My Ballerina | soukoku AU

To the final

Habían regresado dentro de las instalaciones para poder escuchar quienes pasaron a la final del concurso, final donde Dazai si quería estar presente para ver a la pelirroja.

– Chuuya Nakahara, eres elejida para ir a las finales.-

Su sonrisa se extendió de oreja a oreja al escuchar su nombre. A su lado estaba Dazai, quien la abrazo por la espalda y le susurro palabras de aliento.

Estaba feliz, sí. Pero también estaba nerviosa, había otras cuatro participantes que lograron llegar a la final, y entre ellas estaba Gin Akutagawa, la única chica que estaba a su nivel, básicamente el orgullo de aquella escuela.

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– I love you and me, dancing in the moonlight...- susurro la pelirroja mientras veía desde su teléfono la letra de la canción que iba a presentar.-

– ¿Qué canción es?.- preguntó el castaño, quien estaba detrás de ella abrazándola, ambos sentados en la habitación de Dazai.-

– You and Me.- tenía solo un poco de tiempo antes de presentarse, pues le dieron dos semanas para poder hacer una buena presentación. Pero los nervios le ganaban y solo llevaba unos cuatro días practicando la canción elegida.-

– Te ves nerviosa. Relajate un poco, lo harás bien.- beso la mejilla de la pelirroja repetidas veces, haciéndola reír un poco.-

Eran las ocho de la noche, un fin de semana con dos adolescentes enamorados que les dieron permiso de verse unas horas a solos. Nadie en la casa, solo ellos dos teniendo hasta las diez de la noche antes de que el hermano de la pelirroja pasara por ella.

– Estoy tratando de prepararme... Ocupo ganar a toda costa.- Dazai rodo los ojos ante la respuesta de la muchacha.-

– Yo tengo una forma en la que te puedes desestresar un rato.- Chuuya alzó una ceja ante la intriga.-

– ¿En serio? ¿Cuál?.-

El chico ni siquiera respondió, solo la cargo sin previo aviso y la llevo hasta la cama. La muchacha no entendía nada, pero todas esas dudas se fueron cuando vio como Dazai se posicionaba entre sus piernas y le alzaba un poco la falda para comenzar a besar sus muslos.

– ¡Osamu, las hormonas!.- y posteriormente le dio un pequeño golpe en la cabeza.-

– Ahh... Yo que estaba tan emocionado de ayudarte...- y ahí estaban, los ojos de cachorro pateado que siempre ponía cada qué quería algo.-

– Ugh... No te sobre pases...- de nuevo había caído rendida por él.-

Cuando hablaron acerca de una relación, nunca se le cruzó por la cabeza tener que cuidar de Osamu como si fuera un cachorro bebé malcriado que ocupaba atención 24/7. Sí, un muchacho de 1,70 que ocupaba de atención siempre y que para acabarla, era un caliente si así lo deseaba.

Fue ahí cuando el pequeño gran cachorro comenzó a besar sus muslos nuevamente. Era una sensación rara, pero no le disgustaba en lo absoluto, incluso se puso a soltar unos leves jadeos ante la sensación, que si bien era rara, también era agradable.

Los besos pasaron a ser leves mordidas, y con ello también trajo algunos chupetones que no tardaron en marcarse de más por su pálida piel. El como se acercaba cada vez a su intimidad hizo que se estremeciera, pero su (casi) novio no hizo más, se alejo ya que prefería darle su espacio a la chica, tampoco la iba a obligar a ir más lejos de lo que ella deseara.