II

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Magnus se miró al espejo, era muy extraño verse a sí mismo con la ropa de los guardias del palacio pero había insistido a su padre para supervisar muy de cerca a los donceles que serían prospectos a su futuro esposo y emperatriz. El principe heredero no haría aparición en la mayoría de las pruebas, ante todos, el Emperador sería quien supervisaría todo. Magnus haría el papel de un guardia de confianza que estaría cerca de su majestad y al mismo tiempo supervisaría las pruebas sin alertar a los donceles.

- ¿Está listo, Alteza?

Preguntó su guardia personal y amigo de toda la vida.

- Será mejor que empieces a llamarme por mi nombre o echarás a perder el plan, Ragnor.

El nombrado hizo una cara extraña.

- Llamarte por tu nombre me hace sentir enfermo

Dijo el chico pero cumplió con no llamarlo Alteza, lo que era un gran gran avance.

- Entonces no digas mi nombre, pero tampoco me llames Alteza. Ahora vámonos que deben estar por llegar.

Ellos salieron de su recámara y caminaron hasta la puerta Sur dónde habían citado a los donceles para hospedarlos en esa parte del palacio, había residencias lo suficientemente grandes para que todos pudieran quedarse los diez días que durarían las pruebas más el día de llegada. Habían más de cien prospectos pero conforme los fueran eliminando, habría más espacio para los finalistas.

Llegaron hasta la puerta que fué abierta por otros guardias.

Magnus y Ragnor vieron un desfile de carruajes por largo rato, hasta el momento no habían podido observar a ningún prospecto, todos habían llegado de esa forma, siendo auxiliados por sus sirvientes y llevados hasta la puerta de la residencia dónde al fin bajaban y los sirvientes los conducían a sus habitaciones con sus baúles de ropa.

- Todos traen equipaje cómo para quedarse un mes

Dijo Magnus con desagrado, no le gustaba que la mayoría se sentían demasiado seguros de permanecer en palacio. Además, los guardias estaban teniendo problemas pues los donceles insistían en que necesitaban a su séquito de sirvientes y Magnus había ordenado que no permitieran quedarse a ningún sirviente, sólo los prospectos podían entrar, lo cuál desencadenó muchas quejas, más de aquellos con familias nobles.

- ¿Falta mucho? Llevamos horas aquí

Se quejó Magnus haciendo reir a Ragnor.

- Debo recordarte que tú insististe en estar presente

Dijo su amigo tomando la lista de nombres de manos de otro guardia y verificando que casi todos los nombres estaban tachados.

- Falta el doncel de la familia Lightwood

Magnus no tenía idea de quién era, seguramente un señorito demasiado seguro de sí mismo cómo para llegar tarde.

- Tendremos nuestro primer eliminado, al parecer...

Magnus fué interrumpido por el relinchar de un caballo y el sonido de cascos golpeando la tierra.
Fué extraño, todos los carruajes avanzaban despacio para no incomodar a sus ocupantes. Pero sus dudas se dispersaron cuando vió al chico que venía a lomos de un pura sangre negro.

Su cabello era del mismo color que el animal, su vestimenta destacaba por la elegancia y sencillez, no se veía su equipaje por ningún lado y ese rostro fuera de lo común lo habían deslumbrado.

- Te comerás una mosca si no cierras la boca

Se burló Ragnor devolviéndolo a la realidad mientras el doncel llegaba a las puertas y desmontaba de un salto sin haberles dado tiempo a acercarse para ayudarlo.

Compitiendo por un amor #malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora