Pov Abril
Estaba caminando sola por las calles de Monterrey después de mis prácticas. Me dirigía a la mejor cafetería de la zona, aquella que me había acompañado desde mi infancia. Pasé muchas tardes en su bodega, haciendo tarea mientras mi madre terminaba su turno o mi padre llegaba a recogerme. A veces me dejaban encargada con María, la dueña, mientras mis padres intentaban encontrar a mi hermana.
Entré a la cafetería, haciendo sonar la campana. Mary me miró con su habitual sonrisa.
-Mi Abi, ¿qué haces por acá tan tarde?
-Hola, Mary. Apenas salí de la escuela, con eso de que me cambiaron el horario.
-Ya veo, ¿y qué tal? ¿Ya está más pesada tu carrera?
-La verdad, las clases son fáciles, pero es cansado ahora que ya voy a hospitales -dije riendo.
-Ay, mi niña, yo sé que eres muy inteligente y puedes con eso y más. Ahora dime, ¿qué vas a querer?
-Un café y una rebanada de pay, por favor.
Después de que me entregó la comida, me senté en la mesa más escondida de la cafetería para terminar mi ensayo. Con la confianza que había entre nosotras, Mary cerró el local y me dio mi café para llevar.
-Cualquier cosa que necesites, puedes entrar a la casa, Abi -dijo Mary antes de irse a dormir.
Me puse manos a la obra y empecé a trabajar en mi proyecto.
A las 01:38 a.m., miré la hora en mi reloj.
-Mierda, ya debería estar durmiendo; mañana tengo prácticas -murmuré para mí misma.
Subí el volumen de mis audífonos al máximo, concentrada en mi trabajo, cuando vi a alguien sentarse en la mesa frente a mí. Me quité los audífonos y la miré.
-Disculpa, ya está cerrado -dije, notando que efectivamente la puerta estaba cerrada con seguro y candado.
-Lo sé, soy amiga de la dueña -respondió con una sonrisa.
-¿Cómo entraste aquí? La puerta tiene seguro y es muy tarde.
-Tengo mis trucos, además soy amiga de la dueña, como ya te dije -dijo, dándole una calada a su vape.
-No puedes fumar aquí.
-Eso también lo sé.
-¿Y por qué lo haces?
-Nadie me va a decir nada, Abril -me dijo sonriendo mientras se recargaba en la silla.
-¿Cómo sabes mi nombre?
-Te lo dije, soy amiga de la dueña. ¿Lo recuerdas?
-Bien, voy a terminar mi proyecto -respondí, queriendo volver a ponerme los audífonos, pero ella tomó mi mano.
-¿Podemos hablar?
-No te conozco.
-Oh, lo siento, qué maleducada soy. Soy Samantha Rivera, dime como quieras, no me molesta -dijo sonriendo y estirando su mano.
-Abril -respondí, tomándosela y sintiendo un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Su mano estaba helada.
-Bueno, ahora que nos conocemos, ¿qué estudias?
-Medicina.
-Oh, qué bien. ¿En qué semestre vas?
-En el onceavo.
-Eso es genial, uno más y acabas.
-Sí -contesté, algo seca.
-¿Tienes novio?