda e hipnótica. La chica salió rápidamente sin atreverse a darle la espalda hasta que haya cerrado la puerta ante ella.
El hombre dejó de lado el libro, a simple vista: uno muy antiguo, con grabados exquisitos y una pasta extremadamente dura.
Se acercó al balcón y fué entonces que la luz cegó sus azules ojos, en las sienes pequeñas escamas de color rojizo, tan pequeñas y casi transparentes que casi parecían simples adornos elegantes.
― Ojalá no hayan disturbios.
Suspiró con pesadez mirando al cielo, era el gran día y temía que algo lo arruinara. Se giró y con su caminar elegantente salió de su habitación encontrándose con la chica de hace unos minutos.
Mientras el rey se preparaba para un delicioso baño ciertas personas luchaban para sacar sus pies del barro.
Allmanis tiraba del brazo del rey demonio y el rey demonio sostenía la mano de la chiquilla que estaba con el barro hasta las rodillas.
Los caballos que tranquilamente comían fresco pasto húmedo movían sus orejas mirando con vergüenza a los dos reyes que estaban en aquella situación.
― ¡Ma-Maestro!
La niña decía mientras sentía los tirones del demonio. Allmanis frunció sus cejas y soltó a Quauhtemallan quién lo miró con duda.
― ¿Cómo es que terminamos aquí?
Bueno, venían luchando con el barro desde hace varios kilómetros atrás, era un camino ancho y todo estaba lleno de barro, los caballos si bien podían hacerlo con mucha dificultad ellos solos con ellos encima se movían muchísimo más lento, además no eran caballos adultos, a pesar de parecer altos y poderosos eran unos enclenques.
Estuvieron bien y avanzaron más rápido cuando se bajaron de los caballos y caminaron por ellos mismos, eso hasta que se atascaron aquí.
― ¡Ugh!
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KÖNIGE
Fanfictionꕀ ➤◞♡° 𝙆Ö𝙉𝙄𝙂𝙀 𝙰𝚕𝚎𝚖𝚊𝚗𝚒𝚊 𝚡 𝙶𝚞𝚊𝚝𝚎𝚖𝚊𝚕𝚊 · · ─────── ·𖥸· ─────── · ̿̿❇― +18. ̿̿❇― 𝘓𝘦𝘯𝘨𝘶𝘢𝘫𝘦 𝘷𝘶𝘭𝘨𝘢𝘳. ̿̿❇― 𝘔𝘦𝘯𝘤𝘪ó𝘯 𝘥...