El oido me pita, me duele la cabeza, me pesan los músculos del cuerpo, siento la barriga vacía.
Intento abrir los ojos, pero mi cabeza está a punto de estallar.
-Como no se despierte ya va a ser la primera en morir- oigo
Mis ojos se abren instantáneamente, una ola de rabia me recorre las venas, no voy a ser la primera en morir, lo tengo claro. Si estoy aquí no es para ser una más en este juego del gobierno, sino para ser yo la que juegue con el gobierno y con toda la gente que ve esto como algo admirable.
Echo un vistazo rápido a la zona, es una habitación blanca con techo alto rodeada totalmente por cristaleras que permiten que los primeros rayos de luz del día alumbren de manera tenue la habitación.
Junto a mi cama, hay otras 3, a mi lado, un hombre algo mayor que yo, me mira con rabia, tiene los ojos verdes y el pelo rapado, y, cuando se levanta observo que es bastante bajito.
Por la forma en que me mira, podría jurar que es el que dijo que iba a ser la primera en morir.
En otra de las camas, un chico rubio está leyendo ensimismado un libro, lleva gafas y, a juzgar por su pelo alborotado, diría que se acaba de despertar.
Estoy observándolo cuando me devuelve la mirada, tiene unos grandes ojos negros y penetrantes.
-Estaba empezando a pensar que el sedante te había dejado en coma- dijo entre risas-soy Marco, encantado.
-¿Cuánto llevo dormida?- le respondo desconcertada. Está amaneciendo, así que calculo que unas 16 horas, pero no estoy segura, quizás lleve más tiempo, de ser así, me podría haber perdido alguna prueba, no, no, no me puede pasar esto.
-Llevas 3 días durmiendo como una marmota, pero tampoco te has perdido mucho, charlas de la presidenta explicándonos que esto es por un futuro mejor y poco más-responde.
Me siento algo aliviada, por una parte sé que no hubiera soportado esas charlas ni durante 3 minutos, no soporto a la presidenta Bell, su discurso siempre está envuelto en capas de falsedad, como si cada palabra estuviera cuidadosamente diseñada para ocultar verdades incómodas. La manera en que presenta sus decisiones como beneficiosas para todos suena hueca, como si estuviera interpretando un papel en lugar de liderar con autenticidad.
Lo que más me irrita es su habilidad para desviar la atención de los problemas reales. Siempre encuentra una forma de enmascarar la realidad detrás de un velo de política. Se muestra como la defensora del pueblo, pero sus acciones dicen lo contrario. Cada medida parece destinada a consolidar su propio poder en lugar de mejorar la vida de los ciudadanos. Y, lo más irritante de todo es que toda la población parece idolatrarla, la tratan como si fuese la salvadora de la sociedad cuando es todo lo contrario.
¿Es que la gente no se da cuenta?
-Normalmente la gente se presenta con su nombre, ¿sabes?
La voz viene de la otra punta de la habitación, me giro y lo veo.
Está apoyado en la última ventana de la pared, con un cigarro en la mano. Se apoya en el alféizar. Sus ojos verdes me miran, vacilante, y su semblante serio hace que un escalofrío me recorra todo el cuerpo.
-Vaya, no tenía ni idea, me llamo Zoe- respondo irónicamente
-Zeus, encantado.
Me parece ver que tras esa máscara de indiferencia esboza un intento de sonrisa tras mi respuesta.
De repente, una bocina fuerte hace retumbar todas las paredes de la habitación.
-Hora del desayuno y de la única comida que tenemos en el día-dice Marcus alegremente.
-¿Una única comida? ¿Por qué?
-Para las pruebas, los alimentos distorsionan los resultados, debemos acostumbrarnos- responde Zeus mientras su mirada continúa perdida mirando a través de la ventana.
Me levanto dolorida y voy directa al baño, me aseo rápidamente con algo de agua del lavamanos y una pastilla de jabón, me pongo la ropa que tenemos asignada, unos pantalones negros apretados y una camiseta negra de tirantes. No es el tipo de ropa que estoy acostumbrada a llevar, y una corriente de inseguridad atraviesa todo mi cuerpo, pero no hay tiempo para esto.
Salgo del baño y solo queda Zeus en la habitación.
-¿Dónde esta el comedor?-le pregunto
Él me recorre de la cabeza a los pies con la mirada, tira el cigarro por la ventana y responde.
-Sígueme.
Los dos salimos de la habitación y atravesamos un pasillo completamente opuesto a la habitación. Este es completamente negro, sus techos son tan bajos que provocan algo de agobio, de hecho, Zeus casi los toca con el pelo.
Mientras caminamos, el mantiene silencio, tan solo puedo oír nuestros pasos resonando en el eco del pasillo, lo miro a veces, pero él no parece interesado en entablar ningún tipo de conversación. En el lado derecho de su cuello, tiene un tatuaje, no puedo ver exactamente lo que es, la capucha de la sudadera lo oculta, pero, no puedo evitar intentar descifrarlo.
Tras los 3 minutos más largos de mi existencia llegamos al comedor, es una sala circular, con una cúpula como techo. Las mesas se encuentran dispuestas de manera meticulosa para formar una estructura geométrica perfecta. Cada una de ellas está cubierta por un mantel y una vajilla reluciente.
No puedo evitar comparar este comedor y la comida que están sirviendo (cordero asado con patatas, pastel de patata y queso con bechamel gratinada y tarta de manzana caramelizada recubierta de una lámina de hojaldre crujiente) con el comedor y la comida de mi hogar. El gobierno no se molesta en ofrecerles recursos a los necesitados, y es por eso que siempre hemos vivido con lo justo para no morir deshidratados o por desnutrición.
Pienso en mi padre, ¿estará bien? ¿Cómo va a hacer el pan si yo no le robo levadura al padre de Cloe?
Entonces, me doy cuenta, es algo que no puedo evitar, tengo miedo, y, como no va a desaparecer, debo aprender a vivir con él.
Seguimos avanzando y nos sentamos en la mesa con Marco, el rapado de la habitación, cuyo nombre no sé y con otra chica. Es la primera chica que veo en el complejo, es pelirroja y tiene unos grandes ojos verdes, la miro y le sonrío.
-Me llamo Ana, encantada- me dice antes de darme dos besos en las mejillas.
-Zoe, igualmente-le respondo.
-Me llamo Harry, en la habitación no he causado muy buena impresión, pero tu gran descanso me estaba empezando a molestar- me dice el rapado rancio de la habitación.
-No importa, solo quiero saber de qué va todo esto-respondo.
-No lo sabemos, es secreto hasta que dentro de 2 días, es el plazo máximo para que todos los participantes se despierten-responde Marco.
-No pienso esperar 2 días-declara Zeus.
Las palabras de mi padre resuenan en mi cabeza mientras la conversación en la mesa continúa.
''Debes fijarte en cada detalle''
Realmente por ahora no hay detalles, solo me sorprende lo diferentes que son Marco y Zeus, Marco parece incluso a favor de La Selección, como si para él todo esto fuera necesario, como si él sí que se creyese todas las palabras sin sentido y promesas huecas que pronuncia la presidenta Bell en cada discurso.
Por otra parte, Zeus, es difícil de descifrar, pero, por su comportamiento, diría que es todo lo contrario.
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Orden en caos
ActionEn el oscuro teatro de La Selección, Zoe desafía el control del gobierno. Entre numerosas pruebas y la lucha por la supervivencia, su corazón se enreda en una red de emociones que desafían las reglas impuestas por una sociedad implacable. En este mu...